manos encadenadas

por Eugenio Sánchez Arrate

Según el principio hermético de polaridad atraemos lo que somos, o justo lo contrario de lo que somos, lo que tenemos reprimido y negado, que entonces nos es devuelto por los demás a modo de reflejo.

Alguien muy estricto y rígido da con alguien que está completamente suelto y desatado. Alguien muy disciplinado encuentra a un rey o reina del caos más absoluto. Alguien obsesivamente ordenado, enfermo de orden y pulcritud, da con un caótico, alguien muy responsable con alguien muy irresponsable, alguien muy emocional con alguien muy árido y desapegado.

Lamentablemente es así. El universo trae lo semejante (dos que se parecen mucho, que también es habitual) y también lo opuesto.

Encontramos al loco o la loca que se acopla a nuestra locura sin hacer grandes esfuerzos, a no ser que, con conciencia y normalmente años de terapia, salgamos de ese patrón y busquemos una relación más sana.

puzzle acople

En casos más extremos, las parejas de personas con trastorno de personalidad también suelen padecer el trastorno asociado que encaja con el de su pareja.

Del mismo modo que las neurosis y patologías se acoplan (el obsesivo y el histérico suelen ir juntos, el maltratador y la víctima también, el narcisista y el adorador, el manipulador y el engañado) las personas que padecen un trastorno de personalidad suelen tener por regla general parejas codependientes, capaces de aguantar y soportar los altibajos y complicaciones que la convivencia con un trastornado supone, debido a que son incapaces de buscar una pareja más sana o saludable. 

Codependencia, un trastorno que a menudo olvidamos

La codependencia es en si misma otro trastorno, una enfermedad poco visible, no tipificada como importante en los manuales de psicopatología, que se padece de una forma gris y en silencio.

A menudo no es fácil ni de detectar ni de observar.

De hecho, el codependiente a menudo ni siquiera sabe que lo es.

Un codependiente es alguien que no puede estar solo, que no es capaz de dejar una relación tóxica y enferma que no le hace feliz, relación que le erosiona y le hace sufrir o vivir en un constante abandono, rechazo, o sensación de pérdida o carencia respecto a su cónyuge o familiares cercanos. Los codependientes casi siempre sienten culpa al pensar en abandonar a su pareja tóxica o enferma, han tenido progenitores similares, de afecto inconstante, lejanos, ambiguos, que también les hacían sufrir y están acostumbrados al abuso, por eso permanecen en él sin poder alejarse, es como una adicción.

Muchos tienen un concepto inflado del deber y la responsabilidad que no se corresponde con la salud ni con lo realmente nutritivo para ellos.

Cuando hemos tenido padres abandónicos, buscamos parejas abandónicas, cuando hemos tenido padres maltratadores, buscamos parejas maltratadoras.

Los codependientes se enamoran a menudo de personas que no les convienen, personas que les ignoran, que les rechazan, que no les aman, les engañan, les agreden, les mienten o sencillamente que están y no están…

En el fondo, bajo una apariencia de fortaleza como muestran algunos (que no siempre es evidente), en el codependiente hay un tremendo miedo al abandono y a la soledad. Por eso uno se conforma y aguanta y aguanta.

A veces no dejamos a nuestra pareja conflictiva por lástima, porque nos damos cuenta de que, sin nosotros, no podría valerse por si misma.

La tortuosa relación entre Cuidador y Cuidado

Otras veces porque padecemos una especie de síndrome del cuidador y necesitamos sentirnos importantes y necesarios para otros… nuestro ego obtiene mucha autoestima en situaciones así en las que otros dependen de nosotros.

Hay maridos, por ejemplo, que alimentan su ego sintiendose “El Proveedor” de la familia, el que da de comer a los hijos y mantiene a una mujer que no podría o sabría mantenerse por sí sola. Ellos pagan las facturas, obtienen un gran nivel económico, se sienten tremendamente importantes funcionando como el Macho Alfa (y ya hemos hablado del los famosos machos alfalfa en otro artículo de éste blog… https://vivirahora333eugeniosar.wordpress.com/2015/02/27/eres-un-macho-alfalfa-o-estas-emparejad-con-uno-de-ellos/

La Toxicidad en pareja

Hay parejas que viven en una constante toxicidad de discusiones y peleas entre si, encuentros y desencuentros. Otras mantienen una relación de enfermito y cuidador muy dolorosa para ambos.

Da la sensación de que a menudo, trastornado y codependiente se necesitan mucho más de lo que se quieren o aman.

Lo peor no es esto, lo peor es cuando a veces complican a terceras personas en éstos triángulos de desamor enfermo, emponzoñando la vida de los demás.

Como es frecuente que el trastornado y el codependiente estén insatisfechos y tremendamente infelices en sus relaciones, acaban buscando fuera de la pareja lo que no encuentran dentro… pero como el temor a separarse y el enganche de una unión tóxica es muy grande, dificilmente se pueden alejar uno del otro, complicando la vida a todos aquellos a los que introducen en la dinámica de su vida conyugal quebrada.

A algunas parejas, incluso, parece que les va la marcha, la relación responde a patrones de agresión constante entre ambos, peleas, reencuentros, perdones y vuelta a empezar.

A menudo la autoestima del que acompaña a la persona con el trastorno puede parecer superficialmente buena, pero en el fondo está completamente erosionada y es por eso que aguanta y aguanta y sigue aguantando los ataques de ira, las faltas de respeto, las humillaciones, abandonos, agresiones, o numeritos que le monta el otro.

A veces el cuidador siente lástima por su pareja y no es capaz de dejarla.

A veces una superficial autoestima, superinflada o falsamente estable, encubre una gran fragilidad, que es negada por parte de la pareja del trastornado.

Debemos incidir en que los trastornos de personalidad son algo muy serio, que debe ser tratado con extremo cuidado con terapia adecuada y vigilancia constante.

Son procesos que implican a familiares y personas del entorno y que no pueden abordarse de una forma aislada como si solo fueran el problema de la persona que padece el trastorno.

cerebro enfermo

Por ese motivo, la pareja de una persona con trastorno diagnosticado también necesita casi siempre asistencia, asesoría y, la mayor parte de las veces, bastantes horas de terapia para poner conciencia a lo que está sucediendo dentro de él o ella, para así manejar la situación mucho mejor.

Aquella frase de Dios los cría y ellos se juntan, en materia de neurosis y psicósis es cierta.

O como dice cierto refrán de los terapeutas: “dime de qué padeces y te diré lo que tiene la persona con la que estás”.