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psicoterapia

un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

No se si os habéis dado cuenta pero vivimos una época muy folcklórica y petarda con ésto de las terapias alternativas y la psicoterapia oficial.

Ya todo el mundo es chamán, terapeuta, sanador, liberador de almas, facilitador cuántico y todas éstas cosas que tanto relumbrón dan y que tanto venden.

Y ya todo psicólogo titulado se cree que está capacitado por el hecho de tener el certificado universitario (pero sin tener las horas de terapia individual preceptivas propias, ni la formación y experiencia clínica adecuada) para el ejercicio de su profesión.

Para desgracia de la gente, que ha de sufrirlo, el mundo de las terapias alternativas, las terapias de escucha, consejo y acompañamiento y las terapias psicológicas se ha convertido hoy en un circo en el que no solo hay magos adulteradores de la realidad, sino muchos vendedores de humo, por no hablar de payasos, acróbatas, domadores y demás farándula de lo etérico, lo esotérico, lo terapeútico y lo psíquico.

Pero la verdad no se le escapa al ojo entrenado.

Cuando aprendes a mirar, ves las neurosis de los demás (como también ves la tuya) a kilómetros.

Una amiga mía, psicóloga y psicoterapeuta está escandalizada.

Dice que nunca en toda la historia de la humanidad ha habido tanto farsante, tanto irresponsable y tanto tonto con iniciativa en ésto de las terapias y la psicoterapia como ahora.

Ella no discrimina entre terapeutas, sencillamente ve los que tiene preparación adecuada y los que no la tienen.

Y no, un título universitario o un master en clínica no facultan para tener preparación a nivel efectivo, como queda demostrado por la legión de psicólogos incompetentes de ciertos paradigmas de la psicología que sostienen ilusamente que uno no ha de ser paciente antes de ser terapeuta, o que uno no necesita un buen número de horas de terapia antes de ejercer la terapia con los demás.

Lo peor es que tengo grandes tentaciones de darle la razón a mi amiga.

Por ejemplo, ves a la gente hablar y dar sus charlas en los vídeos de youtube y primero les ves el eneatipo, y encima se lo ves bien, como agigantado, así sin que ellos hagan nada especial por enseñarlo, se les desborda, les sale solo.

El eneatipo es la neurosis, la patología de cada uno.

Y entonces te preguntas qué hace alguien sin su propia miseria resuelta dando explicaciones sobre cómo resolver las miserias de los demás.

Da lo mismo si es psicólogo, chamán, terapeuta de ésto o de aquello.

Se te caen las muelas al suelo.

Cuando el eneatipo de alguien canta de esa manera (por soleares y a voz en grito) es que la persona tiene poco o ningún trabajo personal de introspección y sobre sí mismo, es decir, está en la innopia, por mucha conciencia que se crea que tiene y muchos cursos que haya recibido y muchos títulos de todas las clases que se haya sacado y muchas conferencias que de y muchas salas que llene y películas que te quiera contar.

Vivimos en un mundo en el que hay mas terapeutas que pacientes y clientes.

Todo el mundo ya se siente facultado para dar cursos, formaciones e impartir la curación a dos manos usando los más diversos métodos.

chamán terapeuta

Nuevos terapeutas

Unos son telepredicadores, otros estrellitas del pop traspasadas a la terapia, otros antiguos oradores del mundo de la empresa, reconvertidos a chamanes de púlpito y pelotazo en hora y media, que sacuden al respetable y le dejan igual que estaba, pero convencido de que lo mismo su vida ha dado un giro radical en veinte minutos.

Porque la realidad es ésta… ¿Cuántas horas, años de terapia personal, cuanto crecimiento personal serio tienen la mayoría de éstos gurús del desarrollo y el crecimiento que nos invaden como si fueran una plaga?

¿Cuánta formación clínica efectiva poseen para abordar problemas de salud mental concretos, patologías severas o disfunciones de todo tipo como se presentan durante una sesión?

Miradlos bien, están llenos de grietas…

Vanidosos sin la vanidad revisada, fóbicos echando pestes por la boca y proyectando su ira, tipos mentales mareando la perdiz desde la cabeza y hablando de conceptos que ni sienten ni experimentan en el corazón, o sujetos corporalmente anestesiados que se mueven como con un palo metido por la trastienda hablándote de conciencia corporal; fraudulentos, en resúmen, vendiéndote sus mentiras, psicólogos cargados de razón científica sin sus temas personales revisados…. ingenuos que se creen sus propios delirios, de todo hay.

Pantera Rosa en terapia

Cuando incluso los psicólogos titulados salen de algunas facultades del mundo sin las horas de terapia propia necesarias para hacer un buen trabajo con otros, cuando no han sido pacientes antes que terapeutas, cuando no tienen su propio recorrido hecho, algo huele a podrido en Dinamarca.

Lo peor sucede en las redes sociales.

Ves a algunas de éstas personas en sus vídeos que hablan de la problemática de los demás como si ellos supieran en verdad algo de eso.

O que hablan de su propia problemática pero desde la cabeza, sin estar conectados, solo haciendo un análisis racional de lo que les pasa o enseñándonos sus miserias cuando nadie se lo ha pedido (es bastante irrespetuoso, invasivo y hasta egoíco contarle a tu paciente o tu cliente tu propio drama, es una invasión fragante de su espacio terapeútico y una falta de respeto hacia él… tu no eres la estrella ni el foco, ellos lo son) y, como me comentaba ésta amiga, lo que falta en general en el mundo de lo terapeútico, que incluye toda suerte de psicoterapias, acompañamientos, counselings, coachings, constelaciones, codificaciones, biodescodificaciones, neuroemociones y demás, es mucha introspección y mucho trabajo serio con uno mismo antes de ponerse a trabajar con los demás.

Aquí hay un buen artículo sobre el tema:

http://www.huffingtonpost.es/miguel-angel-rizaldos/menos-coaching-y-mas-psicologia_a_23259948/

Estoy parcialmente de acuerdo con mucho de lo expuesto, pero el artículo queda cojo, pues no aborda con verdadero sentido autocrítico la posición de los psicólogos, muchos de los cuales no han hecho su propio trabajo personal interior y no están preparados para ser los terapeutas de nadie, porque, entre otras muchas tareas pendientes, aún no han sido pacientes y no han sanado lo suyo.

No solo hay que aprender técnicas y protocolos, no solo hay que sacarse un título o un máster… hay que estar un poco resuelto antes de hacer nada con nadie y eso, por desgracia, pocas veces pasa, seas el tipo de terapeuta que tu seas.

Y si… sin tener horas de terapia y trabajo personal, todavía eres de los que crees que eso a ti no te pasa o que no lo necesitas, eso es que estás mucho peor de lo que te piensas.

Se está produciendo en nuestros días un fenómeno bastante común y preocupante… a menudo el terapeuta está peor de lo suyo que la mayoría de sus pacientes y eso me parece terrible.

Porque sin horas de terapia y trabajo con uno mismo, mal trabajo podemos hacer con los demás.

Todo en sesión serán transferencias y contratransferencias, enganches, proyecciones, trabajo deficiente y descuidado, juicios conscientes e inconscientes, malas evaluaciones, malos diagnósticos, suposiciones erróneas, penosos consejos o devoluciones desde la lógica propia sesgada, o desde el discurso científico de turno que nos hayan hecho tragar en la universidad.

Una conocida me mandó hace poco un vídeo de un amigo con el que piensa dar talleres y me quedé un poco asustado, no solo es de esos profesionales que se ha inventado su propia terapia (algo muy frecuente en nuestros días, en que todo el mundo se tira a la piscina y te vende lo suyo y le pone un nombre nuevo, aunque no tenga la menor consistencia), ésta nueva terapia que se ha inventado el amigo es un mix o refrito de las tres o cuatro cosillas que el tipo ha estudiado en cursos y formaciones de medio pelo.

Pero es que además veo el vídeo y me doy cuenta de que el hombre está fatal de lo suyo, más verde y más dormido que el picaporte de un seat panda.

Y es que yo creo que queremos saltarnos peldaños.

Queremos ser pastores antes de haber aprendido a ser siquiera ovejas.

-Queremos ser más de lo que somos.

-Queremos ser terapeutas sin acabar las formaciones o picoteando de aquí y de allá.

-Queremos curar sin estar curados.

-Queremos ayudar sin sabernos ayudar a nosotros mismos.

Y los primeros que necesitamos ayuda seria somos nosotros, eso nunca se nos debe olvidar.

Para ejercer éste oficio uno debe trabajar primero y durante bastante tiempo consigo mismo.

Porque si tu no has hecho tus deberes, no puedes ayudar a los demás, no te engañes.

A veces la ayuda al otro es una excusa para no ver lo propio y no trabajar con ello.

Y, claro, así nos va.

chiste Forges psicoterapia

La gente necesita ayuda sincera, ayuda real, ayuda profesional, ayuda cualificada (y no, señores, haberse sacado un título universitario y no tener horas de terapia propia suficientes tampoco vale, te lo jure quien te lo jure).

Alguien que se cree que puede ayudar a otro sin haber hecho su propio recorrido terapeútico es un iluso o un caradura.

El trabajo comienza siempre con uno mismo.

Es un trabajo pausado, que lleva tiempo y que pocos se atreven a emprender.

Desconfiad de los procesos que en cuatro días, tres meses o un año te arreglan la vida. Desconfiad de apaños de seis sesiones, unos cuantos meses y tres intensivos de fin de semana. Desconfiad de las charlas y conferencias que te curan en un rato.

Son parches, sucedáneos del trabajo de verdad.

El trabajo que funciona y cura se realiza a lo largo de un tiempo prolongado y constante y lleva tiempo completarlo.

En resumen, bienvenidos al circo de la terapia y la psicoterapia.

Hoy cualquier neurótico, con lo suyo sin mirar, da sesiones de lo que le sale de los pinrreles.

Lo dicho, terapeutas de medio pelo.

Terapeutas a manojillo, a cascoporro.