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por Eugenio Sánchez Arrate

Los seres humanos somos expertos en cagarla, de hecho es lo que mejor se nos da en ésta vida.

Como decía Winston Churchill, de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo.

Porque la verdad es que nos equivocamos a diario, la cagamos todos los días, unas veces son pequeños errores, otras veces cagadas inmensas que afectan a otras personas. A veces son fallos, errores de índole casi vital, de esos que nos inspiran la sensación de haber equivocado nuestra vida por completo, son meteduras de pata, equivocaciones con las que debemos cargar y tratar de seguir adelante.

De nada sirve atormentarse en exceso por éstos fallos.

La culpa es una herramienta de rectificación y no sirve de nada si no tratamos de usarla para enmendar lo errado y reparar el daño causado a otros o nosotros mismos.

Sufrir por lo que has hecho mal impedirá que repitas ese mismo error en el futuro. Pero quedarse atrapado en ese sufrimiento paralizará tu vida.

Yo la he cagado recientemente…y bastante, con algunas personas.

Y no, no sirve tampoco hacer una apología del fracaso o del error, como si fracaso y error fueran esos grandes maestros en nuestro camino que tanto nos enseñan, tal y como se empeñan en contarnos en decenas de cursos, libros y blogs de crecimiento personal, contaminados por cierta forma occidental y triunfalista de ver las cosas, que solo consiste en negar nuestra vulnerabilidad, lo que nos asusta, lo que nos duele, lo que nos hace personas, a fin de mostrar al mundo una imagen de nosotros mismos impecable e ideal.

Yo no quiero ser impecable e ideal, yo quiero ser yo, ser auténtico, con toda la carga de falibilidad y carencias que llevo encima. Quiero aprender de lo que hago, no negarlo ni esconderlo.

En éste sentido os dejo éste enlace con una reflexión brillante de Amalio Rey sobre el fracaso y el modo en que se está utilizando como herramienta de marketing.

https://www.amaliorey.com/2018/10/29/dejad-de-decir-que-el-fracaso-es-bueno/?fbclid=IwAR1AHlwE720lao2m9VneIBVa3CBWvcjKZmsbB8XVET4id1WDkRWLKHRc4kw

En fin, duele mucho darte cuenta de que, por mucho que lo hayas trabajado en terapia o en tu vida, por mucho que te esfuerces, de vez en cuando… o con cierta frecuencia, depende del caso, vuelves a aquella vieja forma de hacer las cosas que tenías hace años, cuando nada sabías de ti ni de los mecanismos de defensa con los que funcionas en la vida debido a tu neurosis.

Y es que nunca nos hemos mirado lo suficiente, siempre hay trabajo que hacer.

Yo me sigo pegando trompazos y equivocando,, y mucho. A veces no tengo cuidado con la gente, a veces meto la pata, a veces toco o miro donde no debería mirar. Y la sigo cagando cada dos por tres. Porque, por mucho que lo trates de evitar, eres humano y tarde o temprano, volverás a meter la pata, volverás a sorprenderte haciendo cosas que hacías mal hace años y que se supone que ya no tendrías que seguir haciendo.

A mi me pasa, nos pasa a todos.

¿Como puedes enfrentarte a ésto? De una única manera sensata: Asumiendo la responsabilidad sin trivializar el error, no restarle importancia, pero tampoco flagelarte y atormentarte hasta el extremo de que te paralice para el futuro.

Pedir perdón, reparar si puedes el daño causado y continuar con tu vida… porque de eso se trata vivir, de seguirlo haciendo de la mejor manera posible.

Del fracaso se aprende, vale, te enseña, de acuerdo, pero eso no evita el dolor causado a otros o a ti mismo, ni tampoco disculpa que vivimos en una cultura exitópata de negar todo aquello que no es bonito y maravilloso en nosotros, de mostrar solo nuestro lado ideal y presentable ante los demás.

Precisamente en lo feo, en aquello que nos duele o nos avergüenza mostrar, en aquello que nos hace humanos y falibles y máquinas de equivocarnos, está el trabajo de fondo del individuo en su camino de crecimiento personal.

Fingir y disimular no te llevará a ningún lado. Y esconder la mierda debajo de la alfombra, tampoco.

La gestalt es una terapia de la autenticidad y si lo auténtico es que te has equivocado, pues eso es lo que hay y toca apechugar con ello.

Por eso, si la cagas (que la vas a cagar, no lo dudes) pide perdón, trata de enmendarlo y, sobre todo, sigue adelante procurando no repetir el fallo en la medida de lo posible… pero con la certeza de que te equivocarás, quizá un poco menos, quizá más levemente, pero te equivocarás seguro y tendrás que repetir todo el proceso.

Atormentarte durante años no te va a servir de nada.

Asumido el error, pide perdón de corazón, enmienda y avanza.

En eso consiste la responsabilidad. En eso consiste también la humildad y sobre todo en eso consiste la vida.

No somos perfectos.

Yo menos que nadie, ni lo pretendo. Apañado estaría si creyera lo contrario.

Y aquí os dejo una frase sobre el tema que me ha hecho mucha gracia y que ayudará a sobrellevar el fracaso con más entereza (sin trivializarlo porque, para qué engañarnos, ya es bastante doloroso).

Equivocarse es para principiantes…

Los verdaderos profesionales la liamos parda.

por Eugenio Sánchez Arrate

Tiro con Arco Rafael Marín

Rafael Marín

Uno de mis primeros contactos con el tiro con arco fué en una barraca de feria hace muchos años.

Concretamente en el parque de atracciones Tivoli de Málaga durante unas vacaciones en mi adolescencia.

Fué una experiencia penosa, era la primera vez que empuñaba un arco y no se me dió nada bien disparar a las dianas. Acabé la vivencia abochornado y ridiculizado por mi padre, que estuvo presente durante toda la escena con un espíritu bastante caústico.

Decidí que el arco no era lo mío y no regresé a él hasta pasado mucho tiempo.

Años después lo intenté por diversión, en uno de esos bares donde había pista de tiro que se pusieron tan de moda en los noventa y tampoco me fué mucho mejor. La cuerda solía golpearme el antebrazo y las flechas apenas alcanzaban el parapeto a una distancia de diez o doce metros.

Finalmente aparté el tiro con arco de mi lista de prioridades y nunca volví a intentarlo.

Muchos años después, por mediación de una conocida, me ofrecieron participar como alumno en un cursillo de iniciación del Club San Sebastian, avalado por la Federación Española de Tiro con Arco e impartido por el maestro y profesor de tiro Rafael Marín, que con los años ha llegado a convertirse en uno de mis grandes amigos.

Quien me iba a decir a mi que, al terminar el curso, tirar al arco se iba a convertir en una de las prácticas que más felicidad, centramiento y conexión con mi ser esencial me han aportado en la vida.

Eugenio Sánchez Arrate Arquería Trascendental Tiro con arco

El autor del blog tirando en el bosque

No solo por el buen ambiente, el lugar de la práctica, el buen humor o los compañeros de entrenamiento, que son excelentes y de gran calidad humana, sino por la vivencia en si desarrollada.

Desde aquel día, empecé a tirar y a obtener los beneficios de un sistema espiritual, deportivo y de combate, que aporta réditos al individuo más allá de lo evidente.

Trabajo físico y energético constante y lleno de matices y de sabiduría.

tiro con arco cuatro en línea de tiro

Práctica en grupo tirando en sala

Rafael Marín, Maestro Arquero y Entrenador Provincial de Tiro con Arco, un hombre con un largo recorrido en disciplinas marciales, de tiro deportivo y prácticas espirituales, es el artífice del sistema, que bebe de muchas fuentes, occidentales y orientales tanto de tiro como de práctica espiritual, todas ellas probadas, asimiladas y practicadas hasta la extenuación para conseguir un todo homogéneo de enseñanzas, dinámicas, aprendizajes, meditaciones, ejercicios bioenergéticos, posiciones de tiro y ejecución práctica extremadamente eficaces.

Todo se prueba y somete a test en Arquería Transcendental, nada se da por supuesto.

Pablo Magarzo Tiro con Arco Arquería Transcendental Yumi

Tiro en bosque con Yumi japonés

El sistema, que podría definirse como la Arquería Espiritual de Occidente, es poderoso y no se limita a la efectividad o el resultadismo del tiro con arco convencional que se practica en otras disciplinas, como el arco tradicional, el olímpico o la modalidad de poleas, a menudo demasiado centradas en la diana y en tirar con bajas potencias sin ejercitar la musculatura y el físico del practicante.

Arquería Transcendental busca operar cambios profundos y duraderos a muchos niveles dentro de la persona y aportarle beneficios para su vida cotidiana, trabajando con arquetipos y conceptos como la concentración, la fe, la certeza, la confianza, la vinculación con el blanco, la empatía, la presencia, el desapego, el disfrute y goce en todo el proceso de tiro y también en la vida… y más, mucho más.

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tiro con arco, practicantes

La práctica se desarrolla en jornadas de divulgación abiertas y talleres de iniciación de varios fines de semana para los principiantes. Así la gente puede probar, conocer y saber si la práctica con el arco les es grata y si desean continuarla o no.

Si lo desean, hay un grupo regular de práctica al que pueden incorporarse y se prevé la formación de nuevos grupos en el futuro y posiblemente talleres intensivos en toda la geografía española e incluso en el extranjero.

La escuela está en franca expansión, a ritmo calmado pero constante.

Arquería Transcendental Tiro con Arco Eugenio Sánchez Rafael Marín y Pablo Magarzo

Rafael Marín en el centro con algunos de los primeros practicantes del sistema

Arquería Trascendental, Tiro con Arco, Rafael Marín, Eva Tejedera

Práctica de tiro

arqueros en la nieve Eugenio Sánchez Arrate y Pablo Magarzo, Arquería Transcendental, Tiro con Arco

Arqueros en la nieve

 

 

El sistema merece la pena y lo digo por propia experiencia y los años de práctica, que me otorgan cierta capacidad para poder evaluar y ser un ejemplo personal de lo que el arco realiza con una persona a nivel no solo externo sino muy interno.

Tu visión de la vida, tu centramiento, tu desapego y tu capacidad para centrarte en objetivos y disfrutar de los procesos de la vida, se transforman.

Y la práctica, con compañeros o en solitario, es una experiencia luminosa y llena de matices que son difíciles de transmitir con palabras.

Se trata de un trabajo de primer orden por y para la luz del ser humano.

Un trabajo para el alma, serio y sincrético, sincero, que nos permite hablar de la Arquería Espiritual de Occidente.

Porque, tal y como dice el proverbio japonés.

 

La primera flecha abate a las fuerzas tenebrosas.

La segunda flecha reconstruye el Orden del Mundo.

 

Y el mundo necesita toda la Luz que un ser humano, con su vida y su ejemplo, sea capaz de aportar.

Si deseáis más información, adjunto la dirección de la página en Facebook

https://www.facebook.com/ArqueriaTrascendental/

reloj-tiempo

El tiempo lo cura todo

Un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

La frase que dice que El tiempo lo cura todo no es cierta.

No del todo.

El tiempo a  veces sana las cosas y nos aporta equilibrio y perspectiva, pero a veces solo sirve para enquistar una situación, cronificarla y mantenerla a lo largo de los años de manera inamovible.

Si tu no haces nada por cambiar una situación dada, si, como mínimo no entras en la disposción de que algo cambie en tu vida o dentro de ti, la situación no cambiará por si sola, salvo en un pequeño número de los casos.

Los rusos tienen un refrán muy bueno que lo explica todo:

«TU REZA, PERO NO DEJES DE REMAR HACIA LA ORILLA»

El tiempo lo cura todo, efectivamente, pero si tu lo quieres, si tu estás en apertura, en aceptación, en disposición de que el tiempo haga su efecto y cicatrice heridas, te haga ver las cosas de otro modo.

Pero si estamos enconados en el odio contra algo o alguien, aferrados al sufrimiento, abrazados al dolor, o a la rabia o al rencor, contra mi padre, contra mi jefe, contra los hombres, contra mi ex mujer, contra el gobierno o contra aquellos que nos hicieron daño, el tiempo no cambia nada, solo perpetúa nuestro estado emocional.

El tiempo encajados en situaciones dolorosas o insatisfactorias (una relación, un trabajo, una vida que no funciona) a veces nos anestesia, nos adormece y nos anquilosa en esa situación dada.

Tienes que querer otra cosa, desear un cambio para que el tiempo actúe como nuestro aliado. Solo entonces el tiempo (y nuestra apertura) permitirán que se cure todo y nos sanemos.

 

 

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La famosa mirada amable del escritor Mario Benedetti

 

un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

Todo es mirada, formas de ver la vida y el mundo. Todo son sistemas de creencias. Maneras de observar y de juzgar.

Y se que esto que voy a deciros, a veces cuesta.

Cuando nuestros padres y seres queridos no nos han mirado con ternura o cariño, cuando han estado llenos de juicios y prejuicios hacia nosotros, hacia la gente, hacia si mismos y el mundo, cuando incluso profesores, antiguas parejas, amigos y conocidos han estado también llenos de crítica y comentarios descalificadores o incapacitantes, interiorizamos una mirada injusta hacia nosotros mismos llena de críticas y exigencia.

El resultado es que nos miramos mal, nos vemos insuficientes, nos sentimos inválidos, inútiles, poco agraciados, no lo bastante listos o no lo bastante valiosos.

Se bien de lo que estoy hablando.

Por eso te pido que hoy, lo olvides todo y practiques la Mirada Amable.

Solo por hoy, suspende el juicio y la crítica, se amable contigo mismo y mírate mejor de lo que te miras.

Si al observarte en el espejo no eres capaz de decirte algo bonito, mejor no te observes.

Si al mirar tu vida no eres capaz de ver algo bello, mejor no digas nada y aparta la vista hasta que seas capaz de hacerlo.

Si no puedes decir algo bueno de ti, mejor no digas nada.

Practicar la Mirada Amable es el trabajo de toda una vida.

Yo se bien lo que es juzgarse, maltratarse, mirarse y verse mal en el espejo. Machacarse porque uno  cree que nunca hace las cosas suficientemente bien. Lo se. Lo hice durante mucho tiempo.

Decirse vaya cara que tienes hoy, tío, qué mal has hecho esto, que desastre eres haciendo esto otro, que pena de vida llevas… Eran parte de mi discurso.

La insatisfacción llegó a tal extremo en mi vida que tuve que aprender el secreto de la Mirada Amable.

Si al mirarte, al autobservarte, solo ves defectos, solo ves carencias y problemas, no estás practicando la Mirada Amable y deberías intentar hacerlo.

Porque, ten en cuenta una cosa: si tu no te miras bien a ti mismo, probablemente tampoco serás capaz de hacerlo a los demás.

Solo por hoy, entonces practica la Mirada Amable.

Solo por hoy intenta quererte un poco, mimarte un poco, tratarte mejor.

Solo por hoy, date el amor que te mereces y encuentra algo bueno en ti, en tu entorno, en tu vida. A poco que te esfuerces, encontrarás algo bueno de ti, algo bueno de lo que sentirte satisfech@ u orgullos@.

Si lo intentas, lo acabarás consiguiendo.

Y mañana, vuelve a leer éste texto y escucha su mensaje de nuevo.

No tienes que plantearte un reto de semanas o meses, solo te pido que lo hagas hoy. Que solo por hoy, practiques esa mirada compasiva y llena de ternura y amor por ti, por lo que eres y lo que haces.

Si no lo consigues a la primera, no desesperes. Tu inténtalo.

Hazlo un solo día.

Y mañana al levantarte, hazlo de nuevo.

Y si un día no lo logras del todo, o se te olvida, o lo consigues a medias, no importa. Perdonarse los errores es una forma de ser amable con uno mismo.

Y quizá, con el paso de los días, hayas conseguido entrenar esa mirada, esa forma de verte y verlo todo con cierta frecuencia…

Y entonces, justo entonces, descubrirás que tu vida ha mejorado de un modo mágico.

Venga, prueba.

hola-cambio-rana

Como muchos lectores, amigos y conocidos me lo habíais pedido, he escrito para VerDeVerdad un artículo sobre el controvertido y complejo tema de la Felicidad, un concepto que a todos nos interesa, quizá porque no es tan abundante en las personas como nos gustaría creer.

¿Cómo puedes ser más feliz? Aquí se presentan algunas claves y conceptos importantes sobre Felicidad. Pincha abajo y abre la presentación.

 

Un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

dos caras

Tener dos Caras

 

Miente constantemente.

Lleva tanto dolor dentro que nada ni nadie la importan.

Pero ella no lo sabe, ha anestesiado su corazón para no sentir lo que la sucede realmente, ha fabricado una coraza defensiva en su pecho para que la existencia no la duela tanto.

Y sin embargo, esa coraza se resquebraja a menudo y entonces ella conecta con su vacío y con una infinita tristeza. Eso es lo que está debajo de la armadura con la que se protege, vacío y tristeza.

Toda su vida es un constante fingir, simular, hacer cómo si.

Hace como si fuera una madre.

Hace como si fuera un ama de casa

Hace como si fuera la pareja de alguien

Hace como si fuera la hermana de sus hermanos y la amiga de sus amigos.

Ella hace como… Pero hacer como no es SER, es fingir que se es.

Quizá la hicieron mucho daño en el pasado, quizá la destrozaron a una edad en la que lo que más necesitamos es el afecto y el apoyo incondicional de los demás. Quizá hasta fué muy constante y recurrente el daño y la locura a su alrededor y ella no pudo construirse ni afianzarse como ser humano. Quién sabe.

Desde entonces, casi toda su vida, vive interpretando papeles, fingiendo emociones, adaptándose a los otros, intentando ser lo que los demás esperan de ella para ser aceptada y tolerada, porque ella no se acepta ni se tolera, de hecho, ella no sabe ni quién es.

Cada vez que se hace éste tipo de preguntas entra en confusión, se pierde, se descentra.

Ese es otro de sus mecanismos de defensa, el confundirse.

Ella a veces imagina ser esa que llora o que se enfada con tanta intensidad y que organiza broncas y peleas…

No sabe que esas son las reacciones asociadas a tanto sufrimiento como tiene negado en su interior.

Pues cuando uno siente mucho vacío, todo es dolor y tristeza.

Ella está disociada… Alejada de su ser real, cuya existencia y naturaleza en el fondo desconoce.

Sin embargo, anhela ser vista desesperadamente por el otro, vista en lo que realmente es… Porque cuando los otros la ven, ella tiene cierta sensación de identidad, ella siente que es ALGUIEN REAL, así ella siente que existe. Lo siente cuando los otros la reconocen.

Pero ¿Cómo van a reconocerla si la que ella muestra normalmente no es la que ella es?

¿Cómo van a mirarla realmente si ni siquiera ella se mira y sabe lo que lleva dentro?

Su vida es un simple drama, una obra de teatro.

Por supuesto, lo que la sucede es uno de los estados más dolorosos de eso que llamamos locura.

La despersonalización, vivir haciendo que uno es otra persona u otras personas.

Eso que en psicoanálisis se denomina falso Self o Falso Yo y en psicoterapia Gestalt se conoce como “Hacer un Como Si”…

mentiroso con careta

Tener dos Caras

 

Falsa Identidad

Esto que acabo de narrar es un caso real de una persona a la que conozco y de la que, por profiláxis y autopreservación me he alejado, una persona aquejada de un trastorno mental muy preocupante.

Alguien que, queriendo o sin querer, hace daño y se hace daño de una forma atroz de manera constante. Alguien muy necesitada de ayuda profesional pero que, paradójicamente, no se deja ayudar y escapa de los terapeutas una y otra vez.

Y tampoco es que, una vez realizado el engaño, causado el daño a otros, la importe demasiado, ese, quizás es su tremendo drama, la incapacidad para sentir amor y compasión por nadie, ni siquiera por ella o por otros.

¿Puede uno estar más alejado de la luz y de la salud que de éste modo? No sentir es estar muerto en vida. Una de las peores formas de sufrimiento que existen.

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EL FALSO SELF

En psicoanálisis, y explicado de un modo llano para que todo el mundo lo entienda, se denominan enfermedades de Falso Self (podríamos traducirlo por Falso Yo) a todas las patologías que desarrollan las personas cuando no han podido construir una personalidad en su interior y viven emulando ser otro.

Estas personas experimentan un gran vacío, interpretan personajes, se adaptan al entorno, hacen como si fueran otros, pero no SON.

De hecho, a menudo no saben ni quienes son.

Construir y cimentar la verdadera personalidad del individuo es una una labor que tarda años (no en vano, los seres humanos necesitamos décadas para madurar, saber quiénes somos y reconocer nuestra verdadera naturaleza).

Pero hay gente que no ha conseguido realizar éste proceso y que por diversas circunstancias traumáticas, así como carencias afectivas en algún momento de su pasado, no tiene una personalidad estructurada.

Algunas de esas personas cursan enfermedades mentales como Trastornos Límites de Personalidad, algunas Bipolaridades, Esquizofrenias, psicopatías o diversas patologías que se consideran estados graves de salud mental.

A veces la persona tiene un Trastorno de Personalidad Múltiple, y está disociada por dentro en varios personajes, muchas veces contradictorios, que toman el control de la persona según las circunstancias.

No hay una personalidad fuerte y arraigada que de consistencia al individuo, no hay una estructura, solo una cáscara, una coraza, una defensa exterior.

Pero esa defensa es solo la chaqueta, el traje que llevamos puesto para protegernos, no es el SER real.

mentirosa

Mentirosa

 

¿Qué sucede cuando padecemos de Falso Self?

Lo primero que puede decirse es que, sin tratamiento, con independencia de la patología desarrollada, éstas personas no mejoran ni se curan.

Lo segundo es que el tratamiento es largo, a veces implica atravesar lugares dolorosos de nuestro pasado o nuestro ser, y el proceso siempre precisa de atención y vigilancia profesional constante, algo que muchos enfermos de Falso self tratan de evitar a toda costa por miedo, resistencia, paranoias, o porque llevan tanto tiempo fingiendo y haciendo como que son otros, que ya hasta han empezado a creerse su propia mentira.

Winicott y el concepto de Madre suficientemente buena

Pero ¿Porqué se desencadena un proceso de Falso Yo?

Una de las primeras causas es lo que el psicoanalista y pediatra inglés Alfred Winnicott definió con el concepto de Madre Suficiente

winicott

Alfred Winnicott

 

Una madre suficientemente buena es aquella que es capaz de dar cabida al desarrollo del verdadero yo del niño, la que acoge su gesto espontáneo, en el sentido de lo que el niño quiere expresar, e interpreta su necesidad para luego devolvérsela como gratificación.

En otras palabras, una madre suficientemente buena permite al niño expresarse tal cual es, sin intentar imponerle sus criterios o presionarle para que se comporte de ésta o aquella manera. Sencillamente le deja ser… Y lo hace desde edad muy temprana, hablamos de meses. Frustrando suavemente aquellos comportamientos dañinos o lesivos, o aquellas conductas perjudiciales para el niño o los demás.

En términos de aprendizaje ésto puede hacerse extensivo en una edad más adulta a los dos padres del niño, no solo a la madre. Unos padres que han provocado caos emocional o incoherencia, padres con una actitud demasiado invasiva, coercitiva, sopreprotectora o gratificadora para los comportamientos aceptables según ellos, reprimiendo los inaceptables, hace que algunos niños crezcan sobreadaptándose a las necesidades de sus familiares y de los demás.

Intentando ser lo que los padres desean, intentando ser lo que los demás desean.

De hecho, hay personalidades especializadas en ser lo que los demás anhelan. Especialmente los individuos más narcisistas y vanidosos de todo el espectro de caracteres del eneagrama.

El resultado, por trauma o sobreadaptación, de construir una personalidad falsa, es el tremendo vacío que se experimenta.

Uno vive como si fuera otro… Y se paga un altísimo precio por vivir así, se sea consciente de ello o no.

Mentir a los demás y mentirnos, autoengañarnos supone vivir una vida que no está hecha para nosotros y, por ende, acaba produciendo una gran insatisfacción e infelicidad.

niña abrazada

Para algunos, la personalidad fingida es la única estructura sólida posible ante un vacío interior que encubre una personalidad difusa, por construir o inexistente.

Otros creen ser alguien horrible, inaceptable, lleno de defectos, envidioso, hiperexigente y difícil de soportar (ésto, sobre todo lo aseguran las personas diagnosticadas con Trastorno Límite de la Personalidad), aunque se equivocan.

Confunden los síntomas (el enfado, la tristeza que les provoca vivir una vida falsa) con el yo, pues están sobreidentificados con esos síntomas de la pena y el enfado que periódicamente les asaltan por sentirse tan solos, tan vacíos y tan tristes.

Cuando la personalidad no está bien constituida en muchos casos podemos hablar de psicosis.

De ahí la importancia de dar una estructura a quien verdaderamente somos, algo que uno puede conseguir si está acompañado de un profesional de la salud que nos permita ir descubriendo, avanzando y construyendo desde la base del SER.

Otro error de las personas aquejadas de falso self es identificarse con esa nada o vacío, o esa confusión que les habita.

Algunos refieren ser sombras, humo, materia evanescente y volátil. Pero se equivocan también… Eso que dicen ser es tan solo el vacío que sienten viviendo desde la coraza, la mentira y la máscara, no es ellos/as mismos. Aún no han descubierto su verdadero yo, aún no lo han construido. Y pueden tardar tiempo en lograrlo (si lo logran).

persona de humo

mujer de humo

 

Confunden los efectos con el núcleo del ser y, por tanto, siguen equivocados respecto a saber quienes son.

El vacío no es el SER y la confusión tampoco.

Otras personas tan solo fingen ser alguien, cuando en realidad no tienen la certeza de ser nadie ni ser nada… eso, en si, ya es una mentira de suficiente calibre como para que nos la tengamos que tomar muy en serio.

Sea cual sea el origen y resultado de lo que nos sucede, la realidad es la siguiente:

Si vivimos la vida fingiendo, ocultándonos, mintiendo, autoengañándonos, engañando a otros, de manera consciente o inconsciente… No llevamos un buen camino y necesitamos ayuda urgente.

El dolor que nos causamos y que provocamos a otros puede ser atroz.

Solo la honestidad, la introspección seria, la ayuda profesional adecuada y el apoyo de los que nos rodean pueden ayudarnos en ésta senda.

Los caminos del engaño y el autoengaño solo llevan al dolor y al desmoronamiento de nuestras defensas.

Porque la Verdad y la Autenticidad curan por si mismas y son muy liberadoras cuando se afrontan con valentía.

En los casos más severos, tendrán que ser personas responsables en torno a la persona quienes tomen la responsabilidad de proporcionarles la ayuda adecuada. En personas sin estructura interior, un exceso de verdad puede resultar inicialmente un auténtico shock y desencadenar un brote psicótico que derive en un ingreso hospitalario.

De ahí la necesidad de hacer las cosas con tacto y supervisión profesional adecuada.

madre tóxica

¿Ayuda familiar?

 

Es difícil detectar a alguien con una patología de Falso Self, debido a que fingen constantemente y, a menudo, lo hacen muy bien.

Incluso un terapeuta entrenado puede tardar semanas, meses, en descubrir a un mentiroso patológico.

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A veces el nivel de mentira interior y autoengaño es tan grande que uno prosigue y continúa con su farsa el resto de su vida, temeroso de que lo poco que ha conseguido con esa vida falsa que ha llevado hasta la actualidad, se desmorone.

Pero tarde o temprano se desmorona. No es posible estar mintiendo toda la vida y fingiendo siempre.

Mi recomendación es dejar de autoengañarse inmediatamente y afrontar las consecuencias de nuestros actos, sean éstas las que sean.

La Verdad nos hace libres. La mentira solo prolonga nuestro dolor y sufrimiento hasta que todo se desmorona.

careta de mentiroso

Y mi experiencia es que mintiendo, tarde o temprano todo se nos acaba cayendo encima. Nos quedamos solos, perdemos asideros, amistades, relaciones, trabajos, solidez. En fin, no se llega muy lejos mintiendo.

Como dice el refrán… La Mentira tiene las piernas muy cortas y cuando es patológica o recurrente, más aún.

Pedir ayuda cuando uno la necesita es un primer paso hacia la curación y la paz interior.

Gestatl creatividad

un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

¿Cómo es el proceso en Terapia Gestalt? ¿Es la Terapia Gestalt excesivamente dura, una terapia de infarto como aseguran algunas personas?

A lo largo de la historia, la Terapia Gestalt, ha acumulado sobre sí cierto estigma de terapia agresiva, dura y e implacable con el paciente, de terapia que resuelve los problemas a ladrillazos, mediante la acción directa.

Curiosamente, hay pacientes que refieren justo lo contrario relativo a sus experiencias con éste tipo de enfoque y cuentan que su terapeuta era demasiado blando, que las sesiones eran suaves, que no había progreso aparente y todo era maravilloso, genial y sin conflicto ni avance observable.

Ambas visiones son válidas, porque la respuesta a este enigma es que la Terapia Gestalt depende sobre todo del terapeuta que uno eligió.

Luego explicaremos porqué.

La Gestalt se enmarca dentro del paradigma de la Tercera Vía o Psicología Humanista, junto a otros enfoques como la Terapia Centrada en la Persona, de Carl Rogers, la Psicosíntesis de Roberto Assagioli, algunos enfoques de la psicología Transpersonal, etc…

Tras la aparición del Psicoanálisis y más tarde de los enfoques Cognitivos Conductuales, a raíz de las limitaciones de éstos enfoques, en los años 50 y 60, surgieron en Estados Unidos nuevos modos de hacer terapia de vanguardia, más centrada en la persona, en la integración de cuerpo, mente y emociones… y en ese contexto apareció la Gestalt de Fritz Perls.

Perls

Fritz Perls

En España el enfoque Humanista está avanzando con décadas de retraso en centros y universidades, donde la resistencia al cambio es atroz, pero no así en otros lugares del mundo, donde la evolución ya se ha operado, enriqueciendo el panorama de la psicología con diversos y variados enfoques a disposición de la gente.

Dos estilos de hacer Gestalt, Costa Oeste y Costa Este

El estilo de Perls, el creador de la Gestalt, un hombre con problemas de empatía en su vida cotidiana, era directo, duro, catárquico. Incidía en el cambio de la persona y golpeaba la psique del paciente de manera rotunda, sin miramientos.

Fué lo que se conoció en Estados Unidos como estilo Costa Oeste, caracterizado por el alto impacto de las sesiones individuales y grupales, la catársis, lo que se conoce, hablando en plata, como terapia de pelotazo. Era el estilo característico del Instituto Esalen, representado por  terapeutas como Isadore From, Paul Goodman, Paul Weiss, Elliot Shapiro y el propio Perls.

Paul Goodman

Paul Goodman

En Costa Oeste de algún modo, se provocaba la toma de conciencia en la persona de un modo áspero, sin paños calientes, mediante la acción directa y técnicas duras que las personas experimentaban como agresivas.

¿Pero era así la Gestalt como movimiento general?

En absoluto. Así era el estilo de Perls y de algunos de sus seguidores.

Por contra, el estilo Costa Este, (representado por el New York Institute, el grupo de Cleveland, Gary Yontef y Laura Perls entre otros) se caracteriza por ser más suave, más amoroso con el paciente, más lento, pausado y menos confrontativo en las sesiones.

Laura Perls

Laura Perls

¿Es la gestalt de ésta forma? Tampoco lo es.

Porque la Gestalt no es dura ni suave, no es agresiva ni amorosa, depende siempre del estilo personal del terapeuta.

Hay terapeutas más amorosos y acogedores, terapeutas más duros y confrontativos, los hay más racionales, más metódicos, más creativos y artísticos, más chamánicos… el abanico de personas dentro de la profesión es amplio y muy diverso.

Gary Yontef

Gary Yontef

¿Cómo es un Terapeuta Gestalt?

Gran Incógnita. ¿Hay un único tipo de Terapeuta Gestalt?

Yo mismo soy Costa Este con algunos pacientes y Costa Oeste con otros, depende de lo que cada uno necesite. Puedo ser muy directo y confrontativo o muy suave y acogedor. Puedo ser un chamán o puedo ser un artista, puedo ser máspsicoanalítico y escuchar mucho cuando la ocasión lo requiere, puedo recoger y contener, puedo ser amoroso, o puedo ser absolutamente puñetero y directo en determinados casos.

En Gestalt no existe, como en otros enfoques, un método de trabajo más o menos cerrado y estricto. Se parte de la autenticidad del terapeuta. En Gestalt (como en psicoanálisis) el terapeuta ya ha hecho su propio recorrido personal en terapia como paciente durante unos cuantos años, ya se ha mirado por dentro (eso no significa que todo lo tenga resuelto, pero sí que ya sabe lo que es estar en el lugar del paciente), está conectado con lo que siente, se hace responsable de su vida y de sus estados de ánimo, de su Aquí y Ahora y, a partir de ahí, acompaña al paciente en el proceso de terapia.

El terapeuta es un acompañante, un apoyo, un facilitador y solo eso.

El que realiza el camino es el propio paciente. El terapeuta posee mapas que pueden ayudar a encontrar el sendero, pero el camino lo realiza cada persona.

niño pintura manos

Cada ser humano es un mundo, cada eneatipo (eneagrama) también lo es, lo mismo que cada estilo de trabajo en terapia. El tipo de personalidad de cada hombre y mujer será materia para otra serie de artículos.

En Gestalt hay un método de trabajo, si, pero es un método abierto, que permite a cada terapeuta ser él mismo, hacer las cosas a su manera y a su estilo personal, adaptándolas a la situación, a cada paciente, cada persona. Hay multitud de técnicas y dinámicas para trabajar, e incluso pueden crearse otras nuevas a discrección del profesional.

Hay gestaltistas educadores, que trabajan en escuelas, universidades y centros de formación.

Gestaltistas terapeutas, que trabajan con pacientes en terapia individual o de grupo.

Gestaltistas formadores, que dan cursos y clases dentro del estilo gestalt.

Gestaltistas escritores, pintores, actores, artistas, deportistas, que usan el estilo terapeútico para su actividad profesional.

Gestaltistas dedicados a cualquier tipo de actividad laboral o personal en oficinas, despachos, fábricas, centros de trabajo.

Porque ser gestaltista es un estilo de vida, una forma de estar en el mundo, no solo significa ser terapeuta.

De hecho, muchos gestaltistas no ejercen como terapeutas.

Los que si lo hacemos, nos adaptamos al paciente, escuchamos, resonamos y elegimos técnica.

Yo he llegado a escribir cuentos para pacientes concretos en terapia, he creado rituales, he realizado toda clase de improvisaciones y técnicas adaptadas a lo que el paciente o el grupo demandaban en cada momento. En grupos he utilizado la creatividad, la escritura o el tarot para operar los cambios que cada persona necesitaba. En sesiones individuales he escuchado, he contenido, he confrontado, he hecho sillas vacías. No siempre lo he hecho bien, he cometido a veces errores, he rectificado, soy humano, como todos los terapeutas.

Cada persona y ocasión necesitaba algo diferente.

Y cada terapeuta gestalt es libre de hacer lo mismo. Está formado, conoce el procedimiento, sabe que tiene que estar enrraizado y anclado en su centro para acompañar al otro a hacer su cambio… y lo demás consiste en confiar y fluir, no hay otro camino.

En terapia, lo importante es la Autenticidad, estar presente en la consulta y delante del otro, estar en contacto real con el paciente, ser como uno es y no pretender ser otra cosa ante él o ella.

A veces hay que frustrar (y mucho), al paciente, con el riesgo de que éste salga huyendo y abandone la terapia para siempre (los caracteres más rígidos y narcisistas, con menos capacidad de encajar, o más baja tolerancia a la frustración, son los peores en éste sentido).

A veces hay que contener, hay que dar suelo, o dar apoyo. Del equilibrio entre la frustración y el apoyo surge todo. Poner límites, alentar, sostener, contener, frenar… todo un juego de actitudes ante la terapia.

Paco Domínguez

Paco Domínguez

Paco Domínguez, uno de mis terapeutas y formador en la escuela donde aprendí, el IPG de Madrid, decía siempre que las técnicas existían más para dar seguridad al terapeuta que para ayudar al paciente en su camino.

Y con los años he visto que es cierto.

En gestalt se utilizan juegos y dinámicas muy diversos. Los hay ya creados y tradicionales, como la famosa Silla Caliente o Silla Vacía…(una de las técnicas estrella del movimiento) y otros que surgen nuevos a discrección del terapeuta. Dinámicas de teatro, juegos corporales, escribir, pintar, visualizaciones creativas, actos mágicos… cualquier técnica es susceptible de ser incorporada a una sesión si se estima oportuno.

En gestalt se utiliza el arte, los cuentos, el teatro, la dramatización, la corporalidad, los rituales, la música, el canto, la percusión, el baile, cualquier cosa disponible que esté en nuestra mano, para provocar la toma de conciencia del paciente, el insight y el cambio posterior.

En el Insight, el Darse Cuenta, se producen avances, se realiza la transformación personal. Porque, cuando me doy cuenta de lo que siento, lo acepto, me responsabilizo de ello, lo asumo y después se opera el cambio. Algo tendré que hacer con eso que siento y que me pasa… aceptarlo, asumirlo o realizar una acción. Es mi responsabilidad.

educación artística

LA TERAPIA ES UN CAMINO

Queremos soluciones rápidas, pero la vida no es rápida, es un proceso. El mundo actual está demasiado cargado de conceptos como eficacia y resultadismo… pero los resultados duraderos a veces no son rápidos, requieren tiempo.

Del mismo modo que las cosas maduran a un ritmo, las personas también lo hacen y en terapia, mi experiencia es que lo rápido no está bien asentado con bases firmes.

A veces el primer terapeuta que eliges, como la primera novia, la primera pareja, el primer trabajo, tu primera casa o tu primer coche, no es el bueno. Yo hice un largo recorrido por varios terapeutas y estilos de psicoterapia antes de encontrar un camino que me sirviera. Y os animo a probar, a hacer vuestro propio recorrido hasta que las cosas se os arreglen por dentro un poco.

Primero tuve una psicoanalista, luego una psicóloga coginitiva conductual (vista en distancia, una de las peores experiencias terapeúticas de mi vida) y finalmente encontré un terapeuta gestalt excelente, Paco Dominguez y el apoyo de muchos otros terapeutas grupales de alto nivel durante la formación en mi escuela, el IPG de Madrid.

Hay muchas otras escuelas de gestalt y muchos grandes profesionales en Madrid, en España y en el mundo. Buscad y encontrad.

Yo sencillamente encontré el lugar que necesitaba. No fué un camino sencillo, en terapia sufrí, lloré, ardí de rabia, me conmoví, luché, perdí, gané, me resistí, fuí dejando que mis barreras interiores se fueran cayendo, aprendí a conocerme, a quererme como soy… y llegué al centro de mi mismo cuando menos me lo esperaba, puedo decir que incluso con la terapia ya  terminada, tiempo después de haber abandonado mi proceso individual en gestalt, al que no descarto volver cuando la ocasión lo requiera.

Desde entonces, han aparecido en mi vida toda clase de terapeutas, no solo gestálticos (también sistémicos, consteladores, biodescodificadores, terapeutas energéticos), de los que he ido aprendiendo grandes cosas. Uno nunca deja de crecer y de mejorar, de avanzar y conocerse.

A veces uno no lo consigue ni a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera intentona. Pero no darse por vencido es importante en el camino terapeútico. La terapia es un proceso, un camino. Puede durar años o décadas. Se abandona, se regresa, se cambia, se crece… Cada terapeuta te aporta algo bueno y algo nuevo en tu avance.

Y tarde o temprano uno descubre un día que, de repente, se encuentra mucho mejor, en paz con la vida y con el mundo y que el camino se hace mucho mucho más fácil.

Un camino de mil pasos se logra dando el siguiente paso.

Y si el siguiente paso que has de dar es hacer terapia, eso nadie lo sabe mejor que tu.

P.D.

Recientemente el Blog ha superado las 100.000 visitas. No tengo palabras para agradeceros el apoyo que habéis demostrado en todo éste tiempo. El Blog crece en seguidores, crece en lectores y me llena de emoción saber que lentamente el cambio en las conciencias de las personas va transformando el mundo.

Gracias por vuestros mensajes, gracias por vuestros testimonios, gracias por vuestros emails, por vuestro afecto, vuestra participación y un millón de agradecimientos más a todos por estar siempre ahí en los mejores y los peores momentos.

Esto es VerDeVerdad… y entre tod@s, vamos a cambiar el Mundo.

Felicidad

Eugenio Sánchez Arrate

Odio las listas de recetas. También las listas de consejos y sobre todo esos artículos o libros del tipo, las 10 leyes para el éxito, los 12 pasos hacia la felicidad, las 20 cosas imprescindibles que mejorarán tu vida, o los 13 principios de la mente superior y creativa.

Las odio, sencillamente. Contienen un aroma de superioridad, transmiten esa rara sensación de que, leche, si resulta que es muy fácil ser feliz, ser rico, ser abundante, vivir una vida sana, pero como yo soy medio gilipollas, no me había dado cuenta y vivo hecho un desgraciado.

Entonces nos entra la culpa, no solo no lo estamos haciendo bien, no solo estamos llevando una vida de mierda, sino que encima… encima nos restriegan que somos imbéciles porque la solución es muy fácil y estaba ahí, al alcance de la mano.

Son muy norteamericanos éstos procedimientos de la felicidad en pastillas y principios fáciles, la riqueza al alcance de todos siguiendo tres pautas y dos consejos.

Creo, desde el corazón, que si una sola de esas listas funcionara bien, no haría falta seguir escribiendo más listas parecidas. También opino lo mismo de los libros de autoayuda… su funcionamiento es relativo.

Pero sobre todo odio ésta clase de listas porque no creo en dar consejos, no creo en dar recetas y creo que cada persona tiene necesidades e impulsos diferentes, un camino diferente y una forma diferente de vivir. Cada persona necesita algo distinto para despertar la conciencia y ser más feliz.

¿Quiénes somos nosotros para dar consejos?.

Dicho ésto, solo puedo contaros aquello que a mi me ha funcionado bien de unos años para acá. Aquello que ha hecho de mi vida un lugar mejor. Advierto: son mis trucos… para nada pretendo que sean los trucos que deba seguir todo el mundo.

Agradecimiento: Agradecer todo lo que tenemos, lo que disfrutamos, la comida que comemos -sea buena o mala, mucha o poca-, la gente con la que hablamos, las oportunidades que aparecen en nuestra vida, las experiencias que vivimos, las buenas, las malas, las regulares. Valorar que tenemos casa, techo, comida, comodidades, que estamos sanos, que podemos respirar, reir, caminar, que tenemos gente que nos quiere, que estamos facultados para querer con toda nuestra alma a las personas que vengan a nosotros.

Perdonarse y perdonar (lo cual no significa que los demás te puedan tomar por tonto) A los que tengas que poner límites o decir las cosas muy claras… debes hacerlo. A los que tengas que expulsar de tu vida, expulsarlos sin contemplaciones. No venimos a ser ONG´s del afecto. Si no nos aman, aire. Tratemos a los demás como ellos nos tratan a nosotros. Da mucho poder y sensación de alivio dar puerta a alguien que solo nos ha hecho daño o que abusa de nosotros.

Ver el lado amoroso de las personas. Una mirada torcida hacia la gente y nosotros mismos, ver los defectos y solo los defectos de todo y todos, nos hará muy desgraciados. Ver el lado amoroso de la gente implica vernos a nosotros amorosamente. Nosotros también somos gente. También merecemos una mirada amable. Merecemos amor.

Aprendizaje: Considerar cada experiencia de vida no como una desgracia o una bendición, sino como un aprendizaje.

Sencillez: Recrearse en las cosas sencillas de la vida. Aprender a disfrutar del silencio, de un paseo, de un atardecer. Las mejores cosas de la existencia no son las más caras o las más rotundas, intensas o excesivas. Vivir agitado o pasado de vueltas es vivir en un estado de excitación anormal e insano que implica que algo dentro de nosotros no marcha bien. Si tenemos que chutarnos adrenalina, es porque quizá estamos un poco muertos por dentro. Lo cotidiano ya contiene experiencias poderosas para nosotros siempre y cuando estamos en un estado total de presencia.

Escuchar al propio cuerpo. Si enfermamos o somatizamos, es porque algo en nuestra vida no marcha bien. Ya hay exhaustivas listas de correspondencias entre dolencias y enfermedades y su correspondiente problema emocional asociado. (recomiendo, por ejemplo La Enfermedad busca sanarme, de Phillippe Dransart. Editorial Luciérnaga, pero hay muchos otros libros) Investigad, escuchad al cuerpo, aprended lo que os está diciendo cada dolor, cada enfermedad, cada problema de salud.

(Esta es una de mis favoritas, atentos)…

Ligereza: Si cuesta mucho, no es para ti. Si te tienes que esforzar un montón para lograrlo, si conservar una relación o tu vida actual te pesa… esa no es tu verdadera vida. La vida de uno, la que está destinado a vivir, es fácil, ligera, no se hace pesada ni molesta, no cuesta grandísimos esfuerzos, no aburre, no aturde, no atonta, no estresa, no cansa ni agota, no te hace sentir que serías más feliz en otra parte. Al contrario, te llena de energía e ilusión. Cada día.

Desapego y límites: Si algo o alguien no te nutre, abandónalo, no es para ti. Todo y todos los que estén en tu vida han de estar para proporcionarte la mayor felicidad posible. Eso no significa que puedas aprovecharte de ellos, pero si que debes aprender a disfrutar de lo que te dan. Pon límites a los que te dañan, aléjate de los que no te aman o te hacen daño. No tienes porqué aguantar a nadie. En ningún lugar está escrito que tu te tengas que llevar bien con todo el mundo.

Felicidad: Aprender qué es lo que te hace feliz a ti. Lo que a una persona la hace feliz, para otra puede ser un infierno.

Conocerte: saber qué te apasiona e ilusiona y empezar a hacerlo ahora, ya y sin excusas. Esa es la tarea más importante que has de llevar a cabo de manera inmediata. Los debos y los tengos no sirven de nada. Tu no tienes ni debes hacer nada… tu obligación primera es ser feliz y compartirlo con los tuyos, contagiarlo al mundo.

Se creativo: Recupera al artista que llevas dentro. Cursos como el Camino del Artista, de Julia Cameron (que yo imparto como facilitador, pero que pueden hacerse en solitario) o cursos de creatividad, arteterapia, bellas artes etc… te ayudarán a rehabilitar al creador que llevas dentro. Porque, no se si lo sabes, cuando creas, te pareces a la Deidad, te vuelves luminoso, divino y también más feliz.

Todo el mundo es creativo. Se puede ser creativo hasta cuadrando balances o fregando los platos, no necesitas ser un artista en el sentido más estricto del término para trabajar y explorar tu creatividad.

Entusiásmate: … entusiasmo viene de la palabra Entheos (estar en Dios).

Recupera a tu niño interior: Sanar sus viejas heridas, hacer los duelos pendientes, perdonarse y perdonar viejos agravios, traumas y heridas. Para ello, imprescindible hacer terapia. Sin terapia, todo queda sepultado bajo capas de aparente normalidad… pero solo aparente. El dolor está ahí debajo… SIEMPRE. Por mucho que lo ignores o niegues, está teniendo un efecto perjudicial en tu vida a no ser que lo sanes y limpies por completo. Mucha gente cree estar sana pero no lo está. Sin terapia el camino de crecimiento se hace mucho más arduo.

Apertura: Estar abierto y dispuesto al crecimiento interior y el trabajo personal constante. No lo sabemos todo, no somos divinos ni perfectos. La disposición a crecer nos hace grandes.

Escucha: Sin escucha a los otros, a la vida, a uno mismo, uno no recibe los mensajes de la existencia ni aprende lo que tiene que aprender de todo lo que nos pasa. Escuchar significa a veces oír cosas de nosotros o los demás que no nos gustan… y de nuestra capacidad para encajar depende todo.

Empatía y compasión: Empatizar con uno mismo y los otros. Compasión, compasión y compasión. Los demás no son nuestros enemigos, a menudo son grandisimos aliados.

Pasión: Y una variante muy buena… con pasión, con pasión, y con pasión… haz cosas que te apasionan, apasiónate. La gente que no es capaz de apasionarse, debe trabajar sus miedos y corazas exteriores, pues por debajo de ellas lo que existe es el espíritu, el fuego interior que nos hace vibrar con la vida, que nos sacude y agita para entregarnos a la experiencia.

Experiencias intensas: Buscad experiencias cumbre, experiencias de total implicación y conexión con lo que estéis haciendo… ésto solo se consigue haciendo lo que a uno le gusta. Una experiencia intensa no significa que uno se tenga que arrojar desde un puente, circular a trescientos kilómetros por hora o luchar con un león a brazo partido. La intensidad es otra cosa muy distinta desde la quietud, la calma y el estar centrado en uno mismo.

Meditar, pasear y caminar con frecuencia: Algo de ejercicio físico (senderismo, bicicleta… en mi caso, además, tiro con arco) ayuda. Machacarse y autotorturarse con el ejercicio tiene un componente importante de masoquismo o adicción a las endorfinas a causa de un estado emocional que casi siempre muestra cierta tendencia a la depresión. Es propio de los caracteres rígidos, hiperresponsables y encorsetados. Si tu ya eres feliz con tu vida cotidiana, no necesitas chutarte ejercicio para no venirte abajo o apagarte como una vela sin cera. Deporte sano y sin exigencia, que éste no sea una adicción ni una tortura. Que sea un regalo.

Contacto con la naturaleza: Pisar la hierba descalzo nos reconecta con la Fuente, la Deidad, el Creador y el propósito de nuestra alma. Hacedlo con frecuencia, es sanador.

Vivir las emociones sin negarlas, reprimirlas ni rechazarlas. Ser fuerte no es ir de fuerte por la vida (a menudo se confunde ésto). Alguien fuerte llora si tiene que llorar, se desmorona si se tiene que desmoronar, va a terapia si tiene que ir, no niega los problemas, no asegura tenerlo todo controlado y es capaz de atravesar todos los estados de ánimo sin negarlos o bloquearlos porque puede caminar a través de ellos sin sentirse amenazado.

Soledad y Compañía: Pasa ratos de soledad e introspección (para centrarse y no perderse en los otros) y ratos de compartir con los amigos, con buenos amigos. Comparte el tiempo con gente que te quiere, con animales, con personas lindas y luminosas.

-Tener una buena disposición y consideración hacia uno mismo. Tratarse con afecto, con respeto, con ternura. Mirarse con ojos amables en el espejo. Reconocer los propios errores, perdonarse por ellos, pedir perdón a otros si se los hiere u ofende, reparar el daño causado siempre.

No forzar los acontecimientos, fluir con la vida, no pelearse con lo que no nos sale, lo que no es para nosotros, no nos llega o no sucede. Lo que ha de pasarnos, nos pasará, lo que ha de llegarnos, llegará. Todo está contemplado en el plan de nuestra alma.

No esperar el momento adecuado e idóneo para hacer lo que uno desea hacer, estar con quien uno desea estar o llevar la vida que uno quiere y sabe qué le hará feliz. El momento es Ahora, el instante es Ya. Postoponer es aplazar… ¿Cuándo será el momento idóneo para hacer eso que siempre quisiste hacer? La respuesta es hoy… Ahora. Solo tenemos el presente y nada más. La vida pasa deprisa.

Olvida las listas, las recetas, los consejos: E insisto, como punto final del listado, no hacerme a mi mucho caso, no seguir a maestros ni gurús, ignorar las listas como ésta (incluida también ésta si os parece bien)… buscad vuestras propias recetas. Las mías son las que os he contado y puede que no todas os sirvan. Usad las que os vengan bien, añadid otras y, si os apetece, compartidlas conmigo, porque me encantará escucharos y saber lo que os hace felices ya que, posiblemente, también me ayude a mi y ayude a muchos otros a ser más felices.

Esto es VerdeVerdad y, entre todos, vamos a cambiar el mundo.

Consultas de Registro Akáshico

leona amor incondicional

un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

Es uno de los grandes retos del ser humano desde que el mundo es mundo, sobre todo porque el amor incondicional es escaso en la vida cotidiana y nos cuesta darlo y recibirlo de los demás.

Amor incondicional es amar al otro, incluso cuando el otro no es capaz de amarse a sí mismo.

Quererle incluso cuando él no se quiere. Quererle incluso cuando no nos quiere.

Darle amor incluso cuando no se deja, no nos lo permite o cree no merecerlo y se aparta de nosotros, nos agrede, nos teme, nos juzga, se juzga y se enreda con nosotros en las formas más peregrinas.

Amarlo y amarlo así, sin esperar nada.

Esa es la clase de amor que deberíamos intentar dar al otro, pero no siempre es posible.

A mi, por ejemplo, me cuesta mucho. Soy humano y muchas veces conecto con el enfado, el abandono por parte del otro, o la tristeza.

Y descubro que no soy tan amoroso como quisiera, que no puedo querer tanto como me gustaría.

A veces uno tiene que poner límites para protegerse del maltrato… a veces el abandono, la agresión, o la falta de empatía hacia nosotros por parte del otro es también una forma de maltrato… y uno tiene que poner distancia.

Otras veces cargamos al otro con nuestras excesivas expectativas, esperando que se comporte de ésta o esa manera, que nos quiera así o asá, que sea de éste o ese modo.

Pero incluso cuando el otro no es lo que esperamos, podemos amarle de corazón.

En terapia, la aceptación incondicional del paciente es fundamental, como lo es en la vida. Aceptar a nuestros amigos, a nuestras parejas, a nuestros seres cercanos y lejanos. Aceptarlos en lo que son, quererlos así, sin esperar que sean diferentes, sin esperar que cambien o sean mejores o distintos, o estén más sanos o sean mejores de lo que ya son.

Eso es amor.

Y cuando la relación a su lado se hace insoportable, mejor alejarse, separarse, quererlos de otra manera en la distancia o incluso dejar de quererlos si eso nos daña, porque también hemos de querernos nosotros.

En ningún lugar pone escrito que tengamos que sacrificarnos, inmolarnos o querer muchísimo a todo el mundo durante todo el tiempo a costa de nuestra salud e integridad emocional.

Hay gente que sencillamente no se deja querer, otra que no es capaz de correspondernos… ese es su problema, no el nuestro.

Si después de haberlo intentado, intentado con ganas, no lo conseguimos, separémonos, será lo mejor.

Se que no es fácil… sobre todo porque a veces el que tenemos al lado nos lo pone fatal (sobre todo si nos agrede, ignora o maltrata… o vivimos enganchados en una trama de lealtad ciega, dependencia o agradecimiento que nos puede consumir la vida).

En caso de maltrato o agresión, los límites han de ser muy claros.

Aquí el amor incondicional se suprime, porque también nos debemos amor a nosotros mismos y dejarnos maltratar por los demás no es amarse como uno debería.

Aceptar al otro supone amarlo con todo el pack de defectos e inseguridades, con toda su neurósis o su psicósis.

Quererlo cuando menos se merece que lo quieran.

Quiéreme cuando menos lo merezca, porque es cuando más lo necesito.

Esta frase me encanta y es tan cierta como que hay un cielo y un sol cada mañana.

La persistente manía de querer arreglar al otro

Pero en terapia (y no solo en terapia, sino en la vida) a menudo caemos en el error de pensar que, como psicólogos, terapeutas, sanadores, tenemos que arreglar al otro (como si fuera un juguete estropeado), que tenemos que curarlo o sanarlo o cambiarlo o hacerle algún apaño para que mejore y sea al fin un paciente adecuado y digno de ser dado de alta en consulta, digno de ser amado y aceptado.

Pero no siempre contemplamos que las personas tienen su momento y sus propias dificultades. Que están viviendo un proceso. Que quizá no pueden, no saben, no lo logran o no llegan.

Que están bloqueadas, que no saben hacerlo mejor, incluso que no es su momento para la terapia y quizá nunca lo sea.

Aceptar que no podemos curar a todo el mundo, que no tenemos que curar a nadie, que incluso después de mucho esfuerzo, muchos pacientes no mejoran, o no se dejan ayudar, o abandonan la terapia o no desean seguir, es uno de los retos del terapeuta.

Amar al otro por lo que es, apreciarlo y dejarlo ser, dejarle existir, elegir, equivocarse, tropezar y levantarse… eso son verdaderos actos de amor que muchos terapeutas excesivamente directivos e interventivos, no logran realizar por sus pacientes.

Para ello es fundamental respetar los tiempos de la persona, su momento personal, su capacidad de entrega y su capacidad para confiarse al otro, así como su capacidad para autosanarse y cambiar, si es que deben hacerlo.

Respetar sus decisiones, aunque nos parezcan erradas, respetar su identidad personal, sus gustos, sus querencias, respetarlos aunque no los compartamos, aunque nos duelan, aunque choquen frontalmente con nuestro sistema de creencias o incluso aunque estemos constatando que son errores garrafales… el otro debe aprender por si mismo, no somos quien para inmiscuirnos.

Hay gente que, dada la naturaleza de su patología, no es dueña de si misma a la hora de confiarse al otro, de entregarse.

Hay gente que de momento no puede, gente que tendrá que esperar o que se enfrenta a grandes obstáculos y frenos interiores.

Obcecarse en empujar, en que se esfuercen más, es perder el tiempo y no respetarles, es hacerles incluso daño.

Las cosas deben fluir solas o si no, no funcionarán.

Aceptar al otro como es.

Y, ya de paso, aceptar que no podemos salvar a todo el mundo, porque no somos salvadores de nadie.

Aceptar que no podemos influir en el proceso de las personas, que no curamos a nadie (que la gente se cura sola mientras los acompañamos), que no somos nosotros los que sanamos al paciente, que la sanación sucede (o no), que la gente se sana y cura sola (o no) y que somos meros asistentes al proceso personal de los pacientes, a su propio camino.

Que acaso podemos darles algún mapa de ruta, algún consejo o sugerencia, alguna técnica o destreza que les ayude, e incluso el amor y aceptación que no han recibido en otras partes o por parte de otras personas… pero que la responsabilidad siempre es del propio paciente.

Del mismo modo, nos convendría aceptar que en la vida no hemos venido para cambiar y arreglar a nadie, porque todo está bien, la gente es como es y, de partida, nadie tiene que ser arreglado.

Y, o los queremos tal y como son, o mejor que nos apartemos de su lado.

Y sobre todo amarnos a nosotros mismos y aceptarnos en nuestros errores, atascos, bajezas, mezquindades, meteduras de pata…

Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando aprendemos a ver con amor a una persona imperfecta.

Y a veces esa persona imperfecta, somos nosotros mismos.

Vivimos la vida con sensación de esfuerzo, de conflicto, de lucha. Levantarse, trabajar, ir y volver a casa, pagar facturas, resolver problemas y acostarse agotados. No nos queda tiempo para ser felices, para hacer las cosas que deseamos, apenas para respirar.

Vivimos toda la vida queriendo ser más felices, tener más dinero, ser más altos, más guapos, más creativos, más libres, más realizados, más exitosos, más famosos, más espirituales, más ricos, más elevados.

Mi consejo es Deja de luchar.

Baja los brazos, no empujes, no te resistas, no trates de ser quien no eres, no te fuerces a cosas que no deseas, a vivir una vida que no quieres, no intentes ser otra persona, o comportarte como alguien distinto.

No frecuentes a personas con las que nada te une. No te alejes de tu esencia y de lo que amas… probablemente hace mucho que olvidaste quien eres y ya ni te atreves a seguir tu sendero.

Contémplate, acéptate y transfórmate desde esa aceptación incondicional, pues cuando la consigas, provendrá del cariño más puro hacia tí mismo.

En psicoterapia y otro tipo de disciplinas se parte a veces de una premisa errónea respecto al paciente.

La idea de que uno está roto o estropeado, de que hay que arreglar o reparar a las personas o a uno mismo, el mandato de que uno tiene que ser distinto de como es para convertirse en alguien más sólido, entero, responsable, cabal, eficaz, sensato etc…

Es lo que Claudio Naranjo, el gran difusor de la Gestalt, denomina el Juego de Calce (jugamos a encajar en un molde, a calzar como un zapato en la idea que tenemos de lo que es ser una persona sana o ideal). Pero es que no somos personas ideales, tan solo personas imperfectas.

Maravillosamente imperfectas, por cierto.

Y resulta que la mayoría de los problemas que tenemos provienen de no aceptarnos, no amarnos así, incondicionalmente, con nuestros defectos e imperfecciones. 

El amor todo lo cura y yo aseguro y juro, desde el corazón del escritor y terapeuta que soy, aquí y ahora, que en verdad no somos juguetes rotos, sino seres de luz de una belleza infinita.

Puede que seamos imperfectos en nuestras vidas, puede que a veces lo pasemos mal, que suframos, pero con amor y ternura, con aceptación y perdón, con cariño, todo se lleva mejor y (esa es mi experiencia) prácticamente casi todo se termina curando si hay amor suficiente.

Y ese es el problema, nos falta AMOR, amor a nosotros mismos, a los demás, a la vida…

Tengo el convencimiento de que la mayoría de las patologías provienen de la falta de amor hacia uno mismo (y de amor de los demás hacia nosotros y también hacia ellos mismos), porque, cuando uno se quiere, sencillamente se trata bien, elige la mejor vida posible para él y los suyos, no se fuerza a nada, fluye, va hacia las cosas que ama, está con aquellos a los que quiere y le hacen feliz, no vive en medio de constantes tensiones y conflictos, o desbordado por la apatía, el vacío y el aburrimiento, no se conforma con vidas de consolación o directamente insuficientes, se dirige hacia lo que le hace feliz… y todo ello sin que nos cueste un tremendo esfuerzo.

De hecho, cuando sentimos que la vida es un gran esfuerzo, que todo nos pesa o nos cuesta mucho, que tenemos que empujar constantemente, bregar con lo cotidiano para salvar el día, o que nos falta algo y no estamos satisfechos; es que estamos nadando contra corriente, no a favor del río, no a favor de lo que la vida nos trae y es en verdad para nosotros, sino nadando en las aguas del ego que nos dice mensajes del tipo:

Confórmate

Escóndete

Acepta lo insuficiente

Acepta tu infelicidad (podría ser aún peor)

La vida es peligrosa

No corras riesgos

No persigas tus sueños

No lo vas a conseguir

La felicidad no es para ti

y similares…

Cuando nuestros miedos y nuestro ego intervienen, toman el control de nuestra vida y nos meten en callejones de los que se hace difícil salir.

Con el paso de los años nos metemos en profesiones, hipotecas, relaciones, trabajos, familias y situaciones que tienen muy mala salida.

En su momento el miedo, el conformismo o la inercia hablaron y se apoderaron de todo… entonces apareció el control.

Cuando controlamos no dejamos que sucedan las cosas, no dejamos que se cumpla nuestro destino… muchas personas viven vidas que no son suyas, tan solo porque les ha faltado la energía, el valor y la determinación suficiente como para oponerse a la inercia de unos acontecimientos que les estaban poniendo a prueba y les llevaban por lugares donde han tenido que aceptar un cierto esfuerzo inútil, pues una vida que no es la de uno, no merece la pena que gastemos un solo gramo de energía en mantenerla.

Algunos piensan que las cosas cambiarán, que vendrá algo o alguien y los sacará del atolladero, no se responsabilizan de tomar una determinación firme, esperan, esperan y siguen esperando a que algo cambie y la vida de un volantazo a su favor.

La mala noticia es que, cuando tu no eliges, la vida elige por ti y empeora… te arrastra y a veces te lleva a lugares muy muy dolorosos con gente que no te hace feliz, en sitios donde escapar se hace complicado.

El fallecido Steve Jobs, Presidente de la compañía Apple, decía lo siguiente relativo a la búsqueda de la propia felicidad:

«Si tu no trabajas para cumplir tus sueños, acabarás trabajando para cumplir los sueños de otro.»

Lo sueños de otro pueden ser los de tu jefe, tu familia, tu pareja, tus amigos, tus vecinos… ¿Pero, son los tuyos?

Porque, lamentablemente, amig@s lector@s, si no nos amamos, nos vendemos al mejor postor (un jefe, una pareja, unos amigos) por un plato de lentejas (Seguridad, tranquilidad, comodidad) y entonces no dejamos que sucedan las cosas, no nos dejamos ser, no nos dejamos estar y no nos dejamos en paz… ni a nosotros mismos, ni a los demás.

La única solución ante ésta interrupción del ego es dejar de luchar, aceptar la verdad que llevamos dentro y ser consecuentes con ella. Hemos venido a la vida para algo, somos alguien, con unos talentos y unas pulsiones, pasiones, deseos… acaso una vocación…  y debemos ser consecuentes con todo ello.

Insisto y lo repetiré millones de veces: HAZ LO QUE AMAS. HAZ SIEMPRE LO QUE AMAS.

En éste sentido, como complemento a éste artículo y debido al éxito del anterior texto de Jeff Foster titulado el Corazón del Trauma, que podéis leer también aquí y en mi blog personal El Guasinton Post, http://psicotaipan.tumblr.com/, reblogueamos para VerDeVerdad un nuevo ensayo de éste excelente divulgador de la filosofía Advaita que es un honor y un privilegio publicar en éstas páginas.

Jeff Foster (muchos ya lo habréis notado) me encanta y me parece un autor de referencia al que seguir de manera obligada.

Para aquellos que nos han preguntado sobre el Advaita, la filosofía que Foster difunde, diremos que se trata de una rama del hinduismo que asegura que todo está unido y conectado entre si, que no hay separación entre los seres y tampoco entre cada ser y el Todo, la Deidad.

Todo es uno y todo sucede porque ha de suceder.

Solo la resistencia provoca dolor. Solo tratar de defenderse de lo que es.

Solo pretender controlar en vez de seguir el curso natural de acontecimientos que nos lleva a la felicidad.

Si tu la dejas, tu vida no puede salir mal. Si te empeñas, si te esfuerzas, si luchas, si no elijes tu propio camino, la vida te acaba dejando en la cuneta.

No luches.

Algunas muy buenas noticias

Jeff Foster

(reblogueado del blog PresenciaConsciente  http://presenciaconsciente.tumblr.com/)

1. No necesitas todas las respuestas en este momento.

Justo aquí, justo ahora, en este momento, no necesitas ‘averiguar’ el resto de tu vida, independientemente de lo que digan los demás.

No necesitas todas las respuestas. Éstas llegarán, a tiempo, o no, o quizás es que las preguntas innecesarias simplemente se desvanecerán.

No hay ninguna prisa. La vida no tiene ningún apuro. Sé como las estaciones. El invierno nunca intenta convertirse en verano. La primavera no se apresura hacia el otoño. La yerba crece a su propio ritmo.

Las elecciones que habrán de hacerse se harán, y no tienes poder de elección en eso. Las decisiones que habrán de tomarse se tomarán, los acontecimientos se darán, pero en este momento, tal vez, no necesitas saber las soluciones o los resultados, o cuál sería la mejor forma de proceder. Quizás el no saber es un invitado especial al banquete de la vida. Quizás la apertura a toda posibilidad es un muy querido amigo. Quizás hasta la confusión podría venir a descansar aquí.

Y de esta manera, en lugar de tratar de ‘componer’ nuestras vidas, en lugar de tratar de resolver perfectamente lo irresoluble y rápidamente completar la historia épica de un ‘yo’ ficticio, simplemente podemos relajarnos en un absoluto no-saber, hundiéndonos profundamente en el cálido abrazo del misterio, sumergiéndonos en lo más hondo de este momento, saboreándolo completamente, con toda su singularidad y con toda su maravilla.

Y después, quizás, sin ningún esfuerzo, sin lucha ni estrés, sin que haya un ‘tú’ involucrándose en nada, las respuestas verdaderas surjan en su propio y dulce tiempo.

2. No hay nada de malo en ti, y jamás lo hubo.

Amigo, desde el principio, nunca estuviste mal.

No naciste para ser pecador. Nunca estuviste destinado a ser basura espiritual. Nunca hubo una falta fundamental en tu vida.

Tan sólo fuiste enseñado a pensar eso. Otros trataron de convencerte de que no eras lo suficientemente bueno, por el simple hecho de que ellos tampoco se han sentido lo suficientemente buenos. En tu inocencia, y sin ninguna evidencia de lo contrario, les creíste. Así que invertiste todos esos años tratando de arreglarte, purificarte y perfeccionarte a ti mismo. Buscaste poder, riqueza, fama e incluso iluminación para probar que eras un ‘yo’ valioso. Te comparaste con otras versiones de un ‘yo’, y siempre te sentiste o superior o inferior, y todo eso se convirtió en algo sumamente agotador; trataste de lograr metas inalcanzables, trataste de vivir a la altura de una imagen en la que ni tú realmente creías anhelando siempre tu propio descanso.

Pero como podrás darte cuenta, siempre fuiste perfecto, desde un principio. Perfecto en tu total imperfección. Tus imperfecciones, tus manías, tus defectos, tus rarezas, tus muy singulares sabores era lo que te hacía tan adorable, tan humano, tan real, tan fácil de identificarte. Incluso en tu imperfección, siempre fuiste una perfecta expresión de vida, un amado hijo del universo, una completa obra de arte, única en el mundo y digno de todas las riquezas de la vida.

Nunca se trató de que construyeras un perfecto ‘yo’. Siempre se trató de que estuvieras, fueras, perfectamente Aquí, perfectamente tú mismo, en toda tu divina extrañeza.

“Olvida tu oferta de perfección”, Leonard Cohen canta. “Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz.”

3. La Iluminación no es un Destino.

No hay un camino fijo hacia la iluminación.

La iluminación no es una meta, el lugar de descanso al final de un largo viaje – esa es sólo la versión mental de la iluminación.

La iluminación es colmar de luz el lugar en donde te encuentras justo en este momento.

Esta es una muy buena noticia. Esto significa que absolutamente nadie es la autoridad en tu camino – ningún maestro, ningún gurú, ningún líder religioso. Esto significa que absolutamente nadie puede decirte cuál es el ‘camino’ correcto para ti. Esto significa que no puedes equivocarte, incluso si crees que alguna vez te has equivocado. Significa que nada de lo que ha pasado puede sacarte del camino, porque el camino es cualquier cosa que esté pasando, sin excepción. Nada puede alejarte del milagro de la vida, o acercarte a él, ya que el milagro está por todos lados, brillando en todo su esplendor, en forma de cada pensamiento, sensación, imagen, sentimiento, aroma, sonido, y como el profundo milagro del Uno que está consciente de todo.

Sé esta consciencia, brillando en cada momento, independientemente del contenido. Duda, miedo, tristeza, enojo, intensa confusión – quizás, sólo quizás, estos no sean ni enemigos, ni obstáculos para la iluminación, sino expresiones de una inteligencia mucho más profunda. La misma incomprensible inmensidad y despierta inteligencia que da nacimiento a las estrellas y mueve las mareas de los océanos y envía a todas y cada una de las cosas hacia su viaje paradójico buscando su propio ser.

Sal de la historia del tiempo, el espacio y del progreso hacia metas futuras y confía en este momento sagrado. Toma cada momento. Todo momento completamente. Este momento. Porque cualquier momento es un punto de acceso.

Nunca hay obstáculos – sólo puntos de acceso.

Tú no eres ninguna entidad separada realizando un viaje hacia una futura completud.

Tú Eres poesía pura.

4. Tu vida no puede salir mal.

En realidad, tu mundo está configurado de tal modo que nunca te pasa nada, sino que todo-pasa-para-ti… Todo pasa para tu despertar, para tu crecimiento, para tu inspiración, para tu exploración. Incluso si lo olvidas, o si en ocasiones eres incapaz de notarlo, o si te distraes o entras en la desesperación.

Cuando no hay ningún destino fijo, no puedes perder tu destino, así que nunca puedes perder tu camino. De este modo, nunca pasa nada en tu vida que sea capaz de sacarte del camino. Tu camino ES lo que sucede, y lo que sucede ES tu camino. No hay de otra.

Todo es un regalo en este inquebrantable camino que llamas vida – las risas, las lágrimas, los momentos de gran tristeza, las experiencias de profunda pérdida, el dolor, la confusión, los momentos en que crees que nunca lo vas a lograr, hasta la inmensa angustia del amor – incluso si lo olvidas, si no puedes darte cuenta de ello o si pierdes absolutamente toda la fe en este espectáculo.

Pero incluso la pérdida de la fe en todo este espectáculo es parte del espectáculo, y hasta la escena en donde ‘todo sale mal’ no es indicativa de que el espectáculo esté saliendo mal. Y así, entonces, es que siempre estás exactamente donde necesitas estar, lo creas o no… aunque no lo creas.

La vida es absolutamente confiable, aún cuando la confianza parezca estar a un millón de años luz… y la vida no puede salir mal, porque todo es vida, y la vida es todo. Entiende esto, compréndelo en tu corazón, y así, la espiritualidad se volverá profundamente simple, tan simple como respirar, tan natural como mirar las estrellas en la noche y caer en un asombroso silencio. El universo es mucho más hermoso de lo que te podrías imaginar.

Con amor,

– Jeff Foster

(Traducido por Tarsila Murguía desde el sitio web de Jeff Foster…http://www.lifewithoutacentre.com/es…/an-invitation-to-rest/(Imagen: Thomas By- Marian Vejcik)

Un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

Esencia

El otro día en consulta y también a raíz de recientes acontecimientos de mi vida relacionados con una persona a la que quiero mucho (aunque me da la sensación de que ella no se lo termina de creer), tuve la ocasión de reflexionar sobre los conceptos de Forma y Esencia, dos términos de los que siempre he leído y aprendido algunas cosas, sobre todo desde un punto de vista aristotélico (que en éste artículo apenas abordaré).

Hace poco, un maestro me hizo reflexionar sobre ambos y entonces decidí escribir éste texto que vaís a leer.

FORMA es aquello que materializamos en el mundo, pero que está vacío de contenido, que no nos llena ni nos hace felices.

-un trabajo maravilloso o frustrante, pero que no nos gusta

-una vida insatisfactoria, aunque aparentemente perfecta

-una vida infeliz de la que no conseguimos escapar

-éxito financiero vacío de contenido y de servicio por los demás, vacío de alma

-logros que no nos hacen sentir plenos y nos impulsan a seguir buscando otros logros

-todo aquello que nos hace sentir infelices, insatisfechos y con la sensación de carencia, de que necesitamos otra cosa, de que necesitamos más de eso o algo mejor, o más nuevo, o más adecuado.

Como habréis deducido, los seres humanos tenemos cierta tendencia a construir en la Forma, se nos ha enseñado que eso es el éxito en la vida y que está bien.

Formamos familias en la Forma, trabajamos en la Forma, nos instalamos en el mundo asentados en la Forma, potenciamos los aspectos de nuestro físico y persona asentados en la Forma y, mientras lo hacemos, nos llenamos de insatisfacción e infelicidad porque nunca es suficiente y cuando lo es, no dura demasiado tiempo y tenemos que buscar más en otra parte.

La Forma tiene esas dos características, provoca sensación de vacío, carencia (o de satisfacción momentánea) y no permanece.

Avaro

ESENCIA, en cambio, es aquello que está conectado con la Unidad, la Fuente, con Dios, con la Diosa, con el Gran Espíritu (llamémoslo como queramos) y que, por ser auténtico y por estar conectado con nuestra alma, con el ser que realmente somos, si que permanece…

Esencia es aquello que, construido aquí abajo, en el mundo material, construido en la Forma, a la vez tiene una manifestación tangible en el mundo espiritual.

Esencia es también aquello que es cierto y que nos hace muy felices.

-Esencia es una pareja a la que amamos y nos ama, y que nos hace sentir muy bien.

-Esencia es una familia con la que estamos de verdad a gusto

-Esencia es un trabajo que nos llena y nos realiza, con independencia de lo que nos paguen por él.

-Esencia es sentirnos satisfechos con lo que somos y lo que hacemos en la vida

-Esencia es sentir que estamos conectados con nuestro propósito divino y que estamos cumpliendo nuestra misión en el mundo.

-Esencia es sentir paz y tranquilidad con independencia de las condiciones externas de la vida que estamos viviendo.

Toda Esencia permanece y produce paz y felicidad profundas y duraderas.

Esas son las dos características fundamentales de la Esencia: que perdura y que nos hace muy felices.

La Forma sola, sin contener Esencia, solo provoca en las personas un gran vacío y nos impulsa a querer más, a llenar esa carencia con nuevos éxitos, retos, logros, posesiones, personas, dinero, prestigio.

Forma es la causa de que alguien consiga un éxito y necesite otro y luego otro y después otro más para seguir llenando un vacío que no se termina ni se compensa con nada.

Forma es la causa de que un adicto al trabajo se mate a trabajar descuidando todos los demás aspectos de su vida, incluidas las personas a las que ama.

Forma también es la causa de que no nos baste con lo que tenemos, porque lo que tenemos no está conectado con quienes somos y no nos hace felices.

La vida está llena de deportistas, hombres y mujeres de negocios, personas ávidas de éxito en algún campo, (profesional, social, afectivo y también espiritual) que avanzan en pos de mayores logros, sin atender a la tremenda sensación de vacío que les queda una vez conseguidos éstos y que les obliga a necesitar más y más y luego más.

roger-federer-llorando

La Forma es como ciertas drogas… satisface momentáneamente a la persona, pero luego te obliga a comprar más de lo mismo en otro lado, para mantener ese falso estado de plenitud que no se sostiene mucho tiempo.

La Forma, es apariencia, es falsedad, es cáscara, es, básicamente, MENTIRA.

Al trabajar para ella y estar atrapados en ella, los hombres y mujeres pierden su Esencia y malgastan su vida en lugares, relaciones y empresas que no les hacen felices y les impiden compartir sus dones con los demás.

Las élites que gobiernan nuestra sociedad, por ejemplo (Imprescindible leer el libro de Jean Ziegler, “Los nuevos amos del Mundo y aquellos que se les resisten”. Ed. Destino 2003) son ricas en Forma y muy pobres en Esencia.

Si fueran ricas en Esencia, el mundo sería un lugar más justo y menos poblado de entes depredadores que lo están esquilmando.

Forma

Hay personas que son tan pobres, que solo tienen dinero.

Y no es que tener dinero esté mal (hablaremos del dinero y de todas sus connotaciones en un futuro artículo), al revés. Es que, casi siempre, tenemos dinero enfocándonos en la Forma, no en la Esencia y el resultado no nos hace mejores, ni más felices, ni más compasivos, ni más beneficiosos para las personas que nos rodean.

Sin embargo hay gente que tiene mucho dinero conectado con la Esencia, y lo que hace, básicamente, se destina a usos relacionados con el Servicio a los otros y el Amor.

¿Qué sentido tiene trabajar para la Esencia?

A efectos de crecimiento espiritual, trabajar para la Forma solo te aleja de la Fuente y retrasa tu proceso de ascensión en el camino de vuelta al cielo, a la Deidad, ese lugar del que todos procedemos.

La Forma, a nivel energético, acumula densidad y nos hace pesados, nos ancla a éste planeta y nos impide evolucionar a lo largo de las reencarnaciones.

orangután avaricioso

La Esencia, en cambio, proviene del centro de nuestra alma, es aquello que hacemos y sentimos conectados con nuestro verdadero yo interior, es aquello que te hace sentir pleno, realizado, feliz… y que no precisa de una constante codicia, avaricia o avidez por tener más, por otras cosas, otras personas, otro lugar, otra casa, otro coche, otra relación, otro trabajo u otra vida.

Mientras que la Forma deja un vacío y tristeza interior del que a veces no somos ni conscientes… o nos produce enfado y más avaricia y necesidad de llenar, la Esencia llena por completo y relaja, da paz, hace feliz, entusiasma.

La palabra Entusiasmo viene del término griego “entheos”… que significa, con Dios dentro, estar con Dios o estar “en Dios”.

Cuando estamos entusiasmados, cuando estamos conectados con nuestro Dios interior, nuestro yo esencial se manifiesta: eso es Esencia y es lo que, cuando nos toque morir y pasar al otro lado, a la otra vida, a lo que quiera que haya más allá de la muerte… permanecerá.

¿Os habéis dado cuenta de lo contentos que os ponéis cuando hacéis lo que os gusta?

Pues a eso habéis venido, a hacer lo que más os gusta, a vivir entusiasmados todo el tiempo que os sea posible, a vivir entheos siempre que podáis, con Dios en vuestro interior, construyendo Esencia.

Como habréis comprobado, por desgracia, el mundo está lleno de personas muy ricas en Forma y muy pobres en Esencia.

Y resumiendo, trabajar para la Forma, provoca insatisfacción o satisfacción eventual y efímera y trabajar para la Esencia produce Felicidad.

Mi caso particular, para lo que pueda serviros. De la Forma a la Esencia en una década.

Yo nací en una familia rica en Forma pero pobre en Esencia.

Mis padres, desde siempre, estaban enfocados solo en construir sobre aquellas cosas que no permanecen, tener más dinero, una mejor casa, un nuevo coche. Todo se sometía al imperio del dinero, las apariencias (sobre todo mi madre) y a los asuntos prácticos de una empresa familiar, que nos proporcionaba una vida rica en comodidades pero pobre en felicidad.

En mi familia, la materialidad estaba siempre por encima de las personas, no al servicio de ellas.

Tuve que aprender desde muy niño (y no sin gran dolor) a leer en mi, a buscar mi verdadero sendero y mi brújula interior y también a descondicionarme de esas ideas estúpidas relativas al triunfo social, el éxito y todo lo demás, aprendidas con mis padres y en el colegio y la vida, para darme cuenta de que solo si empezaba a construir en la Esencia, empezaría a ser feliz.

Durante décadas de mi vida, más perdido que el barco del arroz, viví en la Forma, lo confieso.

Ganaba mucho dinero en la empresa familiar, conseguía cosas, compraba cientos de libros y de ropa que luego no leía o no me ponía, me iba de vacaciones a lugares lejanos, acumulaba, hacía, iba y venía, salía mucho, gastaba dinero, cenas, cine, diversión constante… Pero, por debajo, estaba siempre la sensación de vacío e incompletud.

Un día, circunstancias de la vida me sacaron de ese eje y acabé discutiendo con mi familia. Había terminado mi formación como terapeuta gestalt y se planteaba la posibilidad de un cambio profesional con menos implicación por mi parte en el negocio familiar. Desplazado por mi hermano, que pretendía gestionar todo el negocio él solo, abandoné con dolor la empresa familiar, forzado por las circunstancias y empecé a vivir una vida distinta, más conectada con la verdad de quien soy.

Hoy día gano mucho menos dinero (y necesito también menos dinero), tengo mucho más tiempo, hago lo que me gusta y soy mucho más feliz de lo que lo era entonces.

En estos años he aprendido el valor de construir en la Esencia… y mientras tanto, observo con tristeza como la Forma, aquello que mis padres construyeron, se ha ido pudriendo, perdiendo y desmoronando lentamente en un doloroso proceso de deterioro de la empresa y las relaciones familiares… pues al final ese es el destino de aquello que es mentira, que es ego, vanidad y que no permanece. La Forma está destinada a desaparecer, por su propia naturaleza.

Yo en camara papel

Hoy miro mi vida y, sin ser perfecta, es mucho mejor de lo que nunca lo fue. Hoy escucho el testimonio o asisto al cambio personal, el progreso de muchos de mis pacientes o asistentes a mis cursos de creatividad o crecimiento interior, a gente en mi consulta de Registros Akáshicos y me emociono.

Porque me doy cuenta de que algo de lo que soy, algo de lo que puse, algo de lo que hice o transmití, sirvió para cambiarle la vida a alguien, sirvió para que alguien recuperara su dirección para que otros recordaran cual es su verdadero camino y su vida mejorara en algo.

Hoy también veo cómo muchos de esos pacientes, alumnos y amigos cambiaron mi vida y me enseñaron desde su humanidad cosas que yo debía aprender en determinado momento… y también me emociono.

Hoy escribo un cuento o un poema, recibo los comentarios de aquellos que me leen y me siento pleno y me siento muy bien, porque se que algo de lo que hice, siquiera una cosa pequeña, mereció la pena y no solo me sirvió a mi, fué útil o bello, o necesario o cierto para otras personas… y eso es Esencia.

MI GUÍA PARA VIVIR desde hace unos años para acá es la siguiente, para lo que pueda serviros:

Responsabilidades aparte (que reduzco a las más esenciales para tener una vida tranquila y cómoda y que si me desbordan procuro simplificar, compartir o delegar), si disfruto mucho haciéndolo, si pongo en ello todo lo que soy, si doy todo lo que hay dentro de mi al hacerlo, si lo hago con el corazón y si no espero nada (no me enfoco en el resultado) y me hace sentir bien, pleno y satisfecho… estoy construyendo Esencia, estoy conectado con mi Ser Superior y estoy haciendo las cosas bien.

 

Cuando las personas, lo que sienten y ellas son, no son lo primero, no estamos en la Esencia sino en la Forma. El mundo nos educa para estar en la Forma, la sociedad nos presiona para estar en la Forma, pero siempre podemos resistirnos y ser nosotros mismos.

Solo el amor es real… y eso es lo que somos todos… en Esencia.

Esperando que empecéis a ser más auténticos y a construir desde la Esencia, a amar y ser amados, a hacer lo que os hace felices, a estar donde debéis estar y con quien tenéis que estar… o que si ya lo hacéis, transmitáis a los demás esta manera de vivir que os hace mejores, me despido.

Esto es Verdeverdad… y juntos, entre todos, vamos a cambiar el mundo.

Nota de VerDeVerdad:  Autor de un libro extraordinario, Joaquín Argente nos regala éste texto que suscribo completamente y al que me adhiero por propia trayectoria vital.

Eugenio Sánchez Arrate

me doy permiso

ME DOY PERMISO
Me doy permiso para separarme de las personas que me maltratan, de las que me tratan con brusquedad, con presiones o con violencia.

No acepto la brusquedad ni mucho menos la violencia, aunque vengan de mis padres, de mi pareja, de mis hijos o de cualquier persona.

Los individuos bruscos o violentos, desde este mismo momento, quedan fuera de mi vida.

Soy un ser humano que trata con respeto y consideración a los demás. Por tanto, merezco también consideración y respeto.

Me doy permiso para dejar de ser considerado el alma de la fiesta, el que pone el entusiasmo en las situaciones. Ya no quiero ser la persona de la que depende el calor humano en el hogar, la que está dispuesta al diálogo para resolver los conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan.

No he nacido para entretener y para dar energía a los demás a costa de agotarme yo. Estoy harto de prodigar estímulos con tal de que continúen a mi lado.

Mi propia existencia, mi ser, es de por sí valioso. Si quieren continuar a mi lado tienen que aprender a valorarme. Con que cuenten con mi presencia, ya es suficiente: no tengo que agotarme haciendo cosas para que adviertan lo que valgo.

Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas. No voy a cargar con responsabilidades que les corresponden a otros que se desentienden de sus compromisos.

Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente. No soy perfecto ─¡nadie es perfecto!─ La perfección es fastidiosa.

Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren. Asumo, también, mi derecho a poner límites; a establecer barreras que me protejan de algunas personas, sin sentirme culpable.

No he nacido para ser víctima de nadie.

Me doy permiso para ser inmune a los elogios y a las alabanzas desmesurados: las personas que se exceden con sus lisonjas son abrumadoras. Dan tanto, porque quieren recibir mucho más a cambio. Prefiero las relaciones menos densas.

Quiero vivir con levedad, sin cargas ni demandas excesivas. Definitivamente, ¡no entro en su juego!

Me doy permiso para dejar de sufrir angustia esperando una llamada por teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración. Me declaro una persona no adicta a la angustia.

La valoración, la aceptación y el aprecio que deben existir hacia mi persona, me los reservo. Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio a mí mismo. No necesito que esas consideraciones vengan del exterior. No viviré encerrado o recluido en ninguna casa, ni limitaré mi vida a ese pequeño círculo de personas de las que quieren que dependa.

Me doy permiso para rechazar las ideas que me enseñaron en la infancia, intentando que me amoldara a los esquemas ajenos; ideas que me obligaban a ser un hombre sin fisuras, rígidamente irreprochable; es decir… ¡inhumano!

Me doy permiso para no estar al día en muchos asuntos de la vida: no necesito tanta información, tantos programas de computadora, tantas películas, tantos periódicos, tantos libros, tantas músicas. A partir de hoy decido no absorber ese exceso de información. Me doy permiso de no querer saberlo todo y de no aparentar que estoy informado de todo o de casi todo.

Me doy permiso también, de saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mi mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo. Estoy decidido a profundizar en todo cuanto ya tengo y en todo lo que soy. Con esas pertenencias me basta y aún me sobra.

Y me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico. No me impongo la obligación de soportar situaciones y convenciones sociales que agotan y fastidian, que disgustan y que no deseo. Ya no me esforzaré por ser complaciente. Si alguien intenta presionarme para que haga algo que mi cuerpo y mi mente no quieren hacer, me afirmo tranquila y firmemente diciendo que no. Acostumbrarse a decir «¡No!» es algo sencillo y liberador.

A partir de hoy elijo sólo lo que me da salud y vitalidad. Me siento más fuerte y más sereno cuando expreso mis decisiones como una forma de decir lo que quiero y lo que no quiero; y no como una forma de aceptar las elecciones que otros hacen. No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como me dé la gana.

Me doy permiso para estar en una forma en la que me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres, las tradiciones o como quieren que me sienta los que me rodean. De aquí en adelante, lo normal y lo anormal que se manifieste en mis estados emocionales, lo establezco yo.

Joaquín Argente

extracto del libro Me doy permiso para… Ed. Obelisco.

triunfador

Un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

El macho Alfalfa es un tipo trasnochado de modelo de hombre, más propio del viejo sistema patriarcal que de el mundo igualitario y consciente que viviremos en el futuro, si las cosas cambian hacia una sociedad más justa e integrativa con todos los géneros y colectivos que la componen.

El macho Alfalfa (así denomino yo a los machos alfa de toda la vida), por definición, es un tipo poco sensible, con escaso acceso a sus emociones, que va por la vida de jefe, lider, matón, mandón o tío duro de película de acción de los años 80, acaso de triunfador social, pero al que se le ve la gomilla del calzoncillo desde tres kilómetros de distancia.

Un tipo que va de rudo y rocoso, o de listo y capaz, a veces de cabeza de familia, pero que precisamente por tener que ir de duro, por aparentar una dureza e insensibilidad que lo hacen débil, tiene la misma fragilidad que un cristalito de ventana en la puerta de un colegio, pues básicamente vive realizando una pose, donde todo es ego y presunción, pero no hay nada consistente ni real.

Porque, no nos engañemos, alguien realmente sólido no tiene que demostrar nada, ni ir de nada, ni esquivar sus emociones ni evitar reconocer sus carencias, que en el caso del macho Alfalfa, suelen ser muchas y poco trabajadas a nivel terapeútico.

Cuanto más necesitas demostrar tu valentía, más cobarde eres.

Y sin embargo, el macho alfalfa sigue siendo el arquetipo de hombre en muchos países de América Latina e incluso del mundo occidental, donde prima la imagen del triunfador, del patriarca, del tío sin grietas, echado para delante.

tio duro

Es el macho Alfalfa un arquetipo más del Guerrero Espiritual, mal aspectado o colocado. Alguien de corazón cerrado, que corta cabezas, que abusa de su fuerza o su poder, alguien poco compasivo y empático con los otros, de escasa escucha con sus seres queridos, que actúa como un robot, hace lo que se debe hacer, o lo que se espera de él, caracterizado por pasar a la acción y buscar el logro, sin mucha conciencia de lo que está haciendo, atrapado por la racionalidad y lo mental, acaso o por lo instintivo, pero sin integración emocional o corporal de lo que siente, piensa y experimenta.

Alguien, además, con escaso acceso a su mundo interior.

Cuanto más insegura es una mujer, más necesidad de uno de éstos machos alfalfa tiene para sentirse protegida y arropada por esa apariencia de solidez que los alfalfa desprenden.

Las chicas frágiles, de toda la vida, por tradición, son carne de cañón para los machos alfalfa.

Pero, pon un macho alfalfa en tu vida, un cagado disfrazado de valiente, y con el tiempo te sentirás más sola, más poco amada, más poco escuchada y respetada, más abandonada, ninguneada y poco comprendida, que si te hubieras casado con el doctor Menguele. Es ley de vida.

Durante décadas, siglos, se pensó que ser un hombre era ésto de ir de fuerte por el mundo.

Pero alguien fuerte no necesita demostrar su fuerza porque ya la tiene, alguien fuerte puede permitirse llorar, compadecerse de otros, ser vulnerable, mostrar sus carencias, pedir perdón, aceptar su derrota y, pese a todo, vivir con ello y superarlo, compartirlo todo con su pareja.

Negar la debilidad te hace débil, extremadamente débil… ir de duro te debilita también mucho, no tener acceso al mundo de tu corazón también te resquebraja… y un macho alfalfa hace eso, negar su debilidad, ocultarla o incluso hacer como si no existiera, manteniendo siempre un discurso trasnochado de yo puedo con todo, yo lo resuelvo, yo soy eficaz, capaz, se puede confiar en mi, yo me voy a comer el mundo y tonterías similares.

macho-iberico

Para su desgracia, a los machos alfalfa se los ve el cartón a kilómetros.

Quizá ser un gilipollas sea lo mismo que ser un macho alfalfa, pero desde luego ser un hombre, ser un verdadero hombre, en fin, es ser otra cosa muy distinta a eso que nos han contado.

Un verdadero hombre se conoce por dentro, crece día a día, no esquiva las verdades de su corazón, no evita afrontar sus carencias y conflictos interiores, llora si tiene que llorar, ama con el corazón abierto y no tiene que andarse todo el día protegiéndose de aquello que le concierne, evitando la terapia, el crecimiento personal y su mundo interior más olvidado.

Los Círculos de Hombres

En éste sentido, los Círculos de Hombres, un concepto de grupo de encuentro muy presente y pujante en nuestra sociedad, están teniendo mucha acogida en los círculos terapeúticos de algunos países.

En España, gente como Alfonso Colodrón, pionero en ésta clase de grupos de trabajo, están realizando un gran apoyo para el cambio social, abriendo grupos de encuentro para varones con una perspectiva terapeútica de compartir, apoyar, sanar y crecer en compañía.

Alfonso Colodrón

Alfonso Colodrón

Cuando el modelo masculino del varón actual está en crisis y hemos pasado (al menos en España) del modelo macho ibérico al del hombre asustado y perdido, que no sabe qué papel juega en la sociedad actual, los Círculos de hombres son una buena forma de incentivar el cambio hacia un mundo mucho más sano, consciente e integrado.

Estas y otras iniciativas terminarán por enviar al macho Alfalfa a la caverna de la que quizá nunca debió salir.

Si eres un macho Alfalfa o estás emparejada con uno de ellos, es el momento de realizar algunas reformas… y no soy demasiado optimista al respecto, los machos Alfalfa no cambian con facilidad.

Esto es VerDeVerdad y vamos a cambiar el mundo.

Lo siento, perdóname

Un Artículo de Eugenio Sánchez Arrate

El Perdón es uno de los temas más controvertidos en terapia y en la vida.

Yo, lo reconozco, no soy nada bueno perdonando.

De hecho, algunos de mis rencores son legendarios (pocos, quizá solo dos o tres) y hay gente a la que no podré perdonar en muchas vidas, a veces pienso que no las perdonaré jamás (y eso incluye toda una larga lista de reencarnaciones posteriores a ésta, hasta llegar al Fin de los Tiempos).

En cambio también soy bastante blandito y cuando el otro me ofrece disculpas sinceras y sentidas, suelo perdonarle… con independencia de que tenga que pagar por lo que ha hecho…. porque, esto es importante: el perdón es independiente de las compensaciones y reparaciones que conlleva.

Y aquí hay una verdad espiritual importante: Todo se paga. Nada es gratis.

Da lo mismo que, nos hayan perdonado o no… tarde o temprano, pagaremos por el daño que causemos a otros o a nosotros mismos. El perdón libera al que perdona, no al que tiene que ser perdonado… éste aún tiene temas que resolver.

En cuanto a no ser bueno perdonando, pues vale, yo vivo con ello y vivo bien, no os imaginéis que eso me atormenta lo más mínimo. He llegado a un cierto equilibrio personal en materia de autoaceptación y se que forzarse a perdonar cuando no lo sientes, es hacerte daño. Así que ya no me obceco en perdonar a mis padres o exparejas si no siento que tenga que hacerlo. Y sin embargo he conseguido hacerlo en muchos casos.

Sencillamente he aprendido a vivir mi vida con ciertos rencores, a conseguir que no me molesten, incluso que se me olviden la mayor parte del tiempo. Se puede ser feliz sin haber perdonado al cien por cien de las personas que te hicieron daño.

También he dejado de atormentarme por no poder perdonar a algunos por más que lo he intentado, sencillamente porque hay veces que te han hecho tanto daño que no se puede.

Me consuelo pensando que es Dios quien ha de perdonar y reparar todo el daño. Yo no soy quien para impartir castigos o condenas, reparaciones o ajustes. Confío en la deidad y que El/Ella se encargue de todo y repare.

Una pareja que tuve, quizá la mujer que más daño me ha causado jamás, me decía: Eugenio, tienes que aprender a perdonar.

Aquello me enfadaba viniendo de una mujer especialmente insensible al dolor de los demás, que hacía cosas muy dolorosas para mi, porque si, quizá yo tuviera que aprender a perdonar, pero ella tenía que aprender a no andar por la vida de tal modo que los demás la tuvieran que andar perdonando constantemente.

No hagas daño y no tendrás que esperar que te perdonen.

Una cosa tengo clara, si haces daño, te lo harán, si el daño que hiciste fue inconsciente, llegará un inconsciente, una bobo o una tonta del culo e “inocentemente” te hará ese mismo daño tarde o temprano. ¿Que sacas un ojo a alguien y lo sacas sin querer? Llegará alguien y te sacará el ojo a ti con la misma falta de conciencia, para que sepas lo que se experimenta cuando eres víctima de alguien que va por la vida sin fijarse en nada ni en nadie.

Una conocida, en una reunión de antiguos alumnos de colegio, tuvo que escuchar de sus viejos compañeros como algunos estaban dolidos porque se sentían maltratados por ella. En concreto, un muchacho la acusó de haberle traumatizado y arruinado la infancia.

Ella lo había atormentado durante años porque era débil. Durante la reunión ella pidió perdón, pero hay perdones que llegan tarde y no resuelven nada.

Esta mujer acaso imagina que pedir perdón a esa persona ha servido de algo o compensa alguna cosa.

Si no hay reparación del daño, el perdón no vale una mierda.

A veces hay dolores y daños que arruinan una vida entera… es así de triste.

Y si arruinas una vida, alguien arruinará tu vida, ves preparándote para ello.

Tarde o temprano ésta mujer pagará por lo que hizo y también será atormentada, humillada y maltratada, tal y como ella maltrató, no por castigo a sus acciones (el karma no es un castigo), sino para que aprenda.

Es la Ley de Karma y también la del Equilibrio. Todo debe compensarse y de ésta compensación uno aprende a ser más amoroso, compasivo y auténtico. Pero ésta compensación debe ser cierta… la mayoría de las veces solo es una pose.

jactancioso

Yo ya he perdonado, yo vivo en paz.

Mucha gente te cuenta que vive en paz y que ya ha perdonado todo lo que tenía que perdonar.

No te lo creas ni un poquito.

La gente a menudo se cuenta a si misma, por ejemplo, que ha perdonado a sus padres, cuando en realidad ha llegado a un cierto equilibrio interior entre olvidar buena parte del daño, el abandono o el dolor recibido y vivir su vida con cierta calma. Las heridas más profundas están ocultas, debajo de una alfombra de aparente paz y equilibrio… y aparecen en terapia. A menudo los traumas están reprimidos, permanecen sepultados y olvidados.

No es tan fácil perdonar cuando el daño es profundo… y hemos de constatar que casi todos los seres humanos vivimos con daños muy muy estructurales de los que no somos conscientes. Esos daños han de perdonarse aún… y todavía ni somos conscientes de que existen.

En la vida adulta se manifiestan en enfermedades y somatizaciones, ansiedad, depresiones y malestares episódicos que se reproducen con el tiempo.

El cuerpo no miente, registra todo lo que sucedió y lo recuerda bien.

Una vez que uno abre las heridas en terapia o en cursos de crecimiento personal y las explora, aparece el dolor, la rabia y el resentimiento… y entonces urge realizar el perdón.

El perdón nos libera… y eso no significa que el otro no tenga que pagar o reparar por lo que ha hecho.

El perdón nos libera a nosotros y permite que esa energía que teníamos comprometida en el rencor se dirija a otros lugares más provechosos.

La cuenta de karma y reparación sigue pendiente y abierta en el balance energético del otro… el otro aún debe restaurar el equilibrio y aprender la lección. A veces de una forma dura e implacable.

Hay un libro excelente para practicar el perdón, sobre todo si os atascáis con él, se titula El Perdón Radical y su autor es Colin Tipping. Te ayuda a ver el perdón desde una perspectiva espiritual más elevada. Yo he conseguido perdonar a algunas personas gracias a él.

Y sin embargo, a otras aún no lo he logrado… pero tampoco me obceco por lograrlo. Soy humano, hago lo que puedo. Si no lo consigo hoy o mañana, no importa.

Perdón Radical 2

Una cosa es cierta… Que tu perdones, te libera, pero el otro no está liberado, por mucho que los manuales de autoayuda te digan que si… El que causa un daño, aún debe aprender una lección. Es una de las Leyes Universales.

Cuando hayas perdonado (o no) lo mejor que puedes hacer es desentenderte de éste tema y hacer tu propio proceso, entregar al cielo y la Providencia y dejar que todo siga su curso.

Y eso no significa que, cuando alguien te hace daño, no pongas límites o incluso que no sirvas de instrumento divino al ajuste de las cosas, realizando una acción concreta que frene o detenga al otro. A veces no se trata de vengarse del otro, pero si de poner los puntos sobre las íes y no dejar que esa persona, el que ha causado el daño, se vaya de rositas y vuelva a su vida como si tal cosa.

El dolor causado tiene un elevado precio.

El poquito valor del perdón que pedimos “de boquilla”

La mayoría de los perdones que se piden son de boquilla, no son sentidos ni reales.

Hay gente que pide perdón y se queda tan pancha, ya imagina que ha hecho todo lo que tenía que hacer al respecto de una situación dolorosa que ha causado.

Pues bien, no sentir culpa se síntoma de insesibilidad.

Y sentir culpa no ayuda nada si no vas a hacer algo provechoso con esa culpa, es decir, si no vas a reparar el daño causado.

Si no piensas reparar y lo único que quieres es quedar bien, que no piensen mal de ti, no ser castigado o que el otro no siga enfadado contigo, más vale que ni pidas perdón porque tu perdón no es sincero, es un perdón egoísta y caradura que solo busca salvar tu culo, pero no tiene en consideración al otro.

Puede que tras pedir perdón el otro te perdone, pero no es un perdón real, puesto que tu arrepentimiento no es sincero ni total, puesto que no estás dispuest@ a reparar el daño, el karma sigue actuando y caerá sobre ti.

Las fases del Perdón son las siguientes:

1ªFase: Reconocimiento de la acción cometida. La persona reconoce que se ha equivocado, que ha metido la pata, que no ha tenido en consideración al otro y reconoce exactamente los hechos, la acción que causó el daño etc…

2ª Fase: Ofrecer disculpas sinceras (aquí no sirve el no hacerlo de corazón, sin auténtica descarga emocional al pedir que nos perdonen… esos perdones de chicha y nabo, que uno ofrece para aliviarse de cargas a si mismo (a menudo para no sentirse mala persona, o para que el otro nos libere de la culpa que sentimos), pero que no son sentidos y no nos duelen en verdad, no valen ni para limpiarse el culo con ellos.

Hemos de tener en cuenta que a veces solo pedimos perdón para que el otro nos alivie de nuestra carga y nuestra culpa, pero que no hay una verdadera y genuina preocupación por cómo se siente el otro ni la ha habido nunca.

De hecho, si hubiéramos tenido el más mínimo amor y consideración por el otro, seguramente no le hubiéramos hecho tanto, tantísimo daño.

Estos perdones que a menudo se piden en la vida (una gran mayoría) no valen para nada, pues no están acompañados de la tercera fase del perdón que es…

3ª Fase: Arrepentimiento. La persona se compromete a no volver a causar éste daño ni al dañado ni a ninguna otra persona más… y no solo se compromete, lo demuestra con sus acciones cotidianas.

4ªFase: Reparación del daño causado, Compensación.

Aquí es donde se atascan la gran mayoría de los perdones, unas veces porque el daño no puede repararse, otras porque el agresor no tiene la menor intención de reparar e imagina que con haber pedido perdón y hasta lloriqueado un poco para aliviarse de culpas, incluso con haber enmendado su conducta, la cosa está resuelta… y la verdad es que no lo está.

SI NO HAY REPARACION DEL DAÑO CAUSADO, NO HAY PERDÓN POSIBLE.

Un probervio chino asegura: Si no eres buen alfarero no rompas jarrones, nadie merece ser perdonado si no arregla lo que estropeó.

plato y perdón

Es decir, yo le saco un ojo a alguien, aunque sea sin querer, y no sirve de mucho que le pida perdón, incluso que llore sentidamente por el daño que he producido, si no reparo el daño, si no restauro la armonía.

Por desgracia, (como es el caso del ojo) el daño a menudo no puede ya repararse y es inevitable e irreversible…

Con los temas del corazón pasa algo parecido… te rompen el corazón y ya no tiene remedio, de poco sirven las culpas y los perdones del otro, en tanto no reparen el daño causado de alguna manera, cosa que es harto difícil.

Según las disciplinas orientales y la terapia transpersonal, es en ese momento cuando se produce el Karma.

Según la Ley Causa y Efecto, el causante del daño, al no haber reparado (o podido reparar, porque es irreparable) el daño que produjo, pagará duramente las consecuencias de su acción en algún momento, con independencia de que le hayan perdonado o no.

Tarde o temprano sufrirá y experimentará en propias carnes las consecuencias de lo que hizo. Si mientes, te mentirán, si golpeas, te golpearán, si manipulas, te manipularán, si utilizas a los otros, te utilizarán.

A veces ésto sucederá en el transcurso de la propia vida, otras veces pasarán vidas enteras antes de que ésto suceda.

Todo debe ajustarse siempre, todo debe ser equilibrado.

YING Y YANG

Recomendaciones

Viendo como está el asunto del perdón, solo se me ocurre deciros que más vale que procuremos ir por la vida con conciencia y sin hacer daño a los demás, o intentando causar el menor daño posible.

Más vale que cuando hagamos daño, no solo pidamos perdón, sino que reparemos ese daño producido si está en nuestra mano.

Más vale que dejemos de mirarnos el ombligo, que es como la mayoría de las personas vamos por el mundo, imaginando que no necesitamos perdonar, que no necesitamos terapia, que no necesitamos crecer interiormente, trabajarnos, superarnos, mejorar ect…

Porque, cuando nos miramos el ombligo, perdemos de vista a los demás.

Y más vale que si no podemos ya reparar el daño, asumamos que las consecuencias de nuestras acciones se van a volver contra nosotros de un modo casi siempre doloroso e implacable tarde o temprano… y que es probable incluso que en éste plano, que en ésta vida terrenal del aquí y el ahora, el dañado tome represalias contra nosotros y que esas represalias incluso sean justas.

En cuanto a perdonar, haced lo que podáis, de corazón os lo digo.

A veces cuesta mucho conseguirlo. No os flageléis demasiado si no conseguís perdonar a parientes, amigos, ex parejas y demás personas. No intentéis caer en patrones obsoletos de ser el niño bueno, el buen cristiano, el buen samaritano siempre, perdonando a todo el mundo porque eso dice la Biblia, el Corán, los Budistas o el sagrado Manitú, a veces, sencillamente, perdonar no es posible (o no es posible ahora y lo será con el tiempo).

Si un rencor os hace daño, llevadlo a terapia o a sanación, trabajadlo, liberáos, no dejéis que esa energía os cause más daño.

Tratáos con cariño, paciencia y respeto y, si no podéis perdonar hoy, quizá mañana o dentro de diez años o dentro de cien vidas lo consigáis.

El tiempo lo cura todo.

Y si no lo cura, es cierto que lo aleja, lo distancia y envuelve en brumas de olvido.

Perdonáos también siempre que os sea posible por los errores cometidos.

Y si no conseguís perdonaros en algún tema, escuchad la guía de vuestra intuición, porque eso es porque quizá no os habéis quedado en paz con algún asunto y hace falta reparar, compensar al otro, trabajar más o poner luz.

VerdeVerdad: vamos a cambiar el mundo.

bizco

Un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

Los terapeutas no estamos resueltos, no estamos curados. Pero la gente cree que si.

Eso quiere decir que como profesionales de la terapia en sus distintas ramas, siempre estamos en proceso de crecimiento, de avance y de resolución de nuestros propios conflictos interiores. Nadie está resuelto ni curado… pues si lo estuviera, ya estaría iluminado y, sinceramente, iluminados he conocido muy pocos (de hecho, no estoy seguro de que esas personas supuestamente iluminadas que conocí, lo estuvieran).

Como eres terapeuta y sabes bastante de éstas cosas del crecimiento personal, la terapia, los trastornos y demás, los pacientes, los conocidos, incluso los amigos, tienden a idealizarte y a creer que tu eres una especie de ser superior, un hombre sabio invulnerable a los problemas de la vida, alguien con capacidad para distanciarse y vivir con equilibrio y desapego las dificultades y sube y bajas de la existencia.

Ese tipo de personas no existen, pero la gente piensa que si.

La pura verdad es que eres humano, como cualquiera, tienes corazón y te rompes por dentro. En mi caso particular con intensidad, porque soy emocional y no puedo (ni quiero) evitarlo. Me recompongo rápido, me sitúo, me centro y sigo adelante tras una sacudida.

Pero, como persona que soy, también lloro, sufro, rabio, me enfado y me pongo triste o me desestabilizo como cualquiera.

Vale, lo admito, si acaso, puede que recuperes la estabilidad un poco antes que otras personas o que consigas manejar tus circunstancias de otra manera más centrada y saludable.

Pero el crecimiento personal, el trabajo interior, es un camino de vida (acaso de muchas vidas) y siempre aparecen en tu sendero circunstancias que te zarandean y te dan la vuelta por dentro, haciéndote conectar con tu vulnerabilidad como ser humano, tu fragilidad y tus emociones y miedos más profundos.

Pierdes a alguien, te enamoras, tu vida sufre un revés, cambias de trabajo, abandonas un viejo modo de vivir y todo se desestabiliza y te toca trabajar contigo mismo, curar tus heridas, recomponerte y seguir viviendo.

Ante circunstancias así de duras o cambios radicales bruscos, los terapeutas no estamos exentos de pasarlas canutas, como le pasa a cualquiera.

Este que aquí les escribe, de hecho, las pasa bastante putas de vez en cuando… para qué vamos a engañarnos.

A veces me sorprendo cayendo en circunstancias que hubiera tenido que ver venir en distancia, pero uno no es perfecto y tiene que apechugar, perdonarse, seguir adelante.

Sin embargo, ellos y ellas, amigos, pacientes, clientes, conocidos, te idealizan inevitablemente y, cuando el ideal se les cae, porque te pusieron indebidamente en un altar y ya pensaban que eras algo así como San Martín de Porres encarnado, esa idealización de los demás se transforma en ira, en rabia o decepción porque tu no has sido la tabla de salvación que todos ansían que seas, tu no has colmado sus expectativas, no les has curado, salvado de sí mismos, ni llevado al Nirvana.

Pero es que esa no era tu misión… y ellos y ellas no lo entienden, no se dan cuenta.

Al proceso de idealización de una persona le sigue siempre, sobre todo si se la ha puesto en las nubes, el proceso de denostación y derribo… y entonces te conviertes en una especie de falso profeta, de ser fraudulento, de persona vulgar que prometía cosas que no ha cumplido.

Cuando tu ni prometiste nada ni los demás te estaban escuchando o viendo tal y como eres de verdad.

Hay una máxima que hemos de recordar: No vemos a las personas tal y como son, los vemos como queremos verlos.

En realidad ellos y ellas lo hicieron todo, proyectaron sobre ti carencias y necesidades, te idealizaron, te colgaron etiquetas, pusieron tremendas expectativas sobre tu persona, te revistieron de un aura mística de sabiduría y ahora, cuando no has cumplido esas inmensas e irreales expectativas, te cubren de caca porque se sienten decepcionados y no les has salvado de si mismos ni llevado al cielo estrellado.

De alguna manera, tras ésta actitud hacia ti de idealización primera y denostación posterior, puede deducirse que ellos esperaban que tu les salvaras de sí mismos, que tu les agarraras de la mano y les llevaras como a niños pequeños por el sendero de la salud y la sabiduría.

Esta actitud es bastante infantil y resulta muy frecuente en terapia pero también en la vida.

Conocemos a una nueva pareja y al principio es divina y maravillosa… y a los pocos meses o los muchos años ya la hemos convertido en una boñiga verdulera de la que solo sabemos echar pestes.

Ni era tan divina al principio ni tan espantosa al final, sencillamente, es humana.

Pero cuando tu, terapeuta, que eres humano y puede que sepas más que otras personas sobre algunos temas vitales, pero que sobre todo eres tan ignorante y novato en muchos otros como cualquiera, resultas idealizado por alguien, prepárate para el castañazo, porque vendrán los palos de manera inmediata.

En terapia o en la vida solo eres un acompañante, alguien que camina al lado de los demás mientras ellos recorren su propio camino. Porque para cada cual el camino es propio, nuestro e intransferible.

Lo repetiré mil veces. Todos somos imperfectos. (Yo lo soy mucho y me toca apechugar con ello).

Así que queredme imperfecto y quered imperfectos a los demás. Si no te idealizan, no tendrán luego que cortarte la cabeza. Si no colocamos en un altar al otro, no tendremos después que lanzarle tomates y verduras podridas por no haber estado a la altura.

Queréos imperfectos, y así también podréis querer imperfectos a los demás.

Esta es una entrada compartida con mi otro blog, el Guasinton Post: http://psicotaipan.tumblr.com/

Juzgar

Un artículo de Eugenio Sánchez Arrate.

Es una de las grandes frases de la Espiritualidad con la que maestros, terapeutas y practicantes se regodean en un intento de conectarse con el Amor Universal, la Compasión y el Todos Somos Uno.

A menudo repiten no juzgues (lo cual, ya es en sí mismo un juicio, un debería).

La frase: No juzgues a nadie solo porque peca de forma diferente que tu...  es otro juicio porque da por sentado que tu pecas de alguna manera y por defecto, sin saber muy bien cual, pero que protege (o eso cree ella/él, de ser juzgado).

Vamos, que es como esparcir el ventilador y dejar que la porquería salpique por todas partes y a todo el mundo sin demasiado criterio, a ver si cuela. No juzgues porque tu también pecas, es asumir o dar por sentado que todos estamos cubiertos de la misma porquería. Algo que no es cierto y que se cae por su propio peso. Todo el mundo se equivoca y comete errores, todo el mundo acumula dentro de sí un cierto grado de mezquindad… pero en ésto, como en todo, hay grados.

El caso es que el ser humano no puede estar mucho tiempo sin juzgar, porque el juicio es la capacidad de discriminación de la persona ante el universo que le rodea y se dispara de forma automática cada vez que hacemos una elección en nuestra vida.

¿Me muevo o me quedo quieto? Mi mente juzga la mejor opción para mi en cada momento, discrimina y elige.

Juzgar es elegir… es discriminar, esto me gusta, ésto no me gusta, ésto lo quiero, ésto no lo quiero.

Juzgo conveniente comerme éste plato de comida y no éste otro. Juzgo conveniente ponerme éstos pantalones y no ponerme éstos otros que me sientan peor.

Si no juzgáramos, todo nos agradaría, todo nos parecería bien. Comer veneno, atravesarnos el pecho con un cuchillo, sacar un ojo a nuestro mejor amigo. Todo vale, todo está bien. Hemos suprimido el juicio y sin juicio… matar a tu mujer es perfectamente factible, abandonar a alguien que sufre, mirar hacia otro lado ante una crueldad o un acto deplorable que sucede frente a nuestros ojos…

En altos grados de espiritualidad, muy conectados con la No Dualidad, el Advaita y similares, ésto es un concepto poderoso… pero también peligroso. ¿Nos quedaremos cruzados de brazos sin hacer nada por intervenir ante una injusticia?

¿Os dáis cuenta del horror de ésta postura? Buscamos trascender la Dualidad negándola… no aceptándola ni asumiéndola como una parte constitutiva del mundo en que vivimos.

El juicio tiene una función reguladora muy saludable… y a menudo lo olvidamos.

Juzgar es tener opinión acerca de las cosas y de la gente. Juzgar es a veces también expresar esa opinión con libertad, sin miedo a lo que opinen los otros.  Juzgar es saber decir no, es poner límites ante personas y situaciones poco saludables.

En el entorno espiritual y terapeútico no juzguéis es una de las coletillas más recurrentes que se esgrimen para defender ciertas posiciones de laissez-faire y de no mojarse, de no dar la cara, no implicarse y no poner límites a nada ni nadie.

Con el no juzguéis o no me juzguéis a veces suelo estar encubriendo que todo lo feo o desagradable que hay en mi no me gusta que me lo enseñen y no lo quiero aceptar.

Que no acepto los límites y que no quiero que nadie me devuelva nada feo de mi comportamiento o actitud.

Una postura cobarde e infantil bastante extendida en entornos de crecimiento personal.

No me juzgues… suele encubrir también el miedo a ser evaluado y a que de esa evaluación no vamos a salir demasiado bien parados.

Cuando tenemos temas feos personales que esconder, es evidente que no nos gusta que nos juzguen. Cuando tememos el rechazo de los otros, tampoco nos gusta ser evaluados.

Y cuando nuestro sistema de valores y ética es deficiente o tiene severas fallas (relacionadas con la falta de límites, de respeto a los otros y de integridad personal) , el que no me juzguen puede convertirse en una pura cuestión de supervivencia y protección, pues yo no sabría donde meterme si me mostraran la realidad del ser de escasos valores que soy, la persona en que, por el camino de todo vale, me he convertido.

Y por desgracia, vivimos en una sociedad en la que la ética y los valores necesitan ser recuperados en todos los ámbitos de la sociedad y dentro de muchas personas. Sin confundir valores con ese moralismo religioso que tan a menudo se esgrime desde ciertas posiciones de espiritualidad oficilista en las diversas iglesias constituidas.

Pero lo cierto, también, es que si aprendiéramos a relativizar las cosas, la opinión de los demás, sus juicios (que pueden ser errados), dejarían de importarnos. De éste modo, que nos juzgaran o juzgaran a otros nos importaría también un rábano.

Porque, por el camino de no juzgar, de ser budas encarnados y de querer ser tan buenos que hasta el pis nos huela a flores… al final nos castramos, y reprimimos el derecho a tener una opinión sobre las cosas que no nos gustan, nos ponen tristes, nos enfadan o indignan. Por el camino de no juzgar, nos las cuelan dobladas, como decía mi abuela y no nos concedemos el derecho a enfadarnos y a responder a un abuso o agresión.

El derecho a discriminar, a poner límites, a decir que no cuando nos hacen daño, a defenderse cuando nos agreden o cuando algo que los demás están haciendo nos molesta mucho, es inalienable al ser humano y debería ser ejercido con más frecuencia.

Por el camino de no juzgar también nos autolimitamos, cortamos de raíz el derecho a decir la verdad que llevamos dentro, sobre todo cuando implica decir lo que opinamos de otras personas.

Por el camino de no juzgar reprimimos el derecho a pararle los pies a alguien que abusa, a frenar a los que se extralimitan, a impedir que nos hagan daño o que hagan daño a otros cuando una acción defensiva debe ser tomada.

En terapia, no juzgar

Un terapeuta, dentro del entorno terapeútico no debe juzgar a su paciente, de hecho, una de las claves de éxito en la terapia es el aprecio incondicional a la persona que el terapeuta tiene delante, con independencia de sus problemas, traumas y naturaleza como individuo.

Pero fuera del contexto de la sesión, es inevitable que, como ser humano que es, el terapeuta juzgue el mundo que ve, e incluso es saludable que lo haga… porque si no su vida se convertiría en un triste coladero en el que todo vale y no se tiene opinión acerca de nada. Todo está bien.

Me meo en los pantalones, y está bien. Mi hijo enferma de una dolencia grave, no juzgo y todo está bien. Me despiden del trabajo y no tenemos dinero para comer y todo está bien. Un hombre intenta hacer daño a mi padre mientras caminamos por la calle y todo está bien…

De hecho, por no juzgar, por no hacer nada, por no opinar, por no implicarnos, no tomar acciones y decisiones directas que implican un juicio, una evaluación de la situación y una postura firme, estamos permitiendo que muera de hambre cerca de un tercio de la población mundial en los países menos favorecidos.

Un antiguo maestro de meditación me dijo una vez: No te angusties, Eugenio, hay mucha confusión en la gente con éste concepto del Juicio… la gente que no juzga, en realidad no se implica en la existencia, no se moja, no interviene en la vida, y en el fondo no vive, está escapando del mundo que está a su alrededor. El secreto es juzgar pero no dejar que los juicios empañen una visión amorosa del Todo. Que tus opiniones no sean extremas, pero que siempre te permitan apartarte de las situaciones y la gente que te dañan. Que te permitan frenar las agresiones, decir la verdad, expresar tus opiniones y defender aquello que crees bueno y eterno.

Después de interiorizar ésta frase durante tiempo, uno puede deducir que no es tan preocupante juzgar, siempre que te des cuenta de para qué lo estás haciendo y siempre que sepas el tipo de juicio que realizas y las consecuencias que eso está teniendo en tu vida.

Si siempre opinas mal del entorno, eso no es bueno para ti, ni para tu entorno. Si siempre opinas bien de tu entorno, probablemente te estás autoengañando y eso tampoco es bueno para ti y para tu entorno.

Por ejemplo, si juzgas para protegerte y proteger a otros, ese juicio puede estar proporcionándote mucho bienestar, pues te evita conflictos y situaciones desagradables con otras personas.

Si tu juicio (tu buen juicio) te aleja de personas tóxicas o dañinas, bienvenido sea siempre.

Juzgar no siempre es reprobable, a veces te salva la vida.

La Falsa Ausencia de Juicio en las personas.

Amor Universal, Todo es Luz, Todo el mundo es Bueno, la vida es maravillosa, el mal no existe…. son también juicios poderosos. A menudo los escucho en la gente y me preocupo.

Juicios power-flower y positivos muy de moda en la mentalidad Nueva Era, en la que no todo es tan saludable como nos quieren vender.

hippie

La mentalidad hippie de que todo es maravilloso, pues, lo siento, pero también es un juicio. Un juicio optimístico e idealizado de las cosas.

Pensar que todo es de color rosa, amoroso y apacible, que toda la gente es buena, que la vida es luminosa y que todo está bien, es juzgar, es tener una opinión sesgada de la realidad tan extrema y polarizada como creer que todo es malo y reprobable y que el mundo es un asco.

Los juicios no son únicamente los negativos y desagradables acerca de las cosas, no son únicamente las críticas ácidas hacia el otro o las circunstancias, también son juicios -y muy extremos- los comentarios positivos (y posiblemente también errados) acerca de las personas, las situaciones y la gente.

De hecho, es curioso, pero solo decimos cuidado, estás juzgando cuando los comentarios acerca de algo o alguien son negativos. Pero no nos damos cuenta de que cuando esos comentarios son positivos, también estamos juzgando… y puede que con la misma falta de objetividad que cuando lo hacemos de manera negativa.

Juzgar es vivir en la polaridad, aceptar el mundo de luces y sombras en el que estamos. Juzgar es a veces acertar y a veces equivocarse… y aceptarlo.

Juzgar que todo está mal, es un error de percepción.

Juzgar que todo está bien, es otro error de percepción.

Suprimir toda opinión acerca del mundo y de la gente es otro error de percepción.

Polarizarse y estar siempre en el juicio negativo no es conveniente.

Polarizarse y estar justo en todo lo contrario, tampoco es demasiado bueno.

Para abandonar la sombra, hay que ir hacia la luz. Para encontrar la luz es bueno explorar la sombra, nuestra sombra.

Y juzgar, me temo que es inevitable para todos los seres humanos, aunque una visión positiva y amorosa de la realidad siempre es saludable y nos ayuda.

Ver la vida y el mundo como un escenario amoroso está bien siempre y cuando no nos estemos autoengañando, algo que suele ser bastante frecuente en los entornos de crecimiento personal y espiritual.

En vez de NO Juzgar, que es un mandato, un debería y una exigencia… , yo prefiero decir, Que tu juicio -que es intrínsecamente inevitable- intente ser lo más saludable posible para todos.

El reto está en conseguirlo.

Fe
El Sentido de Dar las Gracias.
un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

Agradecer proviene de la palabra Gracia y, según la mayoría de las religiones, la Gracia es un Don, un regalo de Dios que desciende sobre nosotros, que nos es concedido.

A los que no tienen gracia solemos llamarlos desgraciados. Y a los que no son capaces de agradecer, desagradecidos.

Cuando alguien tiene Gracia, por el contrario, es un Agraciado. (Son agraciados los que poseen dones como la belleza, la compasión, la sensibilidad, la inteligencia, la valentía, la honestidad, la creatividad… y también son agraciados aquellos que reciben premios).

 

En cambio, ser un desgraciado es vivir en la infelicidad, estar alejado de la Gracia.

Luego, siguiendo con ésta línea de argumentación, el que tiene Gracia es feliz y el que no la tiene es muy infeliz.

Agradecer es congratularnos con la Gracia que desciende del Universo, de la Fuente, del Creador, del Gran Misterio que todo lo envuelve, crea uno en la religión o en la deidad que crea. Para ser agradecido no hace falta creer en una diosa o un dios, pero ayuda hacerlo.

Ser agradecido es agradecer los regalos, los dones del  cielo.

Solo cuando agradecemos, le decimos al Universo que queremos más de eso tan bueno que nos envía.

Por eso es tan importante dar las gracias cada día, a cada momento.

Dar las gracias por estar viv@, por caminar, por tener salud, por la comida que comemos, por el aire que respiramos. Por cada milagro cotidiano que nos permite estar aquí.

Agradecer, además, es la clave de la Abundancia.

Cuando estamos tristes, resentidos, enfurecidos, desmotivados, con miedo o sin ganas, agradecer nos resulta mucho más difícil y todas las cosas buenas de la vida se desvanecen, no llegan, se esfuman porque estamos cerrados a ellas, las bloqueamos.

Una amiga mía me contó hace unos días que quería que le llegara un amor, pero no se daba cuenta de lo cerca que lo tenía, justo delante de sus narices en aquel mismo momento. ¿Estaba abierta realmente al amor?

Evidentemente no lo estaba, pues no era capaz de verlo. El universo ya le había respondido, había contestado a sus peticiones, pero ella no se estaba dando cuenta de nada.

Agradecimiento es estar atento a todo lo que nos rodea, es aceptar las oportunidades, estar abierto de par en par a lo que la vida nos trae, sin juicios, sin pegas, sin exigencias del ego, dejándonos experimentar, confiando en que todo lo que nos llega es para nuestro mayor bien, incluso lo más doloroso.

Algunas cosas nos harán sufrir, otras nos harán inmensamente felices, pero todas nos harán crecer, nos harán más sabios y mejores de lo que éramos, sin dudarlo.

Agradecimiento y Prosperidad

Ayer estuve en un taller sobre Prosperidad con Pere Bonet – a quien estoy muy agradecido por su trabajo- y aprendí que una de las claves de la misma es el Agradecimiento. Dar gracias por todo lo que nos pasa en la vida, por lo bueno, por lo malo, por las aparentes desgracias, por los retos, por las pruebas, pues todas esas cosas nos enseñan y nos hacen aprender.

Pere Bonet

Dar gracias por aquello que nos dolió, por aquello que no somos capaces de perdonar, por todo lo que nos hace más sabios y nos acerca a la luz un paso más. Dar las gracias por una enfermedad y por lo que ésta nos enseña (se que es difícil, pero si somos capaces de hacerlo sanaremos antes). Dar las gracias por aquellos que nos humillan o agreden, porque ellos nos enseñan compasión, resiliencia, fortaleza, coraje.

Gracias por la gente con la que discutes, gracias por la gente con la que te peleas, gracias, desde aquí, doy yo ahora, por aquellos que me hacen, incluso a través del dolor, ser mejor de lo que soy.

Gracias si me insultan, gracias si me rechazan, gracias si me ignoran o me echan de su vida. Gracias si me complican las cosas y me lo ponen difícil.

De todos tengo cosas valiosísimas que aprender, porque Gracias a ellos soy el que soy.

Gracias también porque así aprendo lo duro que puedo llegar a ser ante los obstáculos, lo valiente, lo versátil, lo flexible, lo creativo, lo capaz de manejarme en circunstancias complicadas o adversas. Sin ellos nunca lo hubiera averiguado.

Gracias por todo y a tod@s.

Gracias a los seguidores, gracias a los detractores.

Y sobre todo, gracias a vosotros, seáis quienes seáis, y vengáis de donde vengáis, por seguir leyendo éste blog, por ser un grupo cada vez más grande y fiel de maravillosos/as y locos/as lectores/as… y por hacer de VerDeVerdad un lugar de encuentro y un referente de la Espiritualidad y la Nueva Conciencia en la red en poco más de un año de andadura desde que comenzamos.

Gracias y gracias y mil gracias más.

Mil millones de Gracias.

Practicad el agradecimiento cada día y sucederán en vuestra vida cosas maravillosas.

Y si, os apetece, compartidlo conmigo y los demás lectores de éste blog. En VerDeVerdad estamos pensando en abrir un blog solo para expresar agradecimientos al Universo, un blog abierto en el que vosotros también podáis dar las gracias.

GRACIAS de nuevo.

Un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

Mick Myers gurú

En principio pudiera parecernos fácil detectar a un farsante, pero no lo es.

Porque un falso maestro no va a venir disfrazado y con el colmillo de oro brillando con una sonrisa taimada para espantarnos… a menudo hasta parecerá una buena persona… al menos al principio. E incluso descubriremos que muchos de ellos se creen sus propias mentiras, lo cual los hace aún más difíciles de desenmascarar.

Sin embargo hay una herramienta que no falla para pillar a un mentiroso en cualquier ámbito de la vida, pero que nos exige no pensar, no usar la cabeza del modo en que solemos hacerlo… nos exige, en cambio, estar tremendamente conectados con nuestras emociones y sabiduría interior: la herramienta es el Corazón.

Y la pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿La persona que tengo delante me inspira confianza? ¿Está lo suficientemente evolucionada y trabajada?¿Me siento a gusto con ella? ¿Noto que sabe de lo que habla, que me transmite paz, fe, calidad humana y profesionalidad?

A veces, lo mejor es seguir la guía interior de cada uno. Ella nos conducirá a un buen camino para nosotros.

Falso Gur´´u

Los falsos Maestros

Hace años sigo la pista desde lejos a un seudomaestro chamánico-Nueva Era, uno de esos gurús de campo y bicicleta que es más famoso por intentar acostarse con todas las mujeres que pilla, que por la efectividad de sus talleres o tratamientos.

Con varios libros publicados, llenos de verdades a medias y conceptos no experimentados, no trascendidos, interiorizados o sin aplicar a él mismo, sin trabajo personal interior serio y honesto, e incluso con algún episodio de manipulación que ronda la estafa, sacando dinero a jovencitas confusas y mujeres necesitadas de apoyo para abrir centros de terapias alternativas que luego nunca se abren, ésta persona sigue vendiendo la moto de sus talleres de crecimiento personal, su chamanismo de cachaba y boina y su espiritualidad salchichera con gran éxito y predicamento de público.

Pero la verdad es que de chamán, de luminoso o de maestro, el amigo tiene poco.

Solo es un caradura más, buscándose la vida a costa de la ingenuidad de la gente y sin la entereza moral de empezar a mirarse al espejo con sinceridad y comenzar a trabajar en si mismo y en su ego de una forma valiente y abierta.

Esta es la verdad del mundo de la Espiritualidad y las Terapias Alternativas en muchos lugares del mundo.

Hay una gran cantidad de aprovechados y gente sin ética ni principios, intentando medrar en un campo donde la credulidad de la gente es inmensa.

Recuerdo numerosos casos que me vienen a la memoria constantemente:

-El director de una escuela de terapia, que trata de aprovechar su posición de poder para intentar acostarse con todas las alumnas que puede.

-El formador de biodanza (con pareja) que aprovecha el contacto en las clases para sobar y meter mano sin el menor pudor a cuanta persona se le antoja.

-O el gran líder de un sistema de sanación que sobrexplota a sus empleados en jornadas interminables de consulta (en las que la parte del león, el dinero, sobre todo lo gana él).

-O la famosa tienda ecológica que, esgrimiendo la bandera de lo alternativo, lo libre, lo natural y lo desinteresado tiene a sus empleados explotados, cobrando una miseria, sin contrato y sin darles de alta en la Seguridad Social.

-O la librería cuyo dueño tiene sin contrato a su esforzado ayudante, da talleres de crecimiento personal sin formación, capacitación ni experiencia ninguna… y encima aprovecha la menor ocasión para intentarse acostarse con todas las jovencitas incautas que pasan la librería atraídas por el mundo espiritual.

-O los talleres de sexualidad en los que el formador intenta acostarse con todo lo que se menea a su alrededor, sin la menor contención o respeto por sus alumnos/as.

-O los sanadores que te aseguran estar sometido a mal de ojo, terribles maldiciones o dolencias etéricas incomprobables… y te mantienen atrapado durante meses y meses a lo largo de muchas sesiones.

-O maestros de tantra que aprovechan el tantra para trajinarse a todos los incautos e incautas que pasan por su escuela.

-O los sistemas de sanación cuyas iniciaciones y titulaciones son tan caras que impiden a la gente común acceder a la maestría.

Elegid el sistema que os parezca, porque sinvergüenzas, jetas y personas con mucho morro, hay para todos los gustos.

Esto también sirve para ciertas Ordenes Herméticas, que venden un conocimiento que no les pertenece y cuyos estamentos interiores son solo una fórmula para ganar dinero, obtener poder, autoestima, favores sexuales o económicos, o que sus miembros medren socialmente.

seguir al lider

Todo el mundo ya es terapeuta

Para colmo, hoy en día cualquier persona, sin el menor pudor, ya se ve capacitada para enseñar, dar clase, formar, tutorizar o guiar a otras personas en el camino del crecimiento personal.

Y la mayoría no tienen su historia personal resuelta, ni se conocen lo suficiente a si mismos, ni acumulan las suficientes horas de trabajo personal e introspección seria como para ser los tutores, profesores o facilitadores de nada ni de nadie.

Seguimos viviendo en una especie de río revuelto de las terapias alternativas y la espiritualidad, donde todo vale.

Según el paradigma cognitivo conductual de la psicología, no es necesario haber hecho terapia individual para ser psicoterapeuta… lo cual es una de las mayores aberraciones que pueden escucharse en boca de un ser humano con dos dedos de frente.

Un terapeuta debe tener muchos de sus temas personales resueltos, muchas horas de terapia personal a la espalda y mucha experiencia en sesiones individuales y grupos, él mismo como paciente y él mismo como terapeuta… y si no los tiene, es mejor que se dedique a otra cosa.

Por mi experiencia personal, los terapeutas cognitivos suelen estar entre los que más ayuda y terapia necesitan, no por propia voluntad, sino por imposición del propio sistema universitario, que no les exige horas terapia individual, ni resolver su propia vida antes de andar resolviendo las de los demás.

Pero es que además, muchos terapeutas, de cualquier escuela u orientación, por desgracia, tienen su neurosis prácticamente intactas y sin desenvolver, empaquetadas y bien envueltas en papel celofán… las pasean por las consultas y por la vida sin el menor complejo o conciencia.

Y los que lo acaban pagando, son sus pacientes.

Además, usar el sesgo psicológico (esa creencia de que, como yo soy psicólogo, psiquiatra o terapeuta… YO SE…) es lo peor para alguien que se dedica a la salud y el crecimiento personal.

El creer que uno sabe, es el camino más rápido para ser un completo ignorante el resto de nuestra vida.

Cuanto más evolucionada está una persona, más se da cuenta de lo poco que sabe y de lo mucho que aún le queda por crecer y aprender.

Saber de psicología a veces es un lastre para seguir manteniéndose en la neura personal, en el ego y en lo mismo de siempre, sin afrontar con honestidad que no te conoces lo suficiente y no has comenzado el camino de crecimiento personal que a todos nos corresponde.

Por no hablar de los que se inventan escuelas, novedosas técnicas y procesos de sanación, curación, iluminación o elevación que, con datos fiables en la mano y estadísticas de efectividad y resultados, no funcionan más allá de la catarsis obtenida durante el taller, en el que la luz, la música, la afectividad y los efectos teatrales, hacen creer a las personas que allí está pasando algo importante o transformador… pero luego llegan a casa, retoman su vida cotidiana, y no ha pasado nada.

Hoy abres una revista dedicada al mundo de las terapias alternativas y te quedas asustado: Todo son ofertas de novedosos sistemas de curación, de orígen exótico, oriental, extranjero, ancestral, angélico o alienígena.

Terapias que suenan parecido a masaje cuántico neuroregenerador multiaural, pellizcado polinesio revitalizador ancestral y chamánico de las islas Loloe, el Olvidado Pescozón de Luz Solar de los Zapotecas, la Desencriptación celular biológica magnificada y la gimnasia estelar ortopédica de los atlantes, entre otras lindezas.

También se venden muy bien los mix, constelaciones con arteterapia, tenis de mesa y macramé, doma de caballos con vacaciones conscientes y meditación vegano- chamánica. Mindfullness sensorial con radiestesia y nutrición ontológico-sistémica con aplicación de la teoría de campos morfogenéticos etc…

Algunos eligen nombres más sencillos con siglas tipo MMK, FFC, Micro SSD y la biblia en verso.

Todas éstas terapias (y no pretendemos meterlas a todas en el mismo saco, porque las hay que funcionan y las hay que no… yo mismo he probado con éxito unas cuantas) acaban por dejar a la gente confundida.

Vivimos tiempos de necesidad y mucha gente precisa de ayuda profesional… y lo que se encuentra es un amplio abanico de oferta comercial en el que se pierde.

Los cursos acelerados y los atajos

Para colmo, ante la disyuntiva de tener que estudiar y crecer durante muchos años o hacerlo todo más deprisa, cualquiera se hace un curso de tres meses o un año en alguna de las nuevas disciplinas de cambio y transformación personal que han aparecido en el mercado y ya es terapeuta y ya sana, cura, limpia y da esplendor a los pacientes, sin haber siquiera comenzado su propio proceso de sanación particular.

La profesión está llena de terapeutas no sanados, somatizando todo el día sus dolencias y con más conflictos personales sin resolver que los personajes de una novela de Jane Austen.

Como decía el excelente terapeuta Guillermo Borja: hay terapias light que son a la terapia profunda, lo que los McDonalds a la gastronomía.

Guillermo Borja

Guillermo Borja

Finalmente unos consejos para elegir terapeuta, formador, consejero, acompañante o facilitador

Para saber cuando tenemos delante a un verdadero profesional os recomiendo seguir vuestra intuición y vuestro corazón, observad la calidad humana del ser que tenéis delante y en el que vais a depositar vuestra confianza:

-Huid de los terapeutas, psicólogos y psicoterapeutas que no han sido pacientes ni tienen las horas suficientes de terapia personal y crecimiento interior.

-Huid de gurús que prometen cambios milagrosos, pero no los demuestran.

-Huid de aquellas personas que no os inspiren calma, confianza, aplomo y sabiduría.

-Huid de los atajos, las soluciones mágicas y fáciles por un precio moderado (o carísimo)

-Huid de los terapeutas poco empáticos o sin corazón.

-Que los títulos no os confundan, fijáos ante todo en las personas y en su profesionalidad. Que no os cuenten batallas de títulos oficiales universitarios, diplomas y certificados… que os demuestren su propio crecimiento personal y profesionalidad con hechos, en la práctica y no con papeles ni certificaciones que no demuestran nada. Descubriréis que muchos terapeutas y psicólogos titulados y bien provistos de diploma, acreditación y colegiación oficial, se amparan en esa titulación para no afrontar su falta de cualificación efectiva y personal… y muchos llevan ejerciendo toda su vida, por cierto.

-Tened presente que en el mundo de las terapias hay terapeutas buenos, malos y regulares… hemos de aceptarlo. Buscad uno que os vaya bien. Un mal terapeuta con el que tenéis química, puede que funcione. Un buen terapeuta con el que no la tenéis, no funcionará seguro.

-Huid de los talleres de abundancia que solo hacen prósperos y ricos a quienes los dan.

-Huid de la falta de honestidad, de la falta de corazón, de la caradura de los formadores sin empatía o con tendencia a la explotación y manipulación de sus alumnos.

-Huíd de las recetas mágicas y los libros de autoayuda con soluciones fáciles y listas del tipo, las 10 cosas que un hombre de éxito debe tener en cuanta, o los 12 principios para el amor incondicional según la doctora Tal y Cual.

-Huíd de los precios altos en los talleres: no solo no garantizan una buena formación, sino que aseguran que el que los organiza quiere vuestro dinero por encima de vuestro bienestar o aprendizaje.

-Huid de las modas. Todos los años aparece una terapia que parece prometer la iluminación y curación absoluta y luego pasa el tiempo y esa terapia pasa de moda porque no era para tanto. Lo que es bueno y efectivo, se mantiene en el tiempo y podréis probarlo cuando se constate su eficacia. Tened calma y tranquilidad a la hora de elegir.

-Recordad que hay precios de mercado y son razonables y moderados, accesibles a todos los bolsillos y permiten vivir con dignidad y solvencia a los profesionales que los proporcionan… un terapeuta caro no suele ser mejor por ser caro, tan solo suele ser más carero y punto.

-Huid de los que cobran un dineral por una sesión de consulta individual.

En España, burradas de honorarios que rondan o sobrepasan los cien o ciento cincuenta euros por sesión, hablan de un afán desmedido por el lucro y muy poca conciencia y respeto por el cliente y su economía… y más en tiempos de crisis. ¿Si no tienes dinero bastante, no tienes acceso a esas terapias? No tiene ninguna lógica.

-Huíd de aquellos que con su comportamiento desmienten sus palabras, los que dicen una cosa y hacen la otra, los que propugnan la paz, la libertad, el entendimiento y el amor y no tratan con paz, entendimiento ni amor a sus semejantes (al revés, explotan a sus alumnos, ayudantes y empleados).

Por último, os dejo unas declaraciones de una conocida psicóloga humanista, mi amiga L.R.B. que ha pedido no revelar su nombre y que nos habla sobre La Reconexión de Eric Pearl y lo que opina al respecto de su creador y de éste curioso sistema de sanación, al que un día dedicaremos una entrada aparte.

L.R.B. “Sinceramente, sin dudar de la técnica, que creo que funciona de un modo que no puedo explicar, cobrar a la gente un dineral por recibir una energía que ni le corresponde al señor Pearl, ni puede someterse a copyright, es vergonzoso. El no es su dueño, me parece una estafa. Pearl se está haciendo millonario cobrando una cantidad exagerada por dar tratamientos y divulgar un conocimiento que no le pertenece, que el cielo le envió y con el que se está lucrando de una forma exagerada. Esa es mi opinión. Ha registrado la técnica, ha registrado el copyright de esa energía y la forma de hacerla funcionar en las personas, ha registrado el sistema… ¿usted se imagina que Buda hubiera registrado la Meditación, que Jesucristo hubiera registrado la oración o los milagros, que el Doctor Bach hubiera registrado la Terapia Floral, Mahoma hubiera registrado orar mirando a la Meca o el Doctor Barnard los transplantes de corazón? La energía, la luz y la sanación, así como el conocimiento espiritual, son de todos y deberían ser accesibles para todos por módicas cantidades, moderadas y honestas. Hoy, si no tienes los 333 euros o su equivalente para ser reconectado, te comes los mocos… Entonces ¿no tienes derecho al tratamiento?¿Te quedas toda la vida desconectado de la Luz? Es inadmisible.”

Gurú

Abundando en el tema de los falsos gurús aquí os dejo un artículo ya clásico de Ritchie Holterman, titulado: 9 Maneras de detectar a un falso gurú o Maestro espiritual.

Es un texto que apunta a convertirse en un clásico en éstos temas y muy recomendable.

http://www.portalmundoespiritual.com/2014/10/9-maneras-de-detectar-un-falso-guru-o.html

Y aquí tenemos también la historia de Vikram Gandhi, un cineasta de la Universidad de Columbia que se hizo pasar durante meses por un Gurú espiritual, adoptando el alias de Sri Kumaré y que consiguió engañar a mucha gente y filmar un excelente documental que ilustra muy bien las falacias, mentiras y engaños que son tan frecuentes en el mundillo.

http://esoterismo-guia.blogspot.com.es/2014/02/kumare-falso-guru-documental-maestro.html

Esperando que el Corazón sea siempre vuestra guía (pues el Corazón nunca se equivoca), os deseo que elijáis siempre bien a vuestro terapeuta, formador, facilitador y también a la gente que os acompañe en la vida, pero sobre todo os deseo que la Paz sea siempre con vosotros.

Esto es VerDeVerdad y día a día, como vamos pudiendo, intentándolo paso a paso, con calma y sin pausa… Vamos a Cambiar el Mundo.

bienvenida

un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

¿Cómo naciste, como fueron tus primeros años en casa?¿Cómo era la relación del bebé, el niño que tu eras, con tus padres en tu primera infancia?

No son preguntas arbitrarias, son extremadamente importantes, porque de cómo las respondas depende el tipo de vida que estás llevando.

¿Te has hecho alguna vez éstas preguntas?

Un parto complicado o difícil, nacer antes de tiempo (ser sietemesino u ochomesino) o llegar semanas después de lo previsto (ser diezmesino), nacer con fórceps, cesárea o en un parto largo y complejo, haber sentido el rechazo de tu madre mientras estabas en su vientre, sus dudas o enfado durante el embarazo, su ira durante la concepción, o sentir que te rechazan tras nacer, haber sentido su abandono por una depresión post-parto, o el juicio constante de tu padre en tus primeros años de aprendizaje puede ser fundamental para tu vida futura.

Haber notado quizá su lejanía o frialdad como padre o madre, su crítica continua a todo lo que hacías o eras; o directamente sentir que ellos nunca estaban para ti o tenían cosas más importantes que hacer, que estaban muy ocupados trabajando o ensimismados en sus cosas y actividades, son temas graves que influyen en el modo en que nos sentimos bienvenidos a la vida.

Sentirse Bienvenido al Mundo y a la Existencia es uno de los indicadores de salud emocional más importante que existe.

Porque si no te sentiste bienvenid@ ni de bebé ni de niño, eso provocará problemas cuando seamos adultos, problemas muy serios en nuestra conducta, que arrastraremos toda la vida si no los afrontamos.

Los meses de gestación y primeros años de un bebé son fundamentales para determinar el modo en que vamos a sentirnos recibidos por el Mundo.

La Bienvenida de un bebé o un niño al entorno familiar debiera planificarse de un modo distinto a como se hace en la actualidad, con mucho mimo, cuidado y con una preparación emocional y psicológica de los padres que rara vez existe.

Los adultos, en esa época tan delicada del niño, tendrían que enfocar toda su energía en que el bebé sea amado, querido y aceptado y llegue a la vida de la manera más saludable. Deberían intentar que sus problemas personales no interfieran en el proceso del embarazo y la concepción.

Por desgracia, ésto rara vez sucede.

vergüenza

Algunos síntomas del rechazo y el autorrechazo

En función de haber sentido nuestra venida al mundo como positiva o negativa para nuestros padres, como una llegada alegre o preocupante, así será el modo en que interpretemos cómo nos van a recibir los demás, con alegría o con rechazo, en todos los órdenes de la vida.

Si no te has sentido bienvenido en tus primeros años, por ejemplo, te costará celebrar tu cumpleaños, inconscientemente anticiparás el rechazo de la gente en las circunstancias más variadas, te costará mostrarte en público o ante alguien que te importa, ocultarás tus sentimientos o emociones por temor a ser juzgado, te ocultarás de la gente o sentirás vergüenza y reparo, tendrás problemas para ser tu mismo, bloqueos para confiar en tus talentos o tus emociones, en tus dones y capacidades. Tendrás problemas para seguir tu camino vital, para brillar siendo quien eres, para afrontar las críticas, someterte al juicio o escrutinio de los otros, te costará creer en ti, afirmarte en la vida, poner límites a los otros, reclamar tus derechos o mostrarte al público en tareas de tipo artístico, o que incorporan estar frente a un número variable de personas demostrando lo que vales o sencillamente siendo.

Tienes que entender que, al no sentirte bienvenid@, una parte de tu inconsciente quedó comprometida en aquella escena de trauma, fuera durante la gestación, el parto o los meses y años posteriores. Esa energía quedó atrapada por esa falta de acogida que sufriste… y desde entonces ya todo han sido problemas constantes.

Posiblemente de muchos de ellos no te hayas dado cuenta hasta ahora.

Porque a nivel muy interno, ahora de adulto, tienes probablemente creencias relativas a que no eres digno de amor y quizá ni siquiera lo sabes. Creencias de las que es posible que no seas consciente.

Esas creencias pueden ser la causa de que elijas parejas maltratadoras, adúlteras, mentirosas, manipuladoras o poco afectivas a un nivel poco consciente… sencillamente algo dentro de ti cree que no mereces algo mejor, no te mereces que te quieran… y sigues emparejándote con gente que te hace daño, te ignora, maltrata o no te toma en consideración.

Es lo que te mereces, tan solo actúas tu patrón.

Puede que elijas a amigos que no te dan apoyo y afecto, o que abusan de ti.

Aguantas en un trabajo insatisfactorio toda la vida… porque internamente, inconscientemente crees que no mereces un empleo mejor. Aguantas en situaciones indignas, infelices, humillantes o dolorosas, junto a personas que no te aportan nada, durante años, puede que incluso toda la vida… para confirmar la idea de que no mereces nada mejor.

Inconscientemente te culpas y recriminas por no conseguir ser más feliz, pero a la vez no haces nada por cambiar o revertir la situación, no sabes cómo salir del agujero.

No te extrañes de lo que estás leyendo, no sentirse Bienvenid@ a la vida es mucho más frecuente de lo que crees. A mi me sucedió… se bien de lo que te estoy hablando y luego contaré mi caso.

Si no te has sentido bienvenido al mundo, muy probablemente te costará enfrentarte al juicio o la valoración de los demás (y puede que a la vez sea tremendamente importante para ti obtenerlo).

Te costará defender lo tuyo, mantener tu espacio, hacer escuchar tu voz, ser valorado, ser visto, ser bien tratado por los demás.

O al contrario, tomarás lo tuyo y lo de otros sin miramientos ni contemplaciones, para negar la sensación inconsciente de no merecimiento.

Puede que al sentirte así te enfades o te deprimas… puede que estalles de ira o que te arrugues y arrincones en una esquina para lamerte la tristeza. Eso no cambia nada. Si no haces algo distinto, nada diferente sucederá.

Aparecerán conductas autodestructivas en forma de adiciones o comportamientos que te hacen daño, surgirán introyectos del tipo “no me lo merzco”, “no sirvo”, “no valgo” o “nunca lo conseguiré”,”asco de vida”.

Posiblemente tienes una cierta desconfianza en que la existencia pueda proporcionarte aquella nutrición que necesitas, esa sensación de que la vida es hostil o que no hay para todos, teñirá de fondo toda tu cotidianeidad.

Quizá un cierto pesimismo vital haya velado tus ojos y sientas rabia, o pena, o resignación ante los acontecimientos que no puedes cambiar. Frases del tipo “la vida es así”, “qué le vamos a hacer” o “qué remedio me queda”… son habituales en personas que no se han sentido bienvenidas al mundo y que aceptan la derrota y se conforman con una circunstancias vitales insatisfactorias.

Melancolía o tristeza de fondo, cierta desvalorización personal o problemas de autoestima, a veces negados, a veces ocultados, a veces olvidados, reprimidos o compensados con la necesidad de destacar o sentirte importante, estarán presentes.

Otras veces, esa baja autoestima directamente está asumida, o es aceptada con una resignación casi masoquista y sin motivo. En ocasiones se transforma en violencia, que uno ejerce contra los demás mediante conductas agresivas o intimidatorias, y a fin de evitar el rechazo es justo lo que logramos.

Estos problemas siempre están encubriendo la falta de una Bienvenida cálida y afectuosa cuando llegamos al mundo por parte de nuestros padres.

De tal modo que, cuando llegues a un sitio nuevo, si no te sentiste bienvenido de bebé, anticiparás el rechazo de los otros, te costará sentirte bienvenido en una fiesta, aceptado en un nuevo trabajo, valorado o considerado en un grupo de amigos, en una clase, un curso, un comercio o tienda… incluso anticiparás ese rechazo, el conflicto, el sentirte apartad@ en cualquier grupo de personas que frecuentes. Posiblemente tengas problemas para manifestar tu amor e intenciones a una posible pareja, pues arriesgarte a sufrir su rechazo por parte de él o ella te resulta demasiado doloroso.

Estos y muchos otros problemas similares les suceden a aquell@s que no se sintieron bienvenidos.

Chloe Faith Wordsworth

Hace casi una década Chloe Faith Wordsworth, la creadora del sistema de terapia Resonnance Repatterning, constató éste hecho en muchas de sus consultas y se dio cuenta de que la Bienvenida es un acto fundamental para que una persona se sienta a gusto en cualquier entorno.

El niño se culpa de todo

Entiende que un bebé, un niño, no puede comprender que, si no lo están recibiendo con amor y alegría en la familia, puede que los adultos a su cargo tengan serios problemas de afectividad o estén sufriendo toda suerte de conflictos o trastornos que les impidan mostrar más cariño. A menudo ellos tampoco recibieron amor de sus padres. Y estadísticamente hemos de decir que el porcentaje de padres y madres bien preparados para serlo es escaso en comparación con la cantidad de personas que deciden tener un hijo.

El ego suele perdernos a la hora de procrear y perpetuar nuestra estirpe de un modo que resulta revelador.

Sin embargo, pase lo que pase durante esos primeros meses o años, el niño siempre se echa la culpa de todo lo que sucede.

Su manera de pensar es la siguiente: si no me aman es que hay algo sucio, feo e indigno en mi… y por tanto no merezco amor.

Y si no merezco amor, me avergüenzo de ser quien soy y actúo en consecuencia. Por esa razón:

-me escondo

-siento vergüenza

-me aíslo de los demás

-me retraigo

-no expreso mis emociones

-compenso mi baja autoestima agrediendo o maltratando a los demás

-me muestro suspicaz con los comentarios de los otros

-anticipo que los otros me quieren agredir o dañar

-fantaseo con la idea de que van a apartarme, rechazarme, engañarme o herirme

-llamo la atención de maneras de las que no soy consciente

-seduzco

-manipulo

-intento brillar y ser perfecto

-me hago el gracioso, el simpático, el servicial, el amable o el importante ante los otros

-e inconscientemente, con toda probabilidad, hago que me rechacen, hagan daño, ignoren aparten, pospongan, falten al respeto ect… acercándome a personas maltratadoras o poco amorosas, para confirmar esa idea loca e infantil de que no merezco amor.

El niño al no recibir amor incondicional, interpreta siempre que la culpa es suya y, acto seguido, empieza a considerarse indigno, insuficiente, siente vergüenza de ser quien es y, conforme crezca, tendrá problemas para ocupar su espacio, defender lo que es suyo, luchar por lo que le corresponde y conectar con la idea de merecimiento.

niño triste

Esta vergüenza nuclear de ser quien somos, anclada en la falta de Bienvenida que hemos sentido, puede quedar sepultada tan profundamente dentro de uno, que ni siquiera somos conscientes de que la tenemos dentro.

Es más, puede que actuemos como si sintiéramos justo lo contrario: y entonces hacemos ver al mundo que somos estupendos, maravillosos, tremendamente válidos y capaces, tremendamente eficaces o graciosos, o felices o brillantes, cuando en el fondo sentimos una gran e inconfesable desvalorización.

Los recuerdos de éste rechazo pueden estar tan bien enterrados que nos condicionan toda la vida.

Vergüenza es un término con el que deberíamos familiarizarnos.

La vergüenza de ser quien somos, ese que no fue acogido con amor y bienvenido cuando llegó al mundo, o ese que sufrió desamor y rechazo tiempo después, es la causa de muchos bloqueos creativos, de ese no atreverse a hacer ésto o aquello… de ese juzgarse constantemente, del miedo a fallar, del miedo a vivir, de vivir atascado en situaciones de infelicidad prolongada que no sabemos cambiar.

Muchos hombres y mujeres exitosos en realidad sienten profunda vergüenza de ser quienes son y la sobrecompensan con logros y posesiones materiales, intentando que los demás no se den cuenta de lo carentes e inadecuados que se sienten por dentro.

embarazo doble

Mi caso particular

Yo no me sentí bienvenido al mundo, pero no lo supe hasta hace poco.

A mi madre, por razones que desconozco y que nadie me ha contado, no la dejaban casarse con mi padre y contrarió a sus padres, que la rechazaron y dejaron de hablar cuando mostró su firme intención de contraer matrimonio.

En represalia por esa decisión ni siquiera fueron a su boda.

Durante la gestación de su primer embarazo, mi madre comenzó a sentir miedo y rabia hacia el que iba a nacer, una de las causas de haber sido apartada de la familia.

Quizá fue solo durante un rato, quizá solo unos días o quizá un tiempo corto. Posiblemente intentó abortar o matar a la vida que llevaba dentro, al menos eso señalan (y coinciden) algunas de las terapias que he practicado para acceder a esos momentos de mi vida.

Pero es que no era yo solo el que venía al mundo, éramos dos dentro de su barriga, pero ella no lo sabía.

De hecho, a fecha de hoy, mi madre aún no lo sabe.

Su ira, su miedo, su falta de amor, su rabia o una mezcla de todas esas cosas mató a mi hermano en su tripa.

Más tarde ella sentiría una gran tristeza. Puede que nunca supiera que esa tristeza, en parte, se debía a la vida que acababa de perderse dentro de ella a causa de sus intentos/deseos intensos de abortar y matarnos.

Yo tardé años en averiguar todo ésto mediante terapias como las Constelaciones Familiares, la Kinesiología, la Resonnance Repatterning y otras similares que han coincidido en los mismos hechos, lo cual me da sensación de certeza en el diagnóstico.

El 8% de los embarazos que se producen son múltiples y uno de los fetos se pierde en las primeras semanas de gestación y es reabsorbido, de tal manera que durante el parto nadie sabe que hubo un segundo bebé en la placenta.

Cuando el bebé superviviente nace, llega al mundo con un duelo por superar, el de su hermano o hermanos no nacidos. Un hermano o hermana del que no hay pruebas, constancia o existencia, pero que uno siente dentro de su alma.

De éstas pérdidas de vidas ni siquiera las madres se enteran, solo lo sabe el que nace, y puede tardar toda una vida en darse cuenta de que eso es lo que le pasa: esa desazón interior, esa soledad inexplicable incluso estando con gente, esa falta, ese echar de menos algo que no está, a alguien que no tenemos y que no sabemos quién es.

Para colmo, mis primeros años estuvieron trufados de un juicio crítico muy tóxico de mi persona a cargo de una madre que no ha dejado de sentir ira no reconocida hacia mi y los hombres (mezclada con amor de una manera muy dual, ambivalente y enferma), acompañada de las exigencias y constantes recriminaciones de un padre adicto a tener razón y a querer cambiar a los demás y convertirlos a su imagen y semejanza.

Comprender que ellos no estaban bien y desde luego nunca estuvieron preparados para ser los padres de nadie fue lo primero que tuve que hacer para llegar al perdón.

El resultado de aquellas circunstancias terribles es que yo no me sentí Bienvenido al Mundo y toda mi vida he tenido que bregar con la idea del abandono, el rechazo de los demás y el atreverme a mostrarme y darme el valor que tengo y que tienen las cosas que yo hago.

He sobrecompensado de la forma más neurótica posible la falta de amor recibido en casa con una conducta de constante ayuda al otro, cuidado del otro y adaptación al otro, a la que se ha añadido ese querer brillar, ser el centro de atención y querer sentirme siempre importante (porque es una manera de sentirme visto por los otros, considerado y no apartado o rechazado… pues ser rechazado en mi caso equivale a nivel no racional, a la misma muerte).

De hecho, por un rechazo materno, mi hermano murió en la barriga de mi madre, eso no puedo olvidarlo.

desconfiada

Otro caso. Una amiga y la Suspicacia.

Tengo una amiga bastante suspicaz con la que no me manejo nada bien en las conversaciones, pues ella no es consciente de su propia agresión hacia los demás, pero si muy sensible a las posibles agresiones de los otros hacia ella.

Este fenómeno de colocar a otros lo que es nuestro, de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, se llama proyección.

Ella y yo solemos comunicarnos por Facebook.

Ella padece una enfermedad crónica muy complicada y es una gran persona, pero no me resulta fácil la relación con ella, así que he desistido de intentar acercarme, porque es como intentar abrazar a un cactus.

Sencillamente, tenerla cerca no es bueno para mi salud emocional.

En cada ocasión que la he escrito, dicho algo en persona o mandado un mensaje, ella retuerce mis intenciones y me atribuye una intención que yo no tengo en mis palabras.

Todo se lo toma a mal o intenta detectar trampas o significados ocultos en comunicaciones o mensajes que solo son de afecto, comprensión, solidaridad y en los que evito hacer juicios o críticas hacia ella, porque se que es hipersensible y todo la afecta muchísimo y la puede hacer enfermar de su dolencia.

De tal modo que relacionarme está siendo muy difícil, pues ella interpreta como agresiones todo lo que los demás (o algunos de los demás, especialmente si son hombres) la dicen o cuentan.

En mi caso, deduzco que me coloca a la figura de su padre, atribuyéndome muchas de las características que ésta figura tiene para ella.

Solo que su padre no soy yo.

Su padre, por lo que se, es un hombre lleno de miedos, muy rígido y severo, que de niña no la aceptaba, siempre la juzgaba y la quería cambiar, lo que produjo en ella una rebeldía salvaje y un miedo atroz a ser controlada y atrapada por un hombre poco amoroso, motivo por el que la cuesta bastante tener pareja estable… en tanto no ponga conciencia a su rabia no procesada contra los hombres y a su miedo a abrir el corazón.

Deduzco que esa actitud de su padre durante la infancia no la hizo sentir bienvenida al mundo… y desde entonces ella no cree en si misma, tiene la autoestima bastante deteriorada y la cuesta amar y abrirse al amor.

He resuelto fluir con la situación y no hacer nada. Cada vez que ella me contestaba mal o se enfadaba yo conectaba con mi propio miedo y temor al rechazo, el tremendo dolor que eso me provoca. He sufrido bastante con ella por éste motivo. Y no creo que ella lo haya sabido ni se haya dado cuenta jamás.

Hoy apenas hablamos y yo evito el contacto salvo en ocasiones puntuales.

Y es triste decirlo, pero desde que me ahorro sus contestaciones o su constante suspicacia me siento mucho mejor porque ni recibo contestaciones bordes, ni siento que se me malinterpreta y sobre todo porque se que no serviría de nada hablar con ella. Incluso se que si lee éste artículo alguna vez y se identifica en él, se enfadará.

¿Puedo hacer algo contra eso?

Solo alejarme y confiar en que alguna vez ella entienda.

¿Cómo afrontar el rechazo y autorrechazo?

Vamos con las soluciones.

Primero, averigua si te sentiste Bienvenido a la vida, si te sentiste visto, apreciado y valorado en lo que eres durante tu infancia. Averigua qué tipo de parto tuviste, eso te dará muchas pistas de lo que sucedió.

Trata de recordar si cuando eras niño tus padres intentaron que fueras otro, si no te tuviste que sobreadaptar a sus expectativas, volverte un niño o una niña buena para que te quisieran, si hubo aceptación incondicional de la persona que tú eres, si había juicio o crítica constante a tu persona, si te querían cambiar o si te ignoraban o no prestaban atención (otra forma de rechazo) cuando no te portabas o no eras como ellos querían que fueras. Averigua si sufriste abandono, si te dejaron al cuidado de otros y se desentendieron, conecta con los sentimientos que eso te produce. Serán una guía estupenda de tu estado interior.

Ten en cuenta que ésta labor debes afrontarla con calma, con tiempo, puede no ser nada evidente que hubo ausencia de bienvenida en tu llegada al mundo y ésta puede tener múltiples connotaciones.

De hecho, mi experiencia me dice que un gran número de las personas que aseguran que sus padres los quieren y quisieron mucho cuando eran niños, están evitando afrontar una verdad dolorosa a éste respecto, se autoengañan para no encarar la triste realidad de un amor escaso o torcido. No hubo tanto amor con quieren pensar.

En éste mundo el amor incondicional es menos habitual de lo que creemos.

Y muchos padres quieren a sus hijos, si, pero solo si cumplen ciertos requisitos, normas o preceptos, solo si se portan bien, solo si son de ésta o aquella manera, solo si no dan problemas, si son chicos buenos o dan la talla.

La triste verdad es que a todos nos cuesta aceptar al otro tal y como es, amarlo sin esperar que cambie… y enseguida queremos transformarlo, reeducarlo y domesticarlo para que responda a nuestras expectativas.

Insisto en que éste trabajo de autoindagación puede ser lento y dificultoso (o muy claro y evidente para algunas personas que han sufrido de manera diáfana el desamor, el abandono y el maltrato… mucho mejor si eres de éstos, pues llevas trabajo adelantado).

Una vez que constatamos el tipo de bienvenida que tuvimos, que cada cual elija la terapia, camino o modo de afrontar éste problema.

Su propia sabiduría interior le conducirá a lo más sano para él en el menor tiempo posible.

El resto consiste en confiar en el proceso, aceptar, perdonar y poner toda la conciencia posible.

por Eugenio Sar/ Eugenio Sánchez Arrate

Lo siento, amig@s, éste verano me lo he tomado con calma y el descanso, por lo que respecta al blog, (en realidad los varios blogs que tengo, más los varios que vienen de camino) ha sido un poco más largo que de costumbre. Necesitaba reposar, coger aliento, arrascarme la tripa, aclarar ideas, concentrar intenciones y definir sueños, con esa caótica profundidad de búfalo enamorado que me caracteriza.

Por suerte, algunos de mis trabajos funcionan solos y VerDeVerdad, el blog de Espiritualidad y Nueva Conciencia, ya ronda las 40.000 visitas desde que el año empezó… y sin colgar una sola entrada en más de un mes durante éste verano.

Tampoco van mal mi blog personal, el Guasinton Post http://psicotaipan.tumblr.com/ (alojado en Tumblr por aquello de experimentar otras plataformas) y el Cuaderno Infinito http://333eugeniosar.wordpress.com/, dedicado a mi poesía.

Podría dormirme en los laureles y pasarme otros dos meses sin actualizar contenidos, la inercia ya es suficiente para sostener las tres publicaciones y otras más que tengo por la red, pero debo continuar trabajando y escribiendo.

Además, me apetece.

Esta semana estoy dedicado, entre otros menesteres como las consultas, los cursos y mis cuentos para el próximo libro, a dibujar el Mapa Mental (una técnica antigua muy extendida y divulgada por el gran Tony Buzan) del nuevo camino que quiero afrontar en los meses venideros.

El Retonno (como decían los humoristas Martes y Trece) llega con el año escolar ya empezado, pero al fin llega.

Comprended que los escritores/terapeutas también somos animalillos de Dios y necesitamos un respiro, tomar aire, coger carrerilla. Vienen tiempos duros y los acontecimientos, así como la gallofa política reinante en tantos lugares y países, no deben sorprendernos con la guardia baja.

De éste verano fresquito rescato lo bueno que es dormir tapado muchas noches, las siestas y ratos de lectura en el Retiro, las charlas metafísicas y terapeúticas con el sanador y amigo Jesús Cayola; un fin de semana en Zarzalejo de lo más chamánico y divertido con Esperanza Marco de León y amigos; casi diez días en Villar del Ala, en buenísima compañía, recorriendo los montes y paisajes de la Soria más mágica con Julio García, Carmina Andújar, Remedios San Nicolás y un puñado de buenos compañeros… y por último, otro fin de semana en Navalagamella en el que la risa constante fue el común denominador.

Pero sobre todo destaco el Curso de Terapia Floral que he impartido con Esperanza Marco a través de Valores en Red y también mi proceso como formador/facilitador/participante de El Camino del Artista, el programa de 12 semanas de Creatividad de Julia Cameron, celebrados ambos en las dependencias de la fundación CIVSEM y el acogedor parque de la Quinta de los Molinos de Madrid.

Julia Camarón (de la Isla), como diría mi tío Sátur, que decía los Beales (así como suena) en vez de Beatles, ignorando la pronunciación inglesa, escribió un libro extraordinario para rehabilitar al artista que todos llevamos dentro.

Incluso los que ya saben que son creativos o se sienten como tales, deberían leerlo o hacer el curso en algún momento de sus vidas. El bloqueo, el atasco, la dificultad, a veces no está en crear o producir, sino en luchar y defender con coraje lo que uno crea, pelear por ello y hacerlo circular o darlo a conocer a la gente sin temor.

El camino del Artista

El Camino del Artista

Creatividad es todo, no hace falta ser pintor, escritor, escultor, músico o cineasta para ser creativo. Se puede ser creativo cuadrando balances, barriendo la casa o fregando los platos.

Leyendo por tercera o cuarta vez el libro de la Cameron, me he dado cuenta de que la mayoría de las personas tiene la creatividad muy muy atascada en sus vidas y se sabotea en alguna parte del proceso.

El atasco se produce en varios momentos: al comienzo, durante la ejecución, o a la hora de creer en lo que uno ha hecho y enseñárselo a los demás para comercializarlo, cobrar un precio, valorarlo.

Domesticados por el sistema, como individuos útiles para la maquinaria de producción, entramos en la rueda de adaptarnos o quedar apartados… y acabamos siendo exprimidos en trabajos que odiamos, en los que languidecemos o que nos van consumiendo y que no tienen demasiado que ver con aquello que amamos y sentimos desde el corazón.

No damos crédito ni carta de validez a los recurrentes impulsos de querer ser o conseguir aquello que más anhelamos.

La mayoría de la gente es, en líneas generales, lo que Julia Cameron llama un artista bloqueado. En algunos casos esos artistas atascados se convierten en los aguafiestas de aquellos que no lo están. La Cameron usa el término enloquecedores para referirse a los que, queriendo o sin querer, te atascan, te arrastran a su estrecho mundo de visión limitada, te erosionan y tratan de que no alces la cabeza y seas tú mismo.

Julia Cameron

Julia Cameron

Yo tuve mi buena ración de enloquecedores y bloqueadores desde que estoy en el mundo. Mi infancia y adolescencia son una pequeña guerra de Vietnam en éste sentido. Poco apoyo familiar, poco refuerzo a mis intereses e identidad personal y poco menos que esconderme para crear y ocultar lo que dibujaba (por entonces yo me dedicaba a los cómics), hasta que llegó un punto que perdí toda la confianza en mi mismo y ya solo creaba en soledad, encerrado en un cuarto o cuando me quedaba en casa solo.

Mis padres y mi hermano, para su desgracia, pues creo que eso los hace profundamente desdichados, son personas del tipo que ha fabricado la sociedad de consumo: Sus mensajes no verbalizados más habituales son “eres un idealista”, “los sueños no existen”, cumple con tu deber, trabaja como un burro, y fallece.

Mi primera mujer, muy buena gente, -pero con mucho genio e intransigencia- también estaba creativamente bloqueada.

Y mi segunda pareja, azafata, de la que ya he hablado alguna vez aquí, no digamos. Una persona ocupadísima, ansiosísima y completamente desubicada, viviendo siempre en permanente jet-lag, sin estar presente en su vida, en la de sus seres queridos… y sin habitar su cuerpo. Qué locura.

Pero lo cierto es que uno elige a ese tipo de gente para seguir atascado. Una novia que te arrastra a su mundo de prisas enfermas sin tiempo para el verdadero encuentro, la verdadera intimidad; un novio que te maltrata o intenta que abandones tu propio camino haciendo que pierdas la confianza en tí misma, unos amigos que te critican o contagian sus miedos, que te juzgan o se burlan de tus primeras creaciones, unos padres que no te dejan ser tu mismo y te cohartan, manipulan o chantajean emocionalmente mediante la culpa o haciéndote creer que les debes algo… Elegid cuál ha sido vuestra fórmula para seguir bloqueados hasta hoy. Solemos usar varias a la vez.

A veces el peor enemigo es uno mismo, la inseguridad, los miedos, los “no valgo”, los “no sirvo”, los “qué vergüenza me da mostrarme, enseñar mi arte, compartirlo con otros”. Damos fuerza a los demás no creyendo en nosotros.

Yo permití durante años que muchos bloqueadores me atascaran con sus críticas, ausencias, rechazos, extorsiones, mentiras, faltas de atención o aprecio, o con sus constantes demandas para asuntos que no me interesaban nada y a ellos les preocupaban muchísimo. Los elegí inconscientemente para no afrontar al creador que llevo dentro y para no sacar todo lo que había en mi interior… por inseguridad, por temor, por falta de confianza.

Me contaba excusas, no estoy suficientemente preparado, aún no es el momento, tengo que aprender y formarme más, tengo que mejorar…

Y al final nunca empezaba. Estuve años atascado o con mi creatividad renqueando bajo mínimos por ésta circunstancia.

Hoy eso ya no me sucede y, aunque sigo luchando contra ciertos atascos durante el proceso de creación, sobre todo en la parte final de hacer circular lo que escribo, enviarlo a concursos, publicarlo etc… (tareas muchas que delego en mi editora y agente Nuria Onega)… desde hace unos añitos me rodeo de personas que son sanas para mi creatividad, que no la secan, critican, o agostan, sino que la nutren y la hacen crecer.

El problema de perseguir los propios sueños

La mayoría de nosotros no se atreve a soñar ni a perseguir sus sueños y se conforma con una vida de derrota, resignación, anuencia, o un trabajo más o menos seguro (ahora, en la moderna sociedad hacia la que caminamos, ya ni siquiera el trabajo es algo seguro, por lo que el precio que las empresas y el sistema van a pagar a medio largo plazo por tener a la gente constreñida, mal pagada y viviendo en constante incertidumbre, será alto… posiblemente ni lo puedan pagar).

Pero el universo premia a los valientes, a los que saltan al vacío sin temor o aceptando que están muertos de miedo, pero lanzándose pese a todo.

Joseph Campbell, el célebre autor del Viaje del Héroe y tantos libros sobre mitología y antropología, tiene una frase que debería ser una máxima o ley para nosotros: Sigue tu gozo y se abrirán puertas donde las puertas no existían.

Joseph Campbell

Joseph Campbell

¿Qué es lo que os hace felices?

Probad a lanzaros y luego me contáis lo que os pasó.

Cuando uno se lanza, la red aparece y empiezan a suceder acontecimientos sincrónicos, casualidades que nos abren y suavizan el camino. El universo conspira para que cumplamos nuestros sueños. Cierra puertas que no debemos recorrer y abre otras por las que el camino está libre.

Si dudamos, nos pone obstáculos, si somos tibios a la hora de lanzarnos, nos zancadillea, si tenemos miedos, nos los confirma y nos los pone delante.

El Universo te muestra lo que llevas dentro y lo refleja en tu vida.

Si eres hostil con la gente, te devuelve hostilidad, si eres amoroso, te devuelve amor. Si no te entregas, aparece en tu vida gente que no se entrega. Si mientas, te mentirán, sin haces daño recibirás todo ese daño.

…Y luego viene la Prueba

Cuando, tras un largo debate interior, nos atrevemos al fin a hacer eso que siempre quisimos hacer, aparece la Prueba del Universo. Esta prueba está destinada a comprobar si de verdad queremos seguir ese sueño, si lo anhelamos desde el fondo de nuestra alma.

Por ejemplo, tras años de dudas, decidimos dejar nuestro aburrido o estresante trabajo y mudarnos a la costa y lanzarnos con esa profesión que siempre anhelamos pero nunca nos atrevimos a desarrollar. Entonces aparece el aguafiestas de turno, la dificultad, el antiguo novio o ex para embaucarnos en su problema de entonces o uno parecido ahora, surge el trastorno inesperado, la avería en casa, la enfermedad de ese familiar rémora y pesado que siempre vivió colgándose de nuestro cuello, el vecino extorsionador, la suegra enloquecedora, el hermano demandante… todos ellos vienen para ponernos a prueba.

Si cedemos, si claudicamos, volvemos a quedar atrapados en la vieja red en la que estábamos prisioneros.

La vida nos está evaluando. ¿Deseamos ese cambio, ese sueño con las suficientes ganas?

Solo hay una opción. Ser honest@ con un@ mismo y lanzarse.

La vida no solo consiste en la lucha por la supervivencia, también podemos perseguir nuestros ideales, nuestros anhelos más profundos.

Si superas la Prueba, que a veces es una combinación de varias, el camino se hace más fácil.

abundancia

Obstaculizamos la Abundancia

No debemos olvidar que somos nosotros quienes, con nuestro temor, miedo y dudas, obstaculizamos todo el proceso de recibir los regalos del cielo. Las bendiciones llegan constantemente a nuestras vidas, pero no las vemos, no las valoramos, ni las apreciamos.

Llegan constantemente amigos, parejas, oportunidades, pero no les damos valor, de hecho, ni siquiera los vemos cuando se acercan. Chicas estupendas a las que no prestamos atención, amigos que dejamos escapar, puertas que no nos atrevemos a cruzar y caminos que nos asusta recorrer.

No valoramos lo que hay, no apreciamos a la gente, las circunstancias, el presente… y seguimos entrampados, prisioneros de los viejos patrones, de nuestros miedos.

Siempre tenemos una idea tan cerrada y restringida de lo que deseamos, que cuando algo incluso mejor aparece en nuestra vida no somos capaces de reconocerlo.

Si somos cobardes, una pareja que nos haga permanecer en la cobardía (y a la que luego echar la culpa de que no nos deja ser nosotros mismos) nos viene bien para seguir atrapad@.

La ley del Universo es la siguiente, no hay que hacer nada, solo SER uno Mismo, conectar con lo que llevamos dentro y atrevernos a expresarlo en el mundo, con todas las consecuencias que ello implica.

Si hacemos ésto, todo viene a nosotros por derecho, forma parte de la Ley Divina Universal, pero estamos constantemente dificultando el proceso de recepción de abundancia y bendiciones.

Nos peleamos, tememos el éxito, nos cerramos a lo nuevo, decimos no a las oportunidades, no escuchamos las señales, no recorremos el camino de la felicidad, sino el del temor, el del miedo.

En ésta sociedad en la que todo consiste en sobreadaptarte, seguir el carril, andar por caminos trazados y hacer lo que se espera de ti, no nos han enseñado a soñar, no nos han enseñado a creer en nosotros y a lanzarnos sin temor al vacío. Nos han adiestrado para que sigamos las reglas, acatemos las normas y nos autolimitemos.

Quebrantar las reglas y las normas no significa burlar a la Ley del país en el que vives, cometer delitos o hacer siempre lo que deseas a costa de los demás. El respeto al orden establecido y a las demás personas debe imperar siempre… pero que eso no nos impida ser libres y seguir nuestro sueño.

En ningún lugar está escrito cómo debemos vivir nuestra vida y nadie tiene derecho a decírnoslo.

Las ciudades, el mundo, están hoy llenos de normópatas… defensores de la normalidad, personas que doblan la cerviz ante el sistema imperante, sin plantearse que la vida pueda ser otra cosa, lo que ellos quieran y deseen para sí mismos.

La sociedad entrena y domestica a la gente, la convierte en tontos útiles para un mercado depredador que sigue matando de hambre a cerca de un tercio de la población mundial y permitiendo desigualdades que avergüenzan a cualquier persona con sentimientos.

Pero ¿tu qué es lo que quieres hacer con tu vida? ¿A qué deseas dedicarte?¿Cuál es tu anhelo?¿Cómo te gustaría ganarte el pan?¿Cuál es tu sueño?

Si no lo sabes, el primer paso es conectar contigo mism@, una labor que puede llevarte años de autoindagación y trabajo personal.

Y si ya lo sabes lo tienes más fácil, solo tienes que atreverte, porque el Universo siempre, siempre, Responderá.

Este artículo aparecerá publicado en dos de mis blogs, VerDeVerdad y el Guasinton Post, así como en algunas páginas de Facebook. Me pareció oportuno difundirlo en varios foros debido a naturaleza de su mensaje.

Gracias a Dios, Gracias a Julia Cameron y Gracias al Universo por inspirarme para escribirlo.

un artículo de Eugenio Sánchez Arrate

Enric Corbera, la gran estrella de la Biodescodificación en España lleva varios años trabajando y dando formación en todo el mundo de su novedoso sistema, que tanto éxito está teniendo en muchos ámbitos del mundo terapeútico.

Algunos acusan a Corbera de ser demasiado comercial y de hacer una interpretación muy sui géneris y un poco egóica de El Curso de Milagros.

Enric Corbera

Enric Corbera

Otros lo acusan de escasa empatía con la gente y los pacientes, de tener demasiado instalado el miedo y la exigencia, propias de un carácter un poco fóbico y rígido, quizás poco trabajado en terapia personal.

Críticas aparte, en las que VeDeVerdad no entra, lo innegable es que Corbera está haciendo una gran labor terapeútica y sanadora difundiendo su trabajo en el mundo.

Sin embargo, antes que Corbera, estaba Christian Flèche, un francés que fué enfermero y que, al igual que algunos de sus inspiradores, como Milton Ericksson o el doctor Hamer, en seguida relacionó que la causa de todas las enfermedades tiene un componente emocional directo, algo que a éstas alturas del siglo XXI ya se atreven a discutir muy pocos médicos.

Todos los biodescodificadores del mundo le deben al Flèche la creación del sistema. El fué quien enseño a la mayoría de terapeutas que hoy tienen sus propias escuelas y centros de formación.

En el sistema de Flèche, como en todos los que relacionan enfermedad con conflicto emocional, hay correspondencias directas entre emociones, órganos y enfermedades… es posible rastrear de forma muy clara la causa por la que enfermamos de ésta zona del cuerpo y no de otra, de ésta enfermedad y no de aquella.

Su sistema, denominado DBO, o Descodificación Biológica Original (Décodage Biologique Originel), que enseña en la École de Biodécodage de Francia, en Aix-an -Provence y en cursos impartidos en decenas de países, va logrando adeptos y seguidores en todo el mundo. Es un programa de formación en tres años, que se realiza a través de módulos intensivos.

Flèche

A mediados de junio, Flèche estuvo en Madrid, en el hotel Tryp Ambassador del centro de la capital, impartiendo los dos primeros módulos de formación y allí, un nutrido grupo de terapeutas y alumnos pudimos observarle en directo, sobrio, humano, muy experimentado en la materia que imparte y que lleva enseñando y aprendiendo toda la vida, explicando la teoría de la DBO.

Algunos de los preceptos de la terapia DBO .

 

-Toda enfermedad tiene una causa emocional.

-Se puede rastrear de una forma directa la emoción y el conflicto que han provocado la enfermedad.

-La emoción está asociada siempre a una sensación corporal y se registra en el cuerpo.

-Esa sensación proviene de un trauma antiguo, lo que se denomina Bioshock

-Cada vez que una experiencia difícil en nuestra vida detona el bioshock, éste explota como una mina antipersona y desencadena un nuevo conflicto, una retraumatización que nos hace revivir el viejo conflicto.

-Los seres humanos tenemos compulsión y adicción a repetir el bioshock, a fin de resolverlo, superarlo y liberarnos del trauma.

-Casi todos los traumas o bioshocks tienen lugar en la barriga de la madre, en los primeros meses de vida y durante la infancia… y se registran a nivel inconsciente con mucha fuerza.

-El inconsciente lo recuerda todo y su funcionamiento es de tipo emocional, no racional. Hay dos lógicas, la lógica racional de nuestro consciente y la emocional, simbólica y metafórica de nuestro inconsciente.

-Los conflictos o bioshocks son de dos tipos: programantes y no programantes.

-Los programantes dan estructura a nuestra personalidad y, por tanto, son algo más difíciles de resolver, hace falta bajar a estratos muy profundos de la persona para abordarlos porque el trauma se ha convertido en un pilar central de nuestra personalidad, nos hemos construido, crecido y estructurado en torno a él.

-Los conflictos no programantes no han estructurado nuestra personalidad ni sistema de creencias. Se resuelven con mayor facilidad.

-La energía constricta que provocó el bioshock sigue atrapada dentro de nosotros, esperando a ser liberada para que nos curemos.

-El objetivo de la terapia es liberar esa energía para sanarnos.

 

La DBO establece protocolos para el tratamiento de las dolencias y enfermedades físicas y psíquicas. Mi experiencia durante el taller es que muchos de esos protocolos, de los cuales practicamos solo unos pocos, parecían sacados de la Terapia Gestalt o eran tremendamente parecidos a técnicas ya conocidas como la Silla Caliente y similares, que la psicoterapia gestalt lleva trabajando décadas para abordar las emociones y la enfermedad.

El sistema, a mi entender, es válido y poderoso sobre todo por el trabajo con el Transgeneracional, que considero que marca la diferencia con otros sistemas. Este trabajo se aprende en las fases finales de la formación.

En lo emocional-corporal, que es materia que se imparte en los primeros módulos, no aporta grandes cambios o avances a lo ya sugerido por la doctora Adriana Schnnake, La Nana hace décadas. Y abunda en conceptos que profesionales como Rutdiger Dalke o Loise Hay han trabajado durante años en sus respectivos cursos y formaciones.

En materia de terapia familiar y sistémica, ancestros y antepasados, la DBO si realiza un aporte importante que la terapia gestalt, tan versátil y adaptable, capaz de beber de diversas fuentes, aún no ha conseguido incorporar a su sistema, el trabajo con antepasados. Quizá con el tiempo se consiga ésta adhesión… es de lo poco que le falta a la Gestalt para ser quizá el más poderoso sistema de psicoterapia conocido.

Por lo pronto, aquí y ahora, el valioso sistema de Christian Flèche, la DBO, es una alternativa muy válida para resolver temas de enfermedades y también de lealtades familiares y problemas con padres, hermanos y ancestros.

 

Para conocer más sobre la formación y los módulos de aprendizaje de la Biodescodificación.

 

http://www.puentesdeluz.es/esp/index.php

 

Aquí dejo un enlace para su página en francés

 

http://biodecodage.com/formations/informations/intervenants/115-christian-fleche

 

 

Gracias desde VerDeVerdad a tod@s los que visitáis éste blog y lo hacéis día a día un poco mejor y un poco más grande.

Hoy en VerDeVerdad, unos consejos de Alejandro Jodorowsky para materializar deseos en nuestra vida.

Os recuerdo que nuestro consciente pide, pero nuestro inconsciente grita… y de la suma de ambas fuerzas emerge aquello que se manifiesta en la vida.

Eugenio Sánchez Arrate


ALQUIMIA PARA FORMULAR DESEOS: POR ALEJANDRO JODOROWSKY

Jodorowsky


CREA TU REALIDAD, PERO ANTES… DESHAZTE DE CONTRATOS PARALIZADORES.

¿Qué te gustaría ver en tu vida? ¿Qué te gustaría conseguir? ¿Hay algo que te gustaría mejorar? ¿Qué es lo que te preocupa en este momento? ¿Qué situación te produce un mayor desgaste de energía? Si hubiese algo que pudieses hacer para cambiar tu situación actual, ¿qué sería? No te preocupes si los deseos te desbordan. De momento escoge uno y sigue avanzando.

Una vez que te has formado una imagen mental de tu deseo, el siguiente paso es traducir esa imagen a PALABRAS. Las palabras son pensamientos expresados y lo que te pido ahora es que formules tu deseo.

Existe una alquimia especial para formular deseos y esta incluye:

1º. El deseo tiene que estar formulado en tiempo PRESENTE tal y como te gustaría que fuese realidad. El Universo no puede hacer otra cosa que producir la manifestación directa de tus pensamientos. Si piensas en términos de “quiero” todos tus recursos internos reafirmarán el concepto de “querer” y no el de “tener” o “ser”. Es decir, el resultado será tu “deseo” de ese algo. Si te concentras en el “tengo”, “soy”, “voy a”, tus recursos internos encontrarán la manera de que se haga realidad. Así que en lugar de “quiero tener más tiempo para disfrutar de mi familia”, di “tengo tiempo libre para disfrutar de mi familia”. En lugar de “quiero sentirme satisfecha en mi vida”, di “voy a sentirme satisfecha en mi vida” ó “puedo sentirme satisfecha en mi vida”.

2º. Es importante también que el deseo esté formulado en POSITIVO. Céntrate en lo que quieres ver o materializar en lugar de centrarte en lo que quieres evitar o no quieres tener. El pensamiento es creador y si te centras en lo que no quieres solo harás que eso persista en tu vida. La atención da energía. Cualquier cosa a la que prestes atención crecerá con más fuerza en tu vida. Cualquier cosa a la que dejes de prestar atención, se marchitará, se secará y desaparecerá.

3º. Al formular el deseo puede que te encuentres con alguna resistencia interna. Si es así analiza si se trata de algo que realmente QUIERES o DESEAS y no de algo que surge de tus exigencias de DEBO o TENGO QUE. Para que el proceso de creación funcione, es necesario que el deseo sea algo que realmente QUIERAS ver hecho realidad en tu vida.

4º. Recuerda que se trata de tu proceso de creación y por lo tanto tiene que ser algo que DEPENDA DE TI. Aquellos deseos que implican un cambio de actitud en otra persona están condenados al fracaso.

¿Qué estas dispuesto a hacer para que esa nueva realidad se muestre en tu vida? ¿Qué estás dispuesto a dejar de hacer para que se cumpla tu deseo? Una vez tengas formulado tu deseo y te hayas creado una imagen mental del mismo el siguiente paso es añadirle EMOCIÓN.

Si el deseo no te motiva, no te mueve a la acción, no conseguirás nada. Una forma de añadirle emoción es a través de la visualización. Visualiza tu nueva realidad y visualízate a ti mismo viviendo esa nueva realidad. Vívela con los cinco sentidos.

Cuanta mayor carga emocional le pongas más energía añadirás a la fórmula y será más fácil que atraigas eso que deseas.

Si quieres cambiar algo de tu vida, no te limites a desearlo y ¡CREALO!

Añadiría que, antes de proceder a esta interesante tarea alquímica, tenemos que darnos permiso para desear. A veces, mantenemos contratos inconscientes con nuestro árbol genealógico con cláusulas que nos impiden ser lo que somos, desear lo que deseamos y vivir la vida que queremos vivir. Hay que enterrar esos contratos firmados con una gota de nuestra sangre y empezar a diseñar nuestra realidad.

Alejandro Jodorowsky nos dice en sus 10 recetas para ser feliz, “no hay alivio mas grande que comenzar a ser lo que se es. Desde la infancia nos endilgan destinos ajenos. No estamos en el mundo para realizar los sueños de nuestros padres, sino los propios.”

planosinfin.com/alejandro-jodorowsky/

 

Inconsciente

Lo creamos o no lo creamos, no gobernamos nuestra vida.

Si aún eres de los que crees que tu gobiernas tu vida, aterriza y despierta, porque apañd@ vas.

Eso es lo que te hace creer tu ego y lo que te permite creer tu inconsciente.

Desde la cabeza y desde el ego, creemos tener control sobre los acontecimientos que se desencadenan nuestra realidad cotidiana. Por ejemplo, creemos elegir un trabajo, una profesión, creemos elegir a nuestros amigos, nuestra pareja, nuestra casa, creemos elegir irnos de viaje, quedarnos en casa, e incluso las diferentes direcciones que tomamos cuando surge una bifurcación o cruce de caminos.

Otras veces, creemos ser víctimas de las circunstancias, de agentes externos, de los demás, de la vida.

Pero jamás pensamos que fue nuestro inconsciente (y aquí englobo los dos estratos del mismo, el subconsciente, más emocional y el inconsciente profundo, más reptiliano y también conectado con el inconsciente colectivo) esa zona a la que no tenemos demasiado acceso, el que nos trajo esas circunstancias, a esas personas, ese tipo de vida, nos guste o no nos guste.

Por desgracia, es nuestro ego, que sobre todo en la cultura occidental es muy racional, quien intenta hacernos creer que tenemos algún poder de decisión más allá de elegir como sentirnos ante lo que sucede.

Todavía hay paradigmas y corrientes de la psicología, incluso sostenidos por el ámbito universitario que aún creen, a éstas alturas de siglo, que tenemos un gran control de voluntad sobre los acontecimientos de nuestra vida…

Olvidan que, de tenerlo, es siempre con permiso de nuestro inconsciente.

Según los estudios, que siguen sin aclararse en cuanto a porcentajes, la actividad del consciente oscila entre el 5% y el 20% respecto al total de actividad de nuestro cerebro.

El resto, entre un 80% y un 95% de actividad cerebral, es inconsciente.

Nuestra actividad psíquica es como un gran iceberg… y resulta lo que está bajo el agua es mucho más grande e importante que lo que está encima.

La falacia de control de la cultura moderna

Desde nuestra educación de hombres y mujeres sensatos, se nos dice que conducimos nuestra vida, que tomamos éste o ese otro camino, que gobernamos nuestro libro de ruta.

En cursos, terapias, libros, nos hacen creer que es así.

Hay malas noticias si eres de los que piensa de ésta manera: porque no elegimos desde el consciente.

Ya está todo elegido y luego, desde la mente consciente o superficial, improvisamos justificaciones, creencias, razonamientos para darnos cierta seguridad y tranquilidad ante lo que ya se decidió… pero hacemos ésto a hechos consumados, cuando las elecciones y decisiones ya están tomadas.

El inconsciente eligió antes que tu, muchísimo antes de que tu eligieras desde tu consciencia.

Se dice que lo único que podemos elegir realmente desde el consciente es cómo nos sentimos ante lo que nos sucede y, aunque parezca poca cosa, eso ya es muchísimo.

Tener un cierto gobierno sobre nuestro estado de ánimo, con independencia de lo que suceda fuera de nosotros, es algo maravilloso.

Vivimos sometidos al programa invisible que se oculta debajo de todo lo que pensamos y hacemos, una programación codificada por nuestros ancestros, nuestra educación, aprendizajes y nuestra experiencias de vida.

Lo que creímos elegir en su momento, esa decisión impulsiva o meditada que nos costó más o menos tomar, resulta que nuestro inconsciente ya la había tomado por nosotros previamente, haciéndonos resonar energéticamente de una determinada manera para atraer a nuestra vida toda clase de acontecimientos y personas acordes con esa manera de creer y de sentir.

Todo tiene que ver con la resonancia… porque atraemos a nuestra vida aquello con lo que resonamos, incluso los maltratos, incluso las desgracias o sucesos desagradables.

También los éxitos y las alegrías.

Saber las cosas de cabeza, entenderlas con la razón, no sirve para nada.

Es conocimiento racional, conocimiento superficial, son impresiones cerebrales y poco más.

Para realizar cambios poderosos, éstos deben de afectar a los estratos más profundos de nuestra personalidad.

niño conduce coche

Nos educan en la falsa creencia de que conducimos nuestra vida

Si de pronto llega una desgracia a nuestra vida, es porque resonábamos con ella. Si nuestro consciente no reconoce haber hecho esa llamada, es porque es el inconsciente quien la ha realizado y deberíamos averiguar cómo y porqué.

La desgracia -por llamar de algún modo a aquellos acontecimientos que interpretamos como desagradables- siempre es un gran aprendizaje… el inconsciente se empeña en hacernos aprender, a veces por la tremenda y sin ninguna contemplación, cosas que de otra manera no hubiéramos sido capaces de asimilar.

Desde algunos paradigmas de la psicología y escuelas de conocimiento de corte racional, occidental, desde el mundo de la empresa y los negocios, bastante desfasados teniendo en cuenta el agujero planetario en el que nos están metiendo a todos, aún se pretende sostener que el individuo, es independiente, a veces un líder, que se hace a sí mismo, que conduce, que gobierna su vida, que hace y deshace a voluntad, cuando ya se sabe, está demostrado, que el individuo es gobernado por fuerzas que le exceden y con las que más le valdría aliarse y fluir de un modo armonioso porque:

-Si cambio mi vida, es porque mi inconsciente me permite cambiar, si no, no cambio ni a tiros.

-Si decido ir por éste camino, es porque mi inconsciente me lo permite.

-Si hago elecciones en mi vida, si estudio, si voy a clase, si trabajo en ésta o esa empresa, si hago ésto o lo otro, si elijo a tal o cual pareja, es porque mi inconsciente y mi árbol familiar me dan su consentimiento, si no, no lo haría.

-Y si hago terapia o intervengo para contravenir una norma o ley del clan familiar, es porque hay un permiso expreso para hacerlo y quizá para sanar el árbol, si no, no podría.

-Si creo ser el dueño o la dueña de mi destino, es porque el inconsciente me ha dado su consentimiento.

-Hay personas que no tienen ni siquiera el permiso del árbol o de su inconsciente para poder curarse, pues han de expiar una culpa que el transgeneracional familiar lleva cargando desde quién sabe cuántas generaciones, o llevan una carga inconsciente difícil de desactivar.

La gente con resistencia a hacer terapia, suele tener prohibiciones inconscientes para abordarla con éxito.

La creencia tan extendida de que la voluntad del hombre moderno lo gobierna todo, es una falacia de la cultura occidental y el individualismo, impuesta en los colegios, las películas y en muchos cursos de liderazgo… cuando eres individualista o emprendedor, es porque tu inconsciente te lo permite y sirve a una causa mayor del colectivo familiar o grupal.

No hay individualistas o emprendedores sin un inconsciente que se lo permita.

El inconsciente gobierna… y más vale que averigües qué es lo que pretende o te verás conducido toda tu vida hacia quién sabe qué caminos.

Tu te puedes empeñar en pedirle al universo, en gritarle al cielo, en rezarle a Dios, en practicar la ley de Atracción y en hacer lo que te de la gana para conseguir lo que quieres desde tu cabeza y tu consciencia… pero tu inconsciente conduce el coche en el que vas montado… te pongas como te pongas.

El te dió permiso previo para hacer todas esas cosas, para rezar, para pedir, para enfocarte, para atraer… o no te dió permiso para hacerlas.

Si tienes un patrón inconsciente de fracaso reiterado o infelicidad, cada vez que tomes una decisión creerás elegir otra cosa, pero en el fondo, fiel al patrón, seguirás eligiendo lo mismo de siempre, con mejores adornos y excusas, para autoengañarte mejor en cada ocasión en que el patrón reaparezca.

Te repetirás: Este chico si que es bueno, no como los diez anteriores con los que estuve…. éste me va a tratar bien. O ésta mujer me ama de veras… con ella saldrán bien las cosas.

Mentira… la compulsión a repetir el patrón persiste, persiste y persiste, incluso aunque conozcamos racionalmente ése patrón.

Para desactivar un patrón no basta con reconocerlo racionalmente, hay que golpear al inconsciente, convencerle de que todo ha cambiado y eso solo se consigue mediante una catársis.

Por mucho que tu seas racionalmente consciente de algo, ese algo no cambiará si tu inconsciente va por otro lado y cree otra cosa distinta.

-Si tu patrón es de fracaso o autosabotaje, cada vez te autoengañarás mejor para cumplir los mandatos de tu programación. Y cada vez te contarás mejores mentiras para seguir haciendo lo mismo que has hecho toda la vida.

-Si tu patrón es de éxito, lograrás lo que te propongas y luego, posiblemente, sientas un gran vacío interior, pues tu patrón es de vacío tras el logro… y con el tiempo aprendes que el éxito no llena, nunca llena esa sensación de carencia interior que poseen todos los enfocados patológicamente hacia el éxito.

De hecho, la gente que tiene mucho éxito se pasa la vida saltando de un éxito a otro, experimentando el vacío que éste produce una vez logrado.

La felicidad no está ahí.

El patrón inconsciente de un exitópata moderno es, con mucha probabilidad: sentirás vacío hasta que averigües quién eres de verdad y dónde se encuentra la verdadera felicidad.

En resumen, tu crees gobernar la nave… solo lo crees.

Tu inconsciente, gobierna tu vida y atrae a ésta circunstancias que luego tu interpretas como favorables o desfavorables en virtud del dolor o bienestar que te producen.

Es la programación interior, el kernel, aquello con lo que vienes instalado de serie, por ancestros, antepasados, aprendizajes, infancia, experiencias vividas ect… y la compulsión de un programa lo empuja a repetirse y repetirse, a no ser que lo desactives y reemplaces por otro.

Y ésto solo podrás hacerlo si tu inconsciente te permite que lo hagas.

¿Te atreverás a asumirlo?

Porque si tu inconsciente no desea que intervengas o desactives el patrón, solo podrás aprender a vivir con ello, aceptándolo.

A menudo, vuelvo a repetirlo, desde la razón, conocemos nuestro programa inconsciente, nuestro sistema operativo, hemos hecho terapia, autoindagación, nos hemos observado y creemos que ya lo tenemos resuelto.

Pero conocer algo con la cabeza no sirve para desactivarlo.

El cambio solo se produce desde si el inconsciente se ve sacudido y afectado por algo o alguien.

Y debes tener en cuenta que, si al final haces ese cambio, es porque tu inconsciente quería que lo hicieras, de no ser así, ni te lo hubieras planteado.

Ten en cuenta otra cosa más: Cuanto más crees tener el control de lo que sucede, más te engañas.

Tu en realidad no controlas nada ni has controlado nada… nunca.

Cuando piensas que eliges, tu inconsciente ya eligió antes por ti.

La única solución, en todo caso, para poder tener algún margen de maniobra en la vida, es poner conciencia y hacer consciente tu inconsciente… alinear ambos para enfocar tu energía de una forma coherente que atraiga a tu vida cosas que deseas y conoces.

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¿Porqué atraigo las cosas que atraigo y no llegan a mi vida las cosas y situaciones que deseo que lleguen?

Cuando quieres algo y ésto no se manifiesta en la realidad, es porque tu inconsciente va en una dirección distinta a tu consciente.

Si deseo pareja pero no viene, algo dentro de mi resuena en contra de tenerla.

Y si viene y, pasados los meses me doy cuenta de que no es tan maravillosa como yo creía, es porque mi inconsciente la pidió así, para que me de cuenta de lo que estoy haciendo y aprenda lo que tengo que aprender.

Si deseo abundancia o dinero pero no se manifiesta, algo dentro de mi cree que no lo merezco, o teme la abundancia y teme poseer mucho dinero. Hay resistencia.

Si quiero un trabajo mejor, pero no se bien cual o tengo dentro de mi una programación masoquista de aguantar, o temerosa de vivir con miedo, seguiré en ese mismo trabajo insatisfactorio muchos años más… o toda mi vida.

¿Con qué resuena tu inconsciente?

Lo que nos sucede en la vida es una fuente inmensa de información sobre el modo en que nuestro inconsciente opera.

El secreto es buscar la coherencia, resonar alineado entre ambas áreas de nuestra psique, la conciencia y el inconsciente.

Y si piensas que es fácil hacer éste proceso, te confundes. No siempre es fácil saber lo que tenemos escondido debajo de la alfombra.

Desvelar el inconsciente es tarea de toda una vida y exige un trabajo constante, continuado y paciente. Un trabajo también amoroso, pues mientras lo realizas has de seguir viviendo, tratándote con cariño y teniendo mucha compasión y amor por tí mismo y por los otros.

¿A qué esperas para empezar? ¿A que esperas para seguir tu camino si ya lo comenzaste?

No tiene porqué ser doloroso, de hecho, crecer y conocerse suele ser bastante liberador.

Despierta y entonces serás libre de verdad.

Un saludo desde VerDeVerdad.

Un artículo de Eugenio Sánchez Arrate.

 

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Tras unos días tontos, tirando a tristones en los que la vida se me había convertido en algo así como una acelga chuchurría mordisqueada por un abisinio con eccemas, tardé algo de tiempo en resolver el enigma del desamor, pero al final creo que lo he conseguido.

Y gracias a ello, Eugenio, el Eugenio de siempre, el que hace años se reía hasta de los semáforos, ha resucitado.

Uno tiene tantas cicatrices, que las tarascadas de la vida se están volviendo -y eso me asusta- como caramelos de menta que mascas y trituras entre tus dientes.

¿Me estará saliendo costra? Temo volverme insensible a mi entorno cuando mi capacidad de recuperación emocional me restaura tan rápido que parezco el Lobezno de las emociones. Abrir herida, cerrarse herida.

Hace unos días escribía sobre la sensación de soledad que a veces me aqueja, no soledad física, sino interna, muy profunda y casi transpersonal, cuando observo la falta de amor de la gente a mi alrededor y constato que, en líneas generales, la gente, en su vida, está más perdida que el Barco del Arroz. Algo que antes ya sabía, pero que cada vez me resulta más doloroso constatar.

Cuando observo falta de amor por ellos mismos, por los demás, por los animales, por las circunstancias, por el mundo en que viven, me pongo muy triste. Soy así, estoy hecho de materiales raros y volátiles, muy sensibles al entorno.

Y los corazones cerrados, incapaces de amar realmente, esos son los peores, los que más daño me hacen.

Porque no se si os habéis dado cuenta de que mucha gente se cree que ama, pero ni ama ni le han amado en su vida… o cuando le han amado no ha sido capaz de sostenerse ahí.

Hay gente tan maleada por la vida, que ha dejado de sentir hace ya mucho y no lo sabe.

Gente poco abrazada y querida en casa, poco amada por sus padres (sin saberlo, pues afrontar ésto sería terrible para ellos), que perpetúa esa gelidez emocional en su vida, estableciendo relaciones sin amor con hombres y mujeres que tampoco sienten gran cosa, para igualar así las tornas.

Gente que confunde sexo con amor y que navega entre un roce físico constante, para sentir algo dentro de si… y un querer difuso tipo ong, de afecto global y hippie a todo el mundo, pero luego de Amor, amor profundo y verdadero, ese que aparece tras la extinción del enamoramiento inicial, muy poco.

Observo a gente que vive disociada de su cuerpo, de su corazón, de su alma, como tantas veces me pasó a mi en el pasado… viviendo en una constante dinámica de dolor y anestesia perpetua.

Esa gente.

Esa bendita y maldita gente.

Duele de cojones, señores.

Duele como su puta madre, como si te atravesaran con agujas y luego te dieran martillazos en los Kinder sorpresa y luego te los regaran con zotal y viniera un pitbull y te los mordiera.

Así me duele… solo que en el pecho, y de modo menos físico y mucho más hondo.

Durante días, sumido y abismado en mi propio tormento emocional por éstos temas y por el contacto con ésta gente, gente incluso a la que aprecias y amas, gente a la que podrías amar todavía más, le pregunté a Dios qué sentido tenía todo, a ratos me cabreé con él, a ratos incluso le insulté… pero como El/Ella es Dios, no me lo tomó en cuenta. Nunca lo hace.

¿Porqué eres tan injusto? Le dije ¿Porqué permites que suceda ésto? Insistí. Luego me cagué en su puta madre, directamente.

Cualquiera que me estuviera escuchando, yo a voz en grito (literal) en mi habitación, tumbado en la cama a las dos de la madrugada y gritándole al techo con furia, pensaría que me había vuelto loco.

Joder, lo pienso hasta yo…

Durante días he buscado el secreto a éste enigma del desamor, al secreto de la falta de amor en el mundo y anoche, volviendo a casa de una reunión de formadores de una asociación que estamos montando, tuve la respuesta.

Mi amiga Esperanza Marco (http://www.mividamenecesita.es/) y yo volvíamos en metro a casa conversando de nuestras últimas tormentas emocionales.

Al llegar a los torniquetes del metro vimos a un muchacho sordomudo al que acababan de hacer un tatuaje en el brazo: sangraba.

No le habían puesto el preceptivo rollo de film de plástico, no le habían vendado, sencillamente le habían dejado la herida al aire… y tenía mala pinta, la verdad.

El taquillero del metro no podía dejarle pasar con esa herida, la ley dicta que no se puede entrar en la red de metro sangrando o herido, por salubridad de los pasajeros, incluido por salubridad del que sangra.

El muchacho y su chica, también sordomuda, discutían con el empleado de metro, se desesperaban porque no le iban a dejar pasar. En ésto, Esperanza, que tiene un corazón inmenso, que se desvive por los demás, que es una salvadora de primera, decidió ayudar al chico y con unos kleenex y cinta americana vendó el brazo del chaval para que le pudieran dejar pasar.

Al hacerlo, sin querer, se le golpeó la bolsa que traía contra la chapa de uno de los torniquetes y se le rompió una botella de agua de rosas, algo que para ella es muy muy preciado y querido.

Vi como los ojos se le llenaba de lágrimas. Ella ya no está en ese punto en que uno se dedica a salvar a los demás para que lo quieran, lo hace siempre por pura entrega, por pura solidaridad y amor por los otros.

Y por ayudar al muchacho, a un muchacho a quien le daba lo mismo sangrar, un muchacho que acabó pasando de todo y marchándose sin más, ella había perdido algo muy precioso y de gran significado emocional.

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Nos miramos.

Habíamos vuelto charlando del desamor, de la gente que no siente, de las relaciones amorosas tormentosas… ¿qué teníamos que aprender de todo ésto?

Ella lo enunció de la siguiente manera: Por ayudar a otro, yo he perdido mi Esencia.

Y esa era la lección que teníamos que aprender. La respuesta al enigma de la falta de amor en el mundo que he estado buscando estos días.

También venimos a aprender esa lección, la de no dejar de amar, pero reservar el amor para aquellos que lo merecen. Amar, pero sin dejar de amarnos, de protegernos.

Por eso: no pierdas tu esencia por ayudar o salvar a otro. No cierres tu corazón cada vez que te lo rompen o lo ignoran, cada vez que el otro está cerrado, tiene el pecho de piedra, no te ve, no le importas, no es capaz de apreciar lo que eres o quien eres ni lo que le das ni lo que podrías darle….

No dejes de ser tu mismo por nada ni por nadie.

No permitas que pisoteen tu dignidad ni tu corazón. No ayudes a quien no lo merece o no lo puede apreciar. Solo presta tu apoyo a quien te lo pide, sin perderte tu en esa ayuda.

Y sobre todo, por encima de todo. No dejes de amar.

Porque tu eres amor y amor es lo único real, lo único que existe.

Por si no te habías dado cuenta -y muchos aún tardarán muchas vidas en averiguarlo- Amor eres Tu, Amor es tu Esencia.

Y me acabo de dar cuenta de que éste artículo es válido para dos de mis blogs. El Guasinton Post y VerDeVerdad.

Así que lo colgaré en ambas publicaciones.

Gracias, Universo. Mil Gracias por la respuesta.

cambioLos budistas lo tienen muy claro. La vida es un cambio constante.

¿Entonces, para qué aferrarnos a nada? Ni a un trabajo, ni a una pareja, ni a una vida establecida y cómoda. La práctica del desapego se impone. Soltar, abandonar, dejar caer los brazos, no luchar contra lo inevitable.

Mi amigo Ibrahim, arquero de tiro tradicional de setenta y un años, asegura que en la vida son más importantes los accidentes que lo que tu has planeado para tu futuro. Porque todo se acaba derrumbando, torciendo, yendo por otro lado.

Si tal es así – y con años he ido comprobando que lo que dice el bueno de Ibra es cierto- ¿A que aferrarse? Lo que tenga que suceder, sucederá.

Sin embargo, para desapegarse de algo o de alguien, hace falta haberse apegado antes y uno comprueba que los que más fácilmente realizan los cambios, suelen hacerlo por su dificultad para los apegos, pues nunca estuvieron realmente unidos a nada ni a nadie con la suficiente profundidad.

Cambiar es dejar de hacer lo que uno ha hecho hasta ahora. Dejar de dar vueltas en círculos, o de escapar cuando uno sale de los baches siempre de la misma manera.

Para algunas personas, sumergidas en periódicos cambios, precísamente lo fácil es cambiar: cambiar de pareja, de casa, de vida, de sitio, de amigos…

Para ellos, el cambio significativo sería dejar de cambiar, quedarse donde están, no luchar, no aferrarse a ninguna solución mágica, experimentar el estado emocional en el que viven y transitarlo para aprender, crecer y superarlo.

La historia de mi vida

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A éstas alturas de la vida, el que les escribe ha cambiado radicalmente de vida unas cuantas veces como para saber de lo que habla. En otras facetas de la existencia – por desgracia más de las que me gustaría- soy un absoluto ignorante, pero en materia de cambios, yo podría dar conferencias, escribir libros y crear una enciclopedia ilustrada.

Una conjunción Plutón Urano en casa ocho, opuesta a un Saturno en la dos (la casa de las transformaciones opuesta a la casa del dinero y las finanzas, los amantes de la astrología lo comprenden) hacen que las crisis sean mi modo natural de avanzar en la vida. Y os aseguro que uno se hace muy fuerte con un aspecto planetario así.

Comencemos con el relato.

-A mi madre, su familia no la dejaba casarse con mi padre. Debido a la culpa y a haber tenido que enfrentarse al clan y abandonarlo, mientras estaba embarazada de mi, se deprimió. En su barriga sufrí mi primera crisis. Ella no deseaba tenerme y me iba a dejar morir. Estuve a punto de fallecer en la barriga de mi madre. Algo bajó desde el cielo, una presencia de luz femenina, para evitar que yo muriera. Años después, en visualizaciones, sintonizaciones de reiki ect… éste recuerdo volvería a mi conciencia con tanta fuerza que he tardado años en procesarlo.

Pasé mi primera depresión infantil con siete años. En mi casa nadie se enteró.

Mi segunda depresión con once. Tampoco se enteraron.

Mi familia estaba demasiado ocupada trabajando (mi padre es trabajólico) y discutiendo entre ellos para darse cuenta de nada.

Me tuve que recomponer yo solo desde que tengo uso de razón.

Tengo problemas para pedir ayuda porque desde que soy niño a nivel afectivo NO HABÍA NADIE A QUIEN PEDIRLE NADA.

-Con veintiún años me diagnosticaron Distimia, un trastorno similar a una depresión crónica, suave y sostenida en el tiempo. La superé.

-Cuando me hice psicoterapeuta tuve que aprender a llorar, porque me había hecho tan duro, tan insensible a causa del dolor, que no sabía hacerlo. La tristeza se me atascaba en el pecho y apenas era capaz de derramar lágrimas.

-Hace muchos años, al abandonar la multinacional de publicidad en la que trabajaba como investigador de audiencias, afronté mi primer cambio laboral importante dejando un empleo estable y tranquilo para irme a trabajar con la famlia. Buscaba seguridad… solo encontré más crisis y más cambios con aquellos que más quebraderos de cabeza me han dado en la vida.

-Afronté otro cambio radical años después, al hacerme psicoterapeuta y abandonar ese puesto seguro y bien remunerado junto a mis parientes, hecho éste que provocó casi la salida por la puerta de atrás del clan familiar.

-Añadamos a ésto, entre medias, dos separaciones de pareja bastante traumáticas, que dejaron cicatrices en mi alma y entonces comprenderéis que de cambios y rupturas uno sabe bastante, de hecho, la vida me ha convertido en un experto en giros bruscos de existencia, cambios de profesión, de rumbo y de modo de vida.

Desde que estoy en éste mundo, he sufrido toda clase de agresiones, las más dolorosas procedentes de mis parientes y personas más cercanas. Me han intentado pegar, engañar, confundir, me han puesto los cuernos, me han mentido, humillado, ignorado… Lejos de hundirme, cada vejación y dificultad me ha hecho más sabio y más fuerte, más tierno, más empático y mejor persona.

Soy el hombre de los cambios y éstos aún no han terminado.

Ya no confío en la estabilidad. Hoy se que estoy aquí… mañana quién sabe.

Son, además, tiempos inestables en el mundo, demasiado cambiantes como para aceptar que las cosas van a durar siempre.

Ya no hay trabajos para toda la vida, ni parejas, ni lugares, ni situaciones que duren siempre. El mundo va demasiado rápido como para aferrarse a nada seguro.

La necesidad de seguridad y suelo bajo los pies

Los budistas hablan de varios maras o infiernos en los que los hombres caen a lo largo de su vida.

Uno de los más poderosos es el Skhanda Mara, o la Necesidad de tener un suelo bajo los piés.

De éste Infierno o Mara yo también podría dar alguna clase a los lectores de éste blog.

Cuando estamos en el Skhanda Mara sufrimos por tener seguridad, algo que nos sustente o sujete y nos de tranquilidad.

Cuando abandoné la empresa familiar por la puerta de atrás, sufriendo una especie de acoso y derribo del clan familiar, mobbing y conductas parecidas, confieso que el mundo se me vino abajo.

Sin pacientes suficientes para poder vivir de mi trabajo como psicoterapeuta, sin empleo, sin nada a lo que aferrarme, la vida se había convertido en un oscuro callejón sin salida.

El paro se me terminó tras dos años de buscar por todas partes sin encontrar empleo y sin que los pacientes, con el país en crísis, llegaran a mi consulta en número suficiente… y hubo un momento en que me vi en la calle y casi sin dinero para pagar siquiera la hipoteca de la casa.

No estaba acostumbrado a vivir con lo justo, e incluso con menos de lo justo.

Durante varias semanas solo comí pan. Era barato y yo no podía permitirme gastar dinero, tenía que ahorrar como fuera. Estaba muerto de miedo. Un miedo denso, atroz, que años después regresaría por circunstancias parecidas.

Por las noches me despertaba angustiado, sudando, tembloroso, sin saber qué hacer. Todavía padecía las secuelas del duelo por mi última separación de pareja. Un constante mensaje recriminatorio aparecía en mi mente: Eugenio, tío, con la edad que tienes deberías estar haciendo algo provechoso con tu vida y mira donde estás, no tienes nada.

Era verdad, no tenía nada.

Y sin embargo, tardé algún tiempo- y sufrimiento- en darme cuenta de que lo tenía todo.

Tenía mi vida, mi salud (algo que solo se valora cuando se pierde), mis amigos (los mejores que un hombre pueda desear), mi casa soleada en un barrio que me encanta, mis gatos amorosos, mis casi cuatro mil libros repartidos en estanterías, mi lucidez, que me ha sacado de tantos agujeros… mi capacidad para reirme y ser feliz, mi coraje, mi honestidad, mi compasión, mi entrega… tenía tantas y tantas cosas… pero sobre todo tenía algo que me hacía estar en el sitio exacto y en el momento justo: Tenía Libertad.

Sin ataduras de ningún tipo, sin servidumbres ni esclavitud, a empresas, parejas o situaciones personales de desamparo, yo podía reconstruir mi vida y reconstruirme con rapidez sin depender de otros.

Era el comienzo de mi nueva vida.

Pasé miedo, tuve insomnio, me angustié.

La de noches que dí vueltas entre las sábanas, sin saber por donde escapar, a quien recurrir o a donde ir.

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El miedo a padecer miseria, a perder mi casa, a no tener donde dormir o qué comer, se hizo muy sólido y lo compartí con el de cientos de miles de personas que, en España y otros lugares del mundo, viven situaciones críticas de necesidad actualmente. Me solidarizo con ellos desde aquí, pues se lo que es pensar que mañana no vas a poder sobrevivir ni vas a tener donde caerte muerto.

De vez en cuando, mis familiares, sintiéndose culpables por el modo en que se habían desarrollado las cosas con mi marcha de la empresa, me metían dinero en la cuenta. Dinero que me costaba aceptar, pues yo vivía éstas donaciones como limosnas y no me gustaban.

Ana Cano, una amiga terapeuta, me habló un día de la culpa inconsciente y de que les permitiera que me ayudaran para aliviar su conciencia.

Acepté esa ayuda y sobre todo fuí tirando como pude, con el paro, los subsidios – que fuí agotando por completo-, con trabajos ocasionales o alimenticios.

Debía dinero a mi primo Alberto, debía dinero a Paco Domínguez, mi terapeuta… aún se lo debo.

La situación se hizo crítica y tuve que desarrollar nuevas capacidades personales y talentos dormidos. Volví a echar el tarot, después de años de tenerlo abandonado, encontré centros donde ejercer de tarotista y también donde dar clases de tarot terapeútico con excelentes resultados y cambios vitales en los participantes. Más tarde me hice Maestro en Lectura de Registros Akáshicos, comencé a dar y recibir cursos y formación en terapias alternativas, me convertí en Terapeuta Floral, regresé durante un año a la radio, trabajando para la Agencia para el Empleo del Ayuntamiento de Madrid y encontré vías, soluciones para ir tirando en una época en la que sobrevivir no está garantizado para nadie. Me hice más espiritual, más sabio, menos dependiente, menos apegado a lo material. Más auténtico y valiente.

Soy, por encima de todo, un superviviente.

A fecha de hoy mi situación fluctúa. A veces tengo dinero para vivir, a veces me falta. Pero eso no cambia mi estado interior de calma, que ha sido la mayor ganancia obtenida en éste tiempo.

El mundo podría derrumbarse, yo se que sobreviviré.

La gente, en general, vive más o menos tranquila con sus vidas asentadas, aferrados a parejas, trabajos, casas, situaciones fijas que les reportan seguridad.

¿Serían capaces de hacerlo en mi situación?

Y si mi vida ha sido complicada, deberíais ver las vidas de personas en países del Tercer Mundo y en Vías de Desarrollo… ellos si que pueden darnos una clase a todos sobre navegar frente a la adversidad.

Descubrir que no necesito tantas cosas para vivir cómodamente, recuperar valores perdidos en mi interior, aprender lo que de verdad importa, volverme más ahorrador, menos despilfarrador, aceptar que nunca jamás habrá seguridad suficiente en ninguna de las áreas de mi existencia. Saber que es un autoengaño pensar que algo es seguro y más engaño aún vender tu alma, tu existencia por un gramo de seguridad, a una empresa, a una pareja, a una situación insatisfactoria.

Muchas personas hipotecan su existencia para garantizarse la supervivencia económica… les cuesta

Con la edad he comprobado que el valor para cambiar de situación se pierde y los caminos se estrechan. Es mucho más fácil saltar al vacío siendo joven, con otra capacidad de recuperación, cuando el mundo lleno de oportunidades y hay más facilidad para encontrar pareja y trabajo, que con sesenta o setenta años y la vida hecha y ya encajada. Y sin embargo hay gente que se atreve a hacer grandes cambios incluso a esa edad.

Nunca es tarde para saltar.

Tengo cuarenta y ocho años, me suelen echar diez o doce menos. Pese a los cambios voy envejeciendo bien. Gente con diez, doce y quince años menos, está mucho más cascada que yo a su edad.

Sencillamente, ya no llegarán a los cuarenta y ocho en mi estado.

Y si alguien piensa que he perdido el miedo al cambio en todo este tiempo se equivoca….CADA VEZ TENGO MÁS MIEDO. PERO CADA VEZ TENGO TAMBIÉN MÁS CORAJE PARA SUPERARLO.

 De algo podemos estar seguros todos… nuestra vida va a cambiar. Unas veces lo provocaremos nosotros, otras el cambio vendrá de fuera. Será un cambio felíz o será traumático.

Nuestra vida puede derrumbarse en cualquier momento.

Abandonar la zona de seguridad, la cómoda zona en la que nos movemos a veces, se impone. Dejar de luchar y de aferrarse, dejar de buscar soluciones para no encajar nuestro estado emocional, también.

Y para ello solo puedo recomendar coraje, calma, fe… y un libro magistral que siempre me ha ayudado en éstos tránsitos, un libro compasivo, valiente, que no ofrece caramelos ni promesas, que acompaña mientras atravesamos momentos muy duros.

Se trata de Cuando todo se Derrumba, de la monja budista norteamericana Pema Chödrön.

 Pema Chodron

Que tengáis felices cambios.

Y que si no lo son, aprendáis de ellos y os hagan mucho más fuertes.

Desde VerDeVerdad, un saludo a todos los lectores y mi más sincero abrazo y solidaridad para los que sufren.

Entre todos Vamos a Cambiar el Mundo.